Asesinato y adolescencia: tragedia en alza cuando se abrazan víctima y verdugo
Horacio Otheguy Riveira.
Un abrazo brutal, auspiciado por un sistema social siniestro, con todos los demás viviendo como si no sucediera, solo interesados en nuestra cotidiana supervivencia .
Un drama internacional, no solo español, de donde surge esta notable propuesta escrita por Alberto San Juan y dirigida por Andrés Lima: la angustia circular de los adolescentes que tienen entre 12 y 18 años con castigos por Código Penal, entre 14 y 16 años. La violencia de adolescentes entre sí y de adultos que les acosan en colegios y familias puede fundirse dentro de una amalgama de estridencias con el punto en común de una creciente frustración social que fusiona el desamparo económico con abundantes grietas en la inteligencia emocional, en el descontrol de lo que necesito y lo que deseo y lo que puedo conseguir.
Asesinato y adolescencia es un eficaz ejercicio de dirección montado sobre una dramaturgia de escaso desarrollo, más cercana a un profusión de sugerencias que apenas se articulan en escena. Todo se basa en un devenir de situaciones a modo de flashes con gran apoyo de proyecciones testimoniales ligadas a determinada realidad en los jóvenes, los telediarios, la abrumadora violencia en centros de menores… y un hombre solitario que les ama, les desea, se tortura y cada tanto les mata, como quien mata el objeto de su deseo, como quien destruye lo que ama. Y todo en un contexto donde la autodestrucción individual se acrecienta en un sistema sociopolítico con auge desmedido de políticas reaccionarias que generan la aniquilación de su propio bienestar. De momento no se dan cuenta, pero en la tan “liberal” desaparición de lo público en pos de la absoluta privatización va el caldo de cultivo de una violencia que se lo comerá todo, también a los señoritos que de momento se festejan, tras el obvio deterioro de la Educación, la Salud, el Día a Día…
Con más carencias que aciertos en el texto (más bien un guion en el que no se hace mención alguna a los dramas de las madres solteras ni a las violaciones…), la creación audiovisual de Andrés Lima y su excelente equipo lanza algunas propuestas inquietantes; en realidad nos convocan para debatir, guiados por dos intérpretes, únicos en escena, que se involucran intensamente. Ellos son La joven desolada y El desolado asesino en un trayecto donde las dificultades de interpretación consiguen remontar felizmente, gracias a una serie de matices bien encadenados.
Lucía Juárez (Prostitución, El paraíso perdido) y Jesús Barranco (Quitamiedos, El encanto de una hora,) despliegan notables recursos físicos para unas actuaciones de gran profundidad, donde el marco escénico surrealista recibe sus emociones sin cortapisas. A flor de piel, elaboran y exhiben unas dotes que, con su sola presencia, divulgan la desesperación de sus personajes.
De Alberto San Juan
Dirección Andrés Lima
Con Jesús Barranco y Lucía Juárez
Coro de adolescentes Conchi Albiña, Lucas Alcázar, Mari Carme Chiachio, Valentina Lima, Álvaro Ramírez, Bruna Pérez, Julen Gadi Katzy, Miguel Moya, Bruna Lucadamo, Pedro Vega, Miriam Pérez y Alfredo Domínguez
Diseño de espacio escénico y vestuario Beatriz San Juan
Diseño de iluminación Valentín Álvarez
Música y espacio sonoro Nick Powell
Diseño de sonido Enrique Mingo
Videocreación Miquel Àngel Raió
Producción Checkin Producciones Joseba Gil
Ayudante de dirección Laura Ortega
Residente ayudantía de dirección Teatro Español Cristina Simón
Una producción de Checkin Producciones y Teatro Español
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