Entrevista a Raquel Calué, por “Mis días solo son porque están desordenados”
Por Laura Mas.
Entrevista a Raquel Calué, autora del poemario Mis días solo son porque están desordenados
Mis días solo son porque están desordenados (2023) es un poemario emotivo y cargado de honestidad en el que la autora nos regala reflexiones profundas que navegan por los distintos momentos y tiempos que la habitan. Raquel Calué (Madrid, 1992) es el seudónimo de Irene Redondo Rifé. Desde que aprendió a escribir, encontró en la poesía una válvula de escape a través de la que liberar sus sentimientos más intensos, incómodos y bonitos.
Tras la publicación de tu primer poemario, Las cartas que no llegué a enviarte (2022) ahora ve la luz tu segunda obra, también poética: Mis días solo son porque están desordenados. ¿De qué manera crees que ha evolucionado tu trabajo como poeta?
Es difícil contestar a esta pregunta, dado que en Mis días solo son porque están desordenados incluyo poemas escritos en mi adolescencia. Creo que, más que de evolución, podríamos hablar de modificación del enfoque; porque este segundo poemario tiene una temática completamente distinta al primero.
En Las cartas que no llegué a enviarte recorro con poemas la historia de un amor fallido, pero bonito y penetrante, mientras que en Mis días solo son porque están desordenados comparto la versión más intimista, existencialista y real de los pensamientos, emociones y sentimientos con los que he convivido a lo largo de mi vida.
Ayer, Mañana y Hoy conforman las tres partes de tu nuevo poemario, que está cargado de emotividad y reflexiones profundas. ¿Cómo has desarrollado esta obra que parte de momentos y etapas distintas?
Para desarrollar este poemario he tenido que hacer un trabajo de introspección y proyección, analizando y organizando mi ayer, mi hoy y mi mañana para que quien se anime a leerlo pueda comprender y hacer suyas mis reflexiones y emociones más íntimas.
El desarrollo de la obra ha sido duro en cierto modo, dado que he tenido que enfrentarme a mi “yo” más sentido, pero también ha sido bonito, porque siempre hay algo bello en encarar la verdad y mirarse al espejo de frente y sin filtros.
¿De dónde nace la necesidad de escribir sobre tu mañana y con qué retos te has encontrado a la hora de concebir momentos que todavía no han existido y/o una persona que aún no eres?
Es curioso porque la mayoría de los poemas recogidos en la segunda parte del poemario, el Mañana, los escribí entre los catorce y los veinte años. Durante esos años conviví con mis abuelos maternos; esos días, que para mí eran casi de los primeros de mi vida, para ellos fueron, en realidad, los últimos.
Mientras vivía esa experiencia sentí la necesidad de expresar todos los miedos que me provocaba el pensar que la vida se acabaría algún día y que pronto ellos ya no estarían con nosotras. Al mismo tiempo, pude ver las partes más bellas y especiales de la vejez, apreciar la sabiduría de nuestros mayores, su calma y su paciencia, y, en la mayoría de los casos (pese a que sea costumbre decir lo contrario), su capacidad de respetar lo que para ellos no es “lo normal”, aunque no alcancen a comprenderlo o no lo hayan visto antes.
Creo que, en gran parte gracias a ellos, ahora afronto la vida con más consciencia (porque se acaba) y con más calma (porque no podemos hacer nada para que no acabe).
Cierras tu poemario centrándote en el presente, ese hoy que es lo único que todos tenemos. En tus versos abordas el encuentro y la pérdida del amor. ¿De qué manera confluyen esos sentimientos y situaciones con tu pasado y tu futuro?
Mi hoy es irremediablemente la asimilación de mis experiencias de mi ayer, así como mi visión por lo que podría ser mi mañana. Es por ello por lo que el hoy confluye necesariamente con mi ayer, aunque ya sea pasado, y con mi mañana, que está por llegar.
En cierto modo, por eso siento que mis días, en el fondo, no tienen un orden cierto, sino que confluyen pasado, presente y futuro en la persona que soy. De ahí precisamente viene el nombre del poemario.
¿Por qué tomaste la decisión de publicar con seudónimo? ¿Tiene algún significado especial para ti el nombre que has elegido, Raquel Calué?
Cuando publiqué Las cartas que no llegué a enviarte, lo hice llena de miedos e inseguridades. Por un lado, no tenía claro si quería salir del anonimato que te puede dar el escribir bajo un seudónimo y, por otro, no veía la necesidad de mezclar mi carrera como abogada con mi afición por la escritura.
Con este segundo poemario he dejado atrás esos miedos e inseguridades y he tomado la decisión de exponerme tal y como soy, pero manteniendo el seudónimo, que para mí tiene un significado muy especial: “Raquel” era el nombre que mis padres iban a poner a mi hermana, y “Calué” está formado con las letras de los nombres de mis tres sobrinos.
Acabas de aterrizar en el género de la poesía, pero algunos de los poemas que conforman la primera parte de Mis días solo son porque están desordenados, el ayer, están escritos desde hace más de una década. ¿Cuándo empezaste a cultivar esta pasión?
Fue en mi adolescencia cuando encontré en las letras, más que una pasión, una vía de escape. Por la propia etimología de la palabra, la adolescencia implica el paso de la infancia a la edad adulta, lo cual hace de esta etapa de la vida una especie de cataclismo de abruptos cambios e intensas emociones.
En mi caso, sobreviví a ese cataclismo utilizando la palabra escrita para expresar lo que no sabía, no podía o no quería expresar de otra forma. Desde el principio archivé todo lo que escribía anotando la fecha en la que lo había escrito, y eso es lo que me ha permitido incluir en Mis días solo son porque están desordenados poemas y textos que escribí con apenas diez o doce años.
Tras las buenas críticas de tu primer poemario, ¿cómo está siendo la recepción entre lectoras y lectores de este segundo?
Creo que está gustando, lo cual me hace muy feliz. Al mismo tiempo, de todos los comentarios que he recibido, hay dos que, sin duda, se están repitiendo.
El primero de ellos es que, dada la intensidad de algunos de los textos y poemas, los lectores y las lectoras me han manifestado que se han sentido muy identificados e identificadas con emociones y pensamientos que nunca se han atrevido a expresar en alto. Estos comentarios me transmiten mucha calidez y cercanía.
El segundo es que les gustaría poder leer alguna obra mía más alegre. Esto segundo me lo he tomado como un reto personal.
¿Cuáles son tus poetas referentes?
Todos y todas los que he tenido la oportunidad y la suerte de leer. La literatura ha ido evolucionando a lo largo de la historia y se ha desarrollado, lógicamente, de diferentes maneras en cada cultura. Es por ello por lo que empaparse de la gran variedad de escritos a los que hoy podemos acceder nos enriquece, tanto para inspirarnos a nivel creativo, como para crecer a nivel personal.
No obstante, me identifico más con las personas de mi generación, pues disfruto mucho el estilo sencillo, plano, y sin excesivos adornos que muchas de ellas utilizan, aunque también me encanta y me inspiro con frecuencia en la generación del 27.
¿Qué momento crees que está viviendo la poesía actualmente? ¿Crees que redes sociales como Instagram son buenas plataformas para promocionar vuestro trabajo?
Creo que la poesía está llegando a los corazones de mucha gente joven gracias, precisamente, a redes sociales como Instagram. Este es, sin ninguna duda, un medio muy útil, divertido e interactivo para promocionarse y comunicarse con quien te quiera leer, tal vez con especial fuerza para todos los autores y autoras que, como yo, autopublicamos sin el respaldo de una editorial.
¿Cómo compaginas la escritura de poesía con la abogacía?
Para mí, compaginar la escritura de poesía o narrativa con la abogacía no tiene más misterio (al menos, de momento) que el compaginar la escritura con el resto de mi vida, y ello pese a que la abogacía es una profesión muy exigente.
Como desde (casi) siempre he escrito, lo que sería impensable para mí sería ahora dejar de hacerlo, aunque lógicamente el tiempo que le puedo dedicar es limitado, dado que trabajo en un despacho muy reconocido y con unos estándares de calidad del máximo nivel (RocaJunyent), en el que la innovación, la sostenibilidad y la internacionalización son prioritarios.
Se podría decir que la escritura me permite profundizar en mi faceta más emocional, y la abogacía me inspira y reta en el plano más intelectual. No podría prescindir de ninguna de ellas, pues la literatura y el derecho son mis dos grandes pasiones.