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«Una rubia muy legal»: cuento de hadas musical con ingenuo mensaje feminista

Horacio Otheguy Riveira.

El esnobismo de unas chicas se va deteriorando para dar paso a una madurez sentimental e ideológica con permanente toque de comedia.

Tal la síntesis de las películas en que se basa esta comedia musical, dos muy taquilleras, realizadas en 2002 y 2003. Luego pasaron al teatro musical con mayor éxito en Londres que en Broadway, pero en todas partes cuentan con abundante público que aplaude su ingenuidad emocional y sus muchos bailes, fundamentalmente femeninos, jóvenes que forman un divertido «coro griego» que informa cantando, y participa activamente en la trama de una guapa sin muchas luces despreciada por su novio por no dar la talla intelectual de graduarse en Harvard. Pero, como mandan los cánones de las chicas corajudas, ella consigue entrar con notable alto, y a partir de ahí protagonizar una historia de amistades, amores, me too con madurito que se sobrepasa, y cóctel hilarante que incluye algunas gotas de intriga vagamente policiaca con tribunales incluidos y homenaje gay bien colocado.

¿Cómo funciona todo esto con músicos en un palco y muchas canciones minadas de bailes y rápidos cambios de vestuario? Bastante bien y bastante mal, ofreciendo un conjunto de momentos agradables por un reparto muy desparejo, con aciertos y fallos a partes iguales, principalmente en voces de cantantes (donde abundan los gritos mal vocalizados) y una partitura nada inspirada.

Con todos los lugares comunes de una comedia menor, durante dos horas y media hay suficiente animación como para que los espectadores rendidos ante las películas disfruten de un juguete musical que es, a su vez, un cuento de hadas ingenuamente feminista, con una trama que resulta completamente inverosímil pero eficaz al sucederse en un óptimo marco escenográfico donde el vestuario siempre resulta brillante. Un burbujeante show al parecer muy fácil de compartir por gente de todas las edades.

Las escenas de conjunto tienen momentos de esplendor al mejor estilo de las grandes revistas musicales. La escenografía, muy funcional, con estupendo apoyo de proyecciones. (Foto: gentileza Antonio Castro).

 

Maia Contreras es Paulette: una encantadora peluquera, tan simpática como excelente cantante con gran lucimiento en varios cuadros..

Tres actores-cantantes que destacan notablemente dentro de un numeroso elenco que pone profesionalidad e imprescindible buen ritmo a todo el espectáculo. (Fotos de la producción).

Íñigo Etayo (admirable «ladrón» en Anastasia) es aquí un estudiante buenazo, clave en el proceso de crecimiento y éxito personal de Elle Woods, protagonista de la historia.
A la veteranía de José Navar (Anastasia, Full Monty) le viene como anillo al dedo este personaje de temido profesor Callahan en la universidad de mayor prestigio mundial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto: gentileza Antonio Castro.

 

Foto: Antonio Castro.

 

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