‘La red púrpura’ explota la violencia en un primer capítulo deslumbrante
PILAR M. MANZANARES.
Tras el éxito de “La novia gitana”, “La red púrpura”, su secuela, se posicionaba como uno de los estrenos del año de cara a esta nueva temporada. La expectación era bastante grande y tras haberse emitido el primer capítulo en Atresplayer el pasado 8 de octubre, solo puede decirse que su inicio ha estado a la altura. Con unos primeros cincuenta minutos de vértigo, Paco Cabezas y el resto del equipo han dado el pistoletazo de salida a la nueva aventura de la inspectora Elena Blanco (Nerea Barros) y el resto integrantes de la unidad de la BAC.
En este primer episodio, Elena y sus compañeros siguen el rastro de la red púrpura, una peligrosa organización criminal dedicada al tráfico de vídeos snuff y que está íntimamente relacionada con la desaparición de Lucas, el hijo de la inspectora, varios años atrás. Sin saberlo, Elena está a punto de meterse de lleno en uno de los casos más turbios y retorcidos de su carrera, donde la sangre, el dolor y la muerte campan a sus anchas.
“La red púrpura” es para muchos la novela más dura y tétrica de todas las escritas por Carmen Mola. La violencia es el caldo de cultivo de esta historia que no ha dejado indiferente a nadie que se haya atrevido a asomarse a sus páginas. Por eso, no es nada fácil trasladar este relato a la pequeña pantalla. Sin embargo, Paco Cabezas lo ha hecho de una forma apoteósica. En “La novia gitana”, el director dio muestras de haber captado al milímetro la esencia y el tono de Carmen Mola. Con “La red púrpura” ya no cabe duda de que así ha sido.
Lo mismo ocurre con todo el reparto. Cabe destacar a una Nerea Barros descomunal, que ya ha hecho a Elena Blanco completamente suya. Lo mismo ocurre con Lucía Martín Abello quien habla, siente y respira como Chesca. Cómo olvidar a un Buendía (Frances Garrido) más asentado que nunca, a un Zárate (Igancio Montes) llevado al extremo, a una Mariajo (Mona Martínez) que cobra un protagonismo más que merecido y a un Orduño (Vicente Romero) que sabrá lo que es tocar fondo y resurgir de sus cenizas.
Al más puro estilo Alejandro Aménabar en “Tesis”, Paco Cabezas nos abre la puerta al mundo de las películas snuff, de la violencia gratuita, del asesinato como negocio y nos traslada un par de preguntas ¿Cuánto vale la vida humana? ¿Hasta que punto son ‘humanos’ quienes sufren con el dolor ajeno? Alejada del sensacionalismo, nada es gratuito en “La red púrpura”, cada plano cuenta y cada grito habla. Gracias a todo el equipo por enseñarnos cómo si se deben hacer las cosas. Disfrutemos del viaje.