Segunda temporada de Mamma Mia!, otra vez con Verónica Ronda, formidable protagonista
Horacio Otheguy Riveira.
El público se siente tan feliz ante este espectáculo que sigue melodías y canciones marcando ritmo con la cabeza, las piernas, bate palmas al menor descuido y aplaude con ganas los aciertos de la representación, conocidos de memoria por la mayoría embelesada por las historias de amor y desamor, de la libertad sexual de los años 70 donde una mujer fue capaz de andar por tres cuerpos masculinos, en busca de placer, de amor, de aventuras con las que desandar la vida que le tocó vivir, de la que salió embarazada y por ello su madre la echó de casa («Una de las mejores cosas que ha hecho») y marchó sola y atrevida como pocas a reiniciar su vida en una isla de Grecia.
Esta es Donna, dueña de un pequeño hotel en una idílica isla griega, que mantiene con más energía que éxito, poco personal y una hipoteca que pagar. Allí ha criado sola a Sophie, que va a casarse. La joven, sin decir nada a nadie, decide invitar a los tres hombres que pasaron por la vida de su madre, con el fin de que su verdadero padre le acompañe al altar. Donna, por su parte, invita a dos amigas de la infancia. El reencuentro del grupo provoca variadas emociones con un gran coro de bailarines-actores-cantantes en torno a un estupendo reparto de intérpretes dirigidos por Juan Carlos Fisher con tal precisión que consigue lo más importante en un musical: que todo fluya como si fuese lo más fácil del mundo, ya que las complejas coreografías, las difíciles tesituras vocales y la propia trama de entrañable comedia y melodrama son elementos que se expanden por el gran escenario con un talento capaz de borrar todo recuerdo de la película y de otras puestas en escena, porque desde el comienzo esta Mamma Mia! cuenta con la palpitante alegría de los que la reconstruyen cada tarde como si fuera la primera vez.
El habitual No Has Visto Nada Igual se da maravillosamente bien en todos los cuadros (excepto dos breves en los que decae el interés) con el sobresaliente protagonismo de Verónica Ronda, actriz y cantante, a menudo con tales atributos por separado, que aquí fusiona por vez primera en un musical que le exige mucho y en todos los registros aprueba con creces. Aporta encanto, ternura, carácter, sentido del humor y una flexibilidad corporal de muy alto nivel entregada de lleno a una coreografía más y más exigente, a medida que se desarrolla la función. Un show que acaba muy arriba, con todos los presentes de pie junto a su butaca, bailando al compás de las últimas canciones como bises que el público festeja con entusiasmo.
MAMMA MIA! El Musical, está basado en los 23 grandes éxitos de ABBA desde «Dancing Queen» «Gimme Gimme Gimme», hasta «Chiquitita» y «The Winner Takes It All» entre otros. Un homenaje a las madres y a sus hijas, al amor y a los viejos amigos.
Verónica Ronda brilla con fuerza en un personaje inédito en su carrera hilvanada con brillantes interpretaciones.
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