‘Un desierto de hielo’, Maite R. Ochotorena
HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.
Un desierto de hielo es una novela de la autora española Maite R. Ochotonera, publicada por Planeta a inicios de este 2023. Quizá la tengáis reciente de las estanterías: Booknet acaba de reeditar una de las antiguas novelas de Maite, Donde habita el miedo, una edición de bolsillo perfecta como lectura de verano.
Pero centrémonos. Debe ser cosa de ser cántabro, pero amo irme por las ramas. Un desierto de hielo es la segunda obra que edita con Planeta tras el éxito cosechado por La mensajera del bosque. Se trata de un thriller ambientado en la Antártida (un ecothriller, si os gustan estas etiquetas) con tintes paranormales. Nada que empañe la visión del clásico lector racional aficionado a los mamotretos: Maite plantea una novela detectivesca en un entorno hostil y, en gran medida, desconocido. Es de entender que los misterios pueden superponerse. De dicha superposición surge el componente colindante con el realismo mágico, un factor más que nos empujará, como lectores afanados, a pasar páginas con el ritmo creciente de un cambio de marchas.
En lo personal, confieso que es la primera vez que leo a Maite. La conocía de las redes y al ver su libro me animé a darle una oportunidad. Y menuda oportunidad. Suelo ser reacio cuando comienzo a leer a un autor o autora nuevo, no sé, como todo hijo de vecino. Pero los primeros capítulos me arrojaron sobre las páginas. Los dos primeros, que sirven de desconcertante base de la obra al más puro estilo cinematográfico, son una locura, tanto de lo bien escritos/descritos que están, como por el manejo del ritmo narrativo, la alternancia de frase corta-frase larga, y el juego con la longitud de los párrafos.
Una vez superado este estadio, la novela se va encarrilando, sin ambages. Maite no titubea. Si hay que ir a la Antártida junto a una misteriosa policía noruega, hay que ir. No hay más. Bueno, en realidad sí: Mikel, nuestro protagonista, sufre un cáncer mortal. Lo único que quiere es desaparecer, en sentido literal. Desde el primer compás se nos muestra como un hombre algo hosco que ha aceptado su destino, leemos sus dudas y, a poco que seamos humanos, empatizamos. Poco a poco veremos el lado más cálido de este personaje, una vez él y la policía llegan a la base de la Antártida, cuyo nombre parece sacado de la demente mente de Lovecraft.
La trama que le sigue es un ir y venir de secretos, mentiras, traiciones… Y no de las que ocurren fuera de la pantalla. El lector será consciente en todo momento de que hay algo más. No solo se trata de un asesino demente cometiendo unas atrocidades gores, de las que me gustan, no. No es tan sencilla. Todo el personal de la base oculta algo, un personal al que Mikel estuvo vinculado en el pasado. Esto genera un sinfín de momentos de tensión que poco a poco van arrojando luz sobre los misterios, pero cuando una puerta se abre, cientos se cierran.
Como siempre, hasta aquí la tanatopraxia literaria. Destacaré un detalle y es la presencia del submarino Titan. Sí, ese. La novela fue publicada antes del desastre. Creo que si una autora posee esa clarividencia ya dice todo sobre la obra que tenemos delante. Todo bueno.
Así que haced como Maite. No titubeéis. Si seguís en duda respecto a las lecturas de verano, dadle una oportunidad a Un desierto de hielo. O a la nueva novela reeditada por Booknet.