Portentosa Clara Sanchis se convierte en Juan José Millás, y al fin este es un “bastante” Juan José Millás
Horacio Otheguy Riveira.
Un enredo muy existencial, oscuro como la piedra filosofal todavía no inventada y traslúcido como la insigne voluntad de buscar el ser que se es, esgrimida por Luigi Pirandello. Venga de donde venga, sea como sea, en un escenario amplio, con solo una silla, un perchero y una pantalla en la que pasan algunas cosas importantes, Clara Sanchis dispara a quienes quieren impedirle dar una conferencia sobre realidad y ficción en un Instituto. Lo hace al grito de ¡Cómo no voy a ser Juan José Millás, para qué voy a mentir, podría ser cualquier otro porque Juan José Millás es una mierda! Y pasa a secuestrarnos pistola en mano, furiosa, hace suyo el tablado demasiado grande para su cuerpo delgado, vulnerable, sus manos de pianista avezada, su bolsa de la compra, pero la actriz se funde con el personaje, el que escribió el texto, suma y síntesis más o menos excesiva, como suele, de artículos y fragmentos de novelas, lo femenino de Clara se funde con el masculino de JJM, y de entrada se pregunta si será bastante Juan José, si todos somos bastante lo que aparentamos ser, lo que queremos ser…
Ella asegura que es quien dice ser. Se sabe y se siente el escritor en las palabras que parecen no terminar nunca, las palabras a las que se les rinde culto y pleitesía, escritas y dichas, y en el camino de su conferencia altamente sugestiva, muy nerviosa, muy alterada, al fin descubrimos que no solo JJM es bastante JJM sino que la actriz es mucho más, salta el bastantismo hasta constatar una evolución en el arte de interpretar que va, palmo a palmo, hacia cimas de fascinante sensibilidad en una carrera nada meteórica, llena de bastantes, creciendo paulatinamente entre un musical Perro del hortelano de los 90 al misticismo de Mayorga con Teresa de Jesús, pasando por la familia criminal de Festen o Una habitación propia de Virginia Woolf y hasta un inquietante Mago en recodo de caminos siempre complejos, temerarios.
Y ahora esta forma renovada de moverse, de respirar, con unos recursos vocales y corporales inéditos, guiada por Mario Gas, como en otras ocasiones por su madre Magüi Mira o Mayorga o María Ruiz… Voces, manos, lecturas, la proeza de colmar de existencias posibles los perfiles de personajes pergeñados entre palabras ajenas. Ahí es nada. Lo que hace Clara Sanchis en esta función titulada Miércoles que parecen jueves es tan notable que supera toda expectativa.
Se mueve con energía, mala leche y mucha simpatía contagiosa entre el público al que apunta con una pistola mientras resuelve su complejo texto hecho de textos, verborrea que en su boca se convierte en poética de drama singular con sus espías, sus mujeres, sus hombres, sus niños… y sobre todo su enfrentamiento (tan Millás) al sistema de valores convencionales moral y socialmente expresados para fortalecer nuestra imaginación, nuestro “se me ha ocurrido” al margen de lo que se espera de nosotros.
Los espectadores se encuentran a gusto, pero quienes más y mejor comunican con el invento escénico son las mujeres. A poco que se recorra el patio de butacas —lleno un viernes—, todo brilla con las sonrisas cómplices de las mujeres que acompañan la actuación de la actriz, que va y viene, corre todo lo que puede y más, se entrega de tal manera que este cronista se sintió tan cercano a su juego que de pronto miró hacia arriba del escenario con la extraña sensación de que bajaría un trapecio, y en él Clara Sanchis ofrecería un número magistral aéreo para continuar con su conferencia desde la altura donde se encontraría con el escritor que, subiendo y bajando alocadamente, por una cuerda circense, intentaría defender que el auténtico es él y no ella que se llama Asunción Ortega, o algo así, y Clara Juan José asegurándole que es un perfecto gilipollas. Mi imaginación se desborda, pero no llego a perderme un segundo de esta aventura teatral insólita que seguramente tendrá mucho tiempo de gira porque la actriz navega por ella con tal grado de felicidad que irá descubriendo mayores matices, función a función. Y no es para menos. Pocas veces se cuenta a edad tan temprana (muy joven espiritual y físicamente) la posibilidad de ser otra y otro a la vez en el tan complejo ámbito de la creación teatral.
Dramaturgia: Juan José Millás
Dirección: Mario Gas
Reparto: Clara Sanchis
Videoescena: Isabel de Ocampo
Producción: Entrecajas producciones teatrales y Clara Sanchis
TEATRO QUIQUE SAN FRANCISCO (TEATRO GALILEO) DEL 15 Nov. AL 17 Dic. 2023