Skarica de Sarajevo, “El olor de la lluvia en los Balcanes”
UNA CALLE, UN LIBRO
Skarica de Sarajevo, “El olor de la lluvia en los Balcanes”
“El olor de la lluvia en los Balcanes”, de la serbia Gordana Kuic, me deslumbró. Las hermanas Salom en la Sarajevo de entreguerras sobreviven al fanatismo y se refugian en el olor de la lluvia que va más allá de los conceptos cortantes y de las razas. Son judías sefarditas y hablan castellano del siglo XV.
Nina pone una tienda de sombreros, una “butica de chapeus”. Klara se casa con un donjuan y se queda sola en París. Buka escribe cuentos en español sefardita. Riki vive como una bailarina fantástica pero enferma de los huesos y pone otra tienda en Belgrado que se llama La Parisiense. Blanki toca a Chopin y en él se escapa de los prejuicios.
Las cinco afirman su vitalidad inexpresable por encima de brutalidades y fanatismos, el olor de la lluvia las libera. Sienten nostalgia de España, quieren ver el país de sus antepasados , a los que echaron unos Reyes Iimplacables. Sueñan al escuchar las guitarras. La vida en ellas como musgo se desarrolla a pesar de las exclusiones y la brutalidad de la Historia.
Consuelo y yo buscamos donde estaba la tienda de sombreros en Sarajevo. Era el sitio que ahora está enfrente al hotel Europa, hay un local anodino. Era en la calle Vladislava Skarica, que se cruza con Zelenith, un poco al norte del río, en la parte histórica. En una galería del hotel Europa están los cuadros esfumados y leonardescos del bosnio Mersad Berber con la magia o niebla de sus mujeres que se mezclan con caballos.
Se tradujo hace poco al castellano esa novela fascinante. Y estuvimos a punto de conocer a Gordana Kuic en Belgrado, le dejamos una mantilla española en el hotel donde nos alojábamos. Pero el olor de la lluvia concreta sigue superando la brutalidad de la Historia y las abstracciones conceptuales o digitales de las narices.
ANTONIO COSTA GÓMEZ FOTO: CONSUELO DE ARCO