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Teatro en el cine. Kenneth Branagh en un Shakespeare musical: «Trabajos de amor perdidos»

Horacio Otheguy Riveira.

Kenneth Branagh es un hombre de teatro apasionado que entra en el cine con 29 años, actor y director de la mano de Shakespeare con una de sus obras más complejas: Enrique V, que también llevara a la gran pantalla el gran Laurence Olivier, con quien se le comparó al comienzo de su carrera.

Branagh es, desde entonces, mucho teatro y mucho cine, lo abarca todo, de género en género, de pequeñas obras independientes a espectaculares producciones de las que dejan mucho dinero para seguir trabajando arriba y abajo y a los lados, como cuando estrena en el off de Broadway o Londres en funciones muy comprometidas para poco después hacerlo con otras obras en grandes salas junto a ilustres colegas.

Su talento artístico lo acompaña de una calidez y simpatía entrañables en las ruedas de prensa. Esa misma tendencia que genera admiración y confianza está muy presente en este, su único musical, donde desbroza el original de Shakespeare para reacondicionarlo con una vitalidad amorosa que asombra y conmueve.

Si sus producciones resultan generalmente apasionantes por los muchos temas que tratan, estos Trabajos de amor perdidos (2000) se centran en la eterna adolescencia emocional de un grupo de hombres rendidos ante una cohorte de damas que con muy poco seducen lo suficiente para convertirse en el centro de una sociedad que quiere ser machista pero no puede, fatalmente derribada por el encanto y la perspicacia de las mujeres que se han convertido en personajes de fuste. Es una licencia poética del escritor, sin duda, pero se la juega entero por ellas y para ellas hasta caer rendido a sus pies… y Kenneth Branagh atrapa la idea y el planteamiento al vuelo y la convierte en un trepidante musical ambientado en los años 20 con música y canciones que forjaron el género en el fenómeno producido de Broadway al cine tras el crash del 29. Un mundo de alegría imparable en buscar del amor, de frustración en frustración hasta la victoria final.

Las dificultades, torpezas y delicias de la búsqueda del amor se convierten en un homenaje al Shakespeare más desenfadado, algo que solo un hombre de teatro que viene del clásico (en teatro y cine, participó y/o dirigió Hamlet, Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces, Macbeth…) es capaz de desmontarlo de una manera tan brillante, con un reparto excelente que transmite la misma felicidad que aquellos musicales aportaron al mundo. E incluye en el tramo final un impasse bélico con su dosis de tragedia, para luego recuperar y potenciar la alegría desbordante de quienes necesitan imperiosamente amar y ser amados en el exuberante volver a vivir, propio del final de la primera gran guerra.

Muy recomendable para los amantes de los clásicos y para los que le tienen miedo y no se atreven a probarlos: es puro teatro, alta comedia que da pena que se termine. Te olvidas del tiempo original (finales del siglo XVI) y de las peculiaridades históricas para quedarte con un postre esencial: hombres y mujeres en busca del infinito placer del amor contra toda clase de prejuicios. Eso sí, muy cantado y bailado con un despliegue musical, escenográfico y de vestuario encomiables.

ACTUALMENTE PUEDE VERSE EN MOVISTAR PLUS

Interpretado por: Alessandro Nivola, Kenneth Branagh, Alicia Silverstone, Natasch MacElhone, Emily Mortimer, Nathan Lane y Timothy Spall, entre otros.

Producido por dos gigantes, Stanley Donen y Steven Spielberg.

Y una curiosidad, la misma película doblada al lenguaje popular de la India, con el estilo inconfundible del llamado Cine de Bollywood visto por millones de espectadores distribuidos por los numerosos países donde se ha implantado una comunidad india.

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