‘Tierra’, de Eloy Moreno

POL ANTÚNEZ NART.

Que el mundo en el que vivimos es ficticio y artificial es algo que, en mayor o menor medida, todos conocemos, aunque ese conocimiento no tiene, necesariamente, que implicar una animadversión por nuestra parte. De hecho, lo que nos encontramos hoy en día, es más bien una relación de dependencia atroz con un mundo virtual que precisamente nos sitúa fuera del mundo físico. Esta realidad paralela ha localizado un vehículo en la cultura de la imagen, donde instalarse y propagarse hasta el infinito, y es precisamente dicha situación, la que pretende retratar Eloy Moreno en su novela, Tierra. Una historia distópica que con seguridad no dejará a nadie indiferente.

Para cumplir su objetivo, el autor tratará de reflejar distintos hechos inverosímiles a día de hoy, aunque terriblemente probables en un futuro próximo, para manifestar, no solo el poder que guardan las apariencias en nuestra sociedad, sino la credibilidad que les damos a estas, las cuales en la mayoría de los casos restan muy por encima de lo que nos podemos encontrar, o podemos ofrecer en la vida real. Pero si nos detenemos a analizar de verdad la trama, podemos ver que la voluntad real de la historia, más que describir esta realidad artificial, es mostrarnos cómo se propaga, y darnos un porqué sobre nuestra adicción a ella. A este hecho se hace referencia desde el inicio en discursos como este, del padre de Nelly y  Alan:

“-Sí, todo es mentira…¿Y saben ustedes que es lo mejor de la mentira? Que no tiene límites. Cuando uno ha probado la parte adictiva de la mentira ya no hay forma de pararla, y se reproduce, y crece…porque siempre es posible crear una mentira mayor que la anterior.”

Sin duda, el de la falsedad, es un tema central en el libro, tratado manera magistral por un elenco muy extenso de personajes que utilizarán precisamente el vehículo de los medios de comunicación y las redes sociales para vivir su propia mentira, esconder sus miserias personales y encerrarse en una realidad alternativa en el mejor escenario posible para llevar a cabo todo eso, el mediático, pues es allí donde las mentiras se escenifican. Para ello, los concursantes entran a formar parte de un ‘reality’ en el que se muestra cómo se escogen a ocho personas con historias impecables (a simple vista), para emitir en directo un programa sobre una expedición de camino a Marte, que se establece con la finalidad de implantar una colonia para garantizar la preservación futura de la especie humana. En otro plano temporal distinto, descubriremos a donde nos llevará el misterio de Nelly y de su hermano Alan, como personajes principales, que se reencontrarán después de mucho tiempo sin tener contacto para poder seguir los pasos que les dejó en herencia su padre, y formar parte de un descubrimiento que dará sentido a toda la historia.

En esta línea, la narrativa que hace referencia al padre de Nelly, nos acompaña al interior de la sociedad, desde una perspectiva terriblemente cruda, en la cual el privilegio y la existencia de personas de primera y personas de segunda clase serán factores determinantes para entender el devenir futuro de los seres humanos, de un modo tremendamente explícito:

“Imagínate que mañana tienes delante de ti a miles de personas, pero solo pueden vivir unas pocas, no existe otra opción ¿Qué harías, cómo lo decidirías? Si hija mía, sé tu respuesta: intentarías salvarlas a todas, intentarías convencerme de que todas tienen el mismo derecho a vivir, pero ¿Y si fuera imposible? ¿Qué harías si tuvieras que decidir? Yo, en cambio, lo tendría más fácil, porque me he dado cuenta de que todas las personas no son iguales.”

Con esta diferenciación, de nuevo el padre de nuestros protagonistas, llevará más allá el factor de la desigualdad, orientándolo hacia la supervivencia. Esta idea será capital, pues tendrá mucho que ver con el desarrollo de la historia, y además se expondrá como motivo por el cual ansiamos mostrar en redes una versión excelsa de nosotros mismos y por el que buscamos exagerar todo lo que hacemos en nuestro día a día.

A modo de conclusión, me gustaría destacar que se trata de un libro perfecto para los amantes del misterio y de las novelas distópicas, aunque sin duda, si decidís embarcaros en esta lectura, no podréis evitar ver la trama como una realidad más que probable, e incluso demasiado cercana, por la concreción con la que está contada y la inevitable evocación a hechos que ya han ido sucediendo en la actualidad. Sin duda, un espíritu muy provocador por parte del autor, pero también muy útil para visibilizar, mediante acontecimientos extremos y futuribles, problemáticas que son estructurales en nuestro día a día, como pueden ser el clasismo o el valor enmascarador que pueden tener las redes sociales y los medios de comunicación a la hora de esconder la realidad de cada uno. Sabiendo esto, solo os toca darle una oportunidad y meteros en este universo de enigmas y falsas verdades que se halla encerrado en esta magnífica novela.

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