Meryl Streep en cuatro grandes obras de teatro llevadas al cine
Horacio Otheguy Riveira
La enigmática Amante del teniente francés que antes fue la torturada madre de La decisión de Sophie empezó su carrera con un dominio sobresaliente de adaptación a cada lenguaje desde el inglés de origen. Sus acentos de regiones y países, etnias y razas le permitieron ir a los castings dominando los personajes, y poco a poco todos sus talentos sumaron hasta entronizar a una actriz admirada y querida por la profesión en la que se aplaudió también su generosa capacidad de adaptación a todos los géneros junto a estrellas indiscutibles a lo largo del tiempo, tales como Robert Redford (Memorias de África), Clint Eastwood (Los puentes de Madison) o Robert De Niro (El cazador, Enamorados), entre muchos otros. Imbatible en nominaciones a los Oscar, ya ha ganado tres, además de muchos galardones internacionales.
He aquí cuatro títulos que son adaptaciones de valiosas obras de teatro, una de ellas un musical muy ambicioso y difícil por demás de cantar. En todas estas películas estar junto a Meryl reconforta más de lo habitual frente a una gran actriz, ya que son cuatro creaciones muy distintas, empeñada siempre en «ser» un personaje único en su manera de comportarse, hablar y pensar.
Plenty, de David Hare, dirigida por Fred Schepisi, 1985.
El fondo y la forma de esta película peculiar, guarda una crisis personal capaz de cambiar radicalmente las constantes vitales de una existencia de mujer luchadora.
Plenty (Mucha/Más que) es la historia de Susan Traherne, muy afectada por las experiencias vividas durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Profundamente impresionada por los héroes anónimos de la Resistencia francesa a los que pasaba información confidencial, le resulta muy difícil adaptarse al mediocre y anodino mundo de la posguerra. La actriz compone un personaje muy afectado emocionalmente, poco seductor en principio, pero a su vez con una carga erótica muy interesante.
Una película extraña en la época, y aún hoy, marcada por el peculiar estilo del autor David Hare, de notable influencia de Harold Pinter al desarrollar atmósferas en las que destaca más lo que se calla que aquello que se dice, y además por el director australiano Fred Schepisi, muy dado a frecuentar un cine fuera de los cánones de la gran industria.
[Del teatro de David Hare, hemos visto poco en Madrid. Lo más destacado se presentó en el Festival Escena Contemporánea de Madrid en el mes de enero de 2010: Vía Dolorosa, escrita tras un viaje a Israel (Reina Sofía, días 27, 28 y30), The Blue room (sala Pradillo, del 9 al 11 de febrero; en castellano, La habitación azul, con Amparo Larrañaga y José Coronado —estrenada solo en gira—) y Skylight (Pradillo, días 13 y 14), y en castellano: A cielo abierto, 2013, José María Pou, Natalie Poza y Sergi Torrecilla, estrenada en el Teatro Español].
La duda, John Patrick Shanley, autor y director, 2008.
Una monja estricta, directora de un colegio, se muestra muy dura ante la sospecha de pederastia por parte de un cura profesor involucrado de manera destacada en la educación de uno de los niños. Entre muchas asperezas ambientales y dudas que alcanzan a los espectadores, la superiora que asume Meryl Streep es de una frialdad implacable que solo en los minutos finales dará lugar a aspectos muy sutiles de emociones encontradas y capacidad para enfrentarse a contradicciones que creía imposibles.
A su lado, Philip Seymour Hoffman consolida una creación donde las miradas y secretas angustias se confabulan en una trama más propia de cine negro que del cine psicológico que trasunta los espinosos caminos de la fe.
Otros temas paralelos hacen especialmente interesante este singular melodrama eclesiástico en los límites de un colegio católico entre tres religiosos (la tercera es una novicia conmovedora en manos de Amy Adams) y un angustioso e improbable deseo sexual entre medias.
[En los escenarios de Madrid se vieron dos versiones, la primera con Pilar Bardem-Juanjo Cucalón, en 2007, bajo el título de «La sospecha», y la segunda, en 2017, con Carmen Conesa-Ernesto Arias, respetando el título original.]
Agosto, de Tracy Letts, dirigida por John Wells, 2013.
Otro personaje antipático que la actriz borda magistralmente. Es única en interpretar seres inquietantes con los que no resulta fácil empatizar, y sin embargo acabamos grabándolos en nuestras emociones de espectadores alelados.
Violet Weston es una mujer manipuladora, autoritaria, hacia su marido e hijas, dominada por angustiosas frustraciones, dependiente —como millones de estadounidenses— de ansiolíticos y otras drogas legales de las que abusa, yendo de médico en médico para obtener sus recetas. Es una de las grandes creaciones de la historia del teatro. La obra original dura casi cuatro horas y fue representada en Barcelona y Madrid con gran éxito y en el mismo año 2011. En la Ciudad Condal, protagonizada por Anna Lizarán, y en la capital del reino, por Amparo Baró, ambas ya fallecidas. Fueron dos versiones muy aclamadas y muy distintas: la catalana dirigida por Sergi Belbel, la madrileña por Gerardo Vera.
La película reduce la duración a la mitad y, entre otros aspectos, altera el personaje que interpreta Julia Roberts con un final para lucimiento de la actriz. Aunque muy inferior a la obra original, interesa verla por el encomiable trabajo de todo el reparto, y sobre todo por la genial composición de la Streep, una madre terrible fuera de serie.
Into the woods, de James Lapine y Stephen Sondheim, 2014.
Un musical representado dos veces en Broadway, a partir del estreno en 1988, en Londres, 1990 y 2007 en Sydney. Fue comentado en estas páginas como Teatro en el cine: Disney versus Disney en el fantástico bosque de Stephen Sondheim.
«Versión libre de los célebres cuentos mágicos de los Hermanos Grimm que, dentro de una estructura de obra musical, entrelaza parte de las tramas de Cenicienta, Caperucita Roja, Jack y las judías mágicas y Rapunzel. Todos ellos se combinan en una historia original que protagonizan un panadero y su esposa, su deseo de formar una familia y su interacción con la bruja que les ha echado una maldición».
Sin más preámbulo, he aquí una secuencia donde luce el inmenso talento de Streep.