‘La era de la eternidad’, de Héctor García

HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.

Como fiel amante de la obra de Tolkien y antiguo jugador de Warhammer, Minotauro es una editorial a la que siempre tengo echado el ojo. Si son dos, mejor. De un tiempo a esta parte inauguraron su colección Laberinto, que incluye obras de autores hispanohablantes de temática fantástica (fantasía, ciencia ficción y terror).

Guiado por la gente que conoces en las redes me compré La Era de la Eternidad, de Héctor García, un autor de lo más curioso al que tal vez conozcáis por su papel en la blogosfera. Si os suena kirainet.com, es su mano la que presiona las teclas. ¿Un Geek en Japón o La Magia de Japón? El mismo.

He de confesar que el viaje a Japón es uno de mis grandes pendientes. Coleccioné un ejército japonés en miniatura, repleto de samuráis, onis y dragones, e incluso he fantaseado en numerosas ocasiones con deambular por sus templos, respirando la pureza de la vida. Ese fue otro motivo por el que me lancé a por esta novela: a través de los ojos de un personaje occidental, recorreremos tanto el Japón contemporáneo como el feudal.

Así que manos a la obra. Hablemos de la novela. Es verano, al otro lado de la ventana las gotitas de lluvia se inmolan contra el cristal, un autobús salpica una balsa de agua sobre una pobre señora. Ese es el mundo real; está ahí fuera, al alcance de todos. A su vez, día a día se desarrollan mundos virtuales donde experimentar experiencias (¿qué si no?) inmersivas. Nathan, el protagonista de la novela, se sumergirá en una de ellas, siendo transportado al Japón feudal con la misión de convertirse en un héroe. Esto está relacionado con una marca de nacimiento compartida con Mia, su primer amor, un fugaz deseo no consumado: doce pecas detrás de la oreja.

Según progresa la historia, la trama del universo virtual se entrelaza con la del mundo real. En aspectos de trama no quiero detenerme porque en eso consiste el placer de la lectura: en la inmersión mencionada entre las páginas, en la evocación de las imágenes, en el disfrute por la ordenada narración de las ideas. Lo que sí que quiero hablar es de otros aspectos, como el lenguaje y el ritmo narrativo.

Héctor utiliza un lenguaje preciso, esto es, adaptado al personaje que da voz. No abundan las estructuras lingüísticas complejas porque no son necesarias. La mayor parte de las veces, este personaje será Nathan, escribiendo en primera persona. Para el lector occidental, se trata de un acercamiento a la cultura japonesa, abundando aspectos del carácter y del homenaje, así como vocabulario. El ritmo que lo acompaña es fluido en todo momento: la novela son 367 páginas, entre las que se incluye un breve apéndice de notas culturales. He leído la obra en dos tandas, a pesar de encontrarme corrigiendo las galeradas de mi próxima obra y sin vacaciones.

El tema de la realidad virtual y las inteligencias artificiales convierten a esta novela en apta para todo lector curioso, no solo aquellos amantes de la ciencia ficción o de los techno-thrillers (ese subgénero a medio camino entre la ciencia ficción pura y el thriller). Ideal para llevar a la playa. Además, destacar el matiz filosófico que, en ocasiones, pondrá en apuros morales a nuestros personajes. La obra invita a reflexionar sobre el significado del concepto de humanidad en un paisaje que se difumina, como un barco en el horizonte.

La Era de la Eternidad fue publicada en 2022. Podéis encontrarla en cualquier librería o a través de Amazon.

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