Paseo de Dylan Thomas en Laugharne, “Bajo el bosque lácteo”
UNA CALLE, UN LIBRO
Paseo de Dylan Thomas en Laugharne, “Bajo el bosque lácteo”
En Laugharne, un pueblecito perdido en la costa de Gales, pasó Dylan Thomas sus últimos años. El paseo de Dylan Thomas sale de la avenida principal a la izquierda y va entre árboles mirando la bahía hasta su casa. Es una casa colgada sobre el mar, las habitaciones están colocadas en varios niveles, en el jardín está el árbol que plantó su hija Aeronwy. Miramos el mar desde las ventanas, escuchamos la voz real de Dylan recitando poemas con entusiasmo en un gramófono. Antes de llegar a la casa se ve el granero diminuto donde escribía. Se ve la mesa llena de papeles que casi saltan las paredes repletas de objetos colgados en un desorden apasionado. Desde allí el poeta veía el bosque tupido que está al otro lado de la bahía.
Le inspiró “Bajo el bosque lácteo” un tumulto de personajes y de conversaciones, un marino recuerda sus travesías, una prostituta evoca a sus amantes, las comadres hablan, los borrachos se sueltan, el pueblo entero parece un bosque, las personas son como árboles, todo se mueve en el dinamismo de un sueño. Andrew Sinclair captó muy bien esa atmósfera en la película que interpretan con fuerza Richard Burton, Elizabeth Taylor y Peter O´Toole.
Más tarde cruzamos el bosque lácteo por un sendero entre una espesura radical , parecía que como Dylan latíamos entre las raíces de los árboles. Luego en el cementerio le pedí a Dylan Thomas que me diera la misma vitalidad misteriosa e visionaria que puso en se texto híbrido, libre y onírico que es “Bajo el bosque lácteo”. Que nos dé a todos ese ímpetu de la vida y la noche que ahora quieren reducir a fórmulas con las máquinas para todo.
ANTONIO COSTA GÓMEZ FOTO: CONSUELO DE ARCO