Se publica un libro colectivo en defensa del humanismo occidental
Ismael Sánchez.- Que la tradición occidental está recibiendo todo tipo de ataques en forma de intentos de “cancelación” es algo de lo que caben pocas dudas: se abaten estatuas, se descuelgan cuadros de los museos, se suprimen o rectifican palabras malsonantes en libros infantiles… Para plantar cara a esta pretensión totalitaria (maoísta) de borrar de un plumazo, o en su caso reescribir, la crónica de la cultura del pasado y sus valores perdurables, se acaba de publicar un libro colectivo titulado Los saberes de la tradición. El humanismo ante el siglo XXI, donde un puñado de autores y profesores universitarios abordan un legado que cubre más de veinticinco siglos, desde los presocráticos hasta Arendt, Zambrano, Rorty o Habermas.
Los textos que se reúnen en este libro fueron presentados, en forma de ponencias, durante las sesiones del I Congreso Nacional de Humanistas celebrado en Madrid en marzo de 2023, organizado por el Departamento de Literaturas Hispánicas y Bibliografía de la Universidad Complutense de Madrid. En el curso de las distintas sesiones, se pusieron sobre la mesa los principales argumentos del humanismo ante (y puede que contra) aquellos que se suelen manejar en este siglo XXI de manera hegemónica; así, declaran los editores del volumen, “frente a la erección del paradigma científico como único método aceptado para acceder a la verdad del hombre, reducido a un amasijo de hormonas y de neuronas, se postula el valor de los saberes de la tradición ˗y, por supuesto de la tradición de los saberes˗ como ejes primordiales para recobrar la auténtica vocación humana, que no es otra que la de elucidar cuál es su espacio en el mundo y el sentido de su ser y estar en él”.
Esta panorámica, siquiera sucinta, que en el libro se plantea del itinerario que ha recorrido el humanismo desde que naciera, en Grecia y Roma, se ha organizado en tres grandes bloques: en el primero, Javier García Gibert aborda las referencias básicas para delinear el perfil intelectual del humanismo entendido como una continuidad de conceptos y de autores, mientras que Javier Recas examina la utilidad de la perspectiva hermenéutica para dialogar con la tradición sin perder ni la perspectiva ni nuestra propia libertad respecto a ella. En el segundo se analizan ejemplos concretos del diálogo de los humanistas con la tradición (caso de Petrarca y su poema épico África, de la mano de Alfonso Lombana, o de Cervantes y el Quijote, de la de Antonio Barnés), y se incluyen sendos análisis de dos figuras que, aunque alejadas en el tiempo y el espacio, compartieron un mismo interés por el valor del conocimiento para la vida: el conde de Gondomar (estudiado por María Estela Maeso) y Pavel Florenski (por Juan Rosado Calderón). En el último bloque se acomete una radical crítica de la contemporaneidad (en el caso de Jesús Cotta, contra el odio al hombre que percibe en nuestros días, y en el de José Luis Trullo, contra el actual imperialismo de los sofistas y de sus valores deicidas) y se plantea la necesidad de rescatar los grandes valores de Occidente para evitar la catástrofe moral de la cual “solo un dios puede salvarnos” (en palabras de Martin Heidegger).
Con la publicación de este libro aumenta y se enriquece el número de voces que interceden en defensa de una tradición, la de la cultura occidental, que con sus luces y sombras continúa planteando el camino de mayor dignidad y pluralismo que tenemos a nuestra disposición. Frente al humanismo, todas las alternativas degradan al ser humano en la medida que, o bien le equiparan a cualquier otro ser vivo (una rata o un gusano), o bien aspiran a superarlo en aras de una entelequia fantasmal de imprecisos perfiles (caso del llamado transhumanismo). Si estamos a tiempo de detener o revertir esta deriva autodestructiva, se verá con el tiempo, pero mientras se dirime en uno u otro sentido, libros como este no solo no restan, sino que suman e incluso multiplican.