‘Euroblack: Crimen en Eurovision’, de Luis Miguel Sargento
HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.
Últimamente leo muchas novelas negras. Por un lado, esto está motivado por la amplísima oferta del mercado. Por otro, por la ambientación: como escritor (y, en un sentido cuasi espiritual, ser humano) me interesan los ambientes sórdidos, la decadencia tanto social como del individuo; esta es una temática que trata muy bien la novela negra, así como lo hacen ciertas obras de terror (ese es un melón que habrá que abrir algún día).
Mi lectura más reciente de este género es Euroblack: Crimen en Eurovision, de Luis Miguel Sargento. Pongo por delante (y abro el paragua contra los abucheos torrenciales) que no soy ni fanático ni seguidor del festival. Me quedé en los tiempos del Chiquilicuatre, un antes y un después en los recreos de aquel colegio de monjas donde aprendí a temer la cruz.
Pues bien. Luis Miguel parte, como en toda novela negra que se precie, de un asesinato: el candidato italiano es asesinado. Supongamos que además se trata del favorito y que el festival se celebra en Italia. Ya tenemos el molotov chisporroteando.
La novela se lee en un pispás. Casi toda la obra se fundamenta en diálogos. En este aspecto soy algo más clásico: me gustan los tostones descriptivos de ambiente, actividad y monólogos internos. Luis Miguel escribe en presente, con lo que ello implica. No deja totalmente de lado estos aspectos, sino que los dosifica a lo largo de los diferentes capítulos para evitar la reducción del ritmo narrativo.
Volviendo a los diálogos, decir que están muy bien escritos. Para ello atiendo tanto a aspectos estructurales (estructura en su conjunto, verosimilitud) como de contenido (forma de hablar de cada personaje, cadencia de las oraciones, gestos intermedios). Luis Miguel huye de la ya clásica novela de personajes clónicos donde la información surge como por ensalmo hablando con la persona correcta, esa que, de aparecer en la página diez (las primeras serían el asesinato), nos quedamos con una obra de quince. Todo encaja a la perfección, a la vez que las ramificaciones en los caminos de cada personaje, que van juntando sus granitos de arena para erigir una fortaleza inexpugnable.
Hasta aquí mi crónica. Una más para la tanda de lecturas recomendadas de este verano: playa, sudor y letras. Esas que nunca falten. El bochorno es muy malo, pero se lleva mejor con cierta abstracción literaria. Si te gustan las novelas policiacas y buscas una ambientación diferente, aquí tienes una opción más que válida.