‘Fue suficiente’, de Esther Abellán
JOSÉ LUIS MUÑOZ.
Fue suficiente, publicada en la colección Real Noir que dirige Carlos Salem, es el desembarco en la novela negra de Esther Abellán (Villena, 1971), poeta, narradora y actriz que ha publicado los poemarios Cinco fronteras, Poetas en el puente de los espejos, Recordando lo que fui, La alcoba de Venus, Llantos entre caricias, Cuartos sin ascensor, Pasado en la boca, Mujeres de cierre y Amor encadenado junto al poeta Octavio Jover, y en 2016 recibió el Premio de Poesía Ciudad de Aspe por su poemario Alianzas con el aire, y es la demostración palpable de ese hilo invisible que une la poesía con el género negro del que hay otros cultivadores en el panorama nacional como Paco Gómez Escribano o el propio Carlos Salem, por poner dos ejemplos.
En Baladre, un pequeño pueblo imaginario, se refugia una mujer que ha sido víctima de la violencia machista para emprender una nueva vida, pero el pasado tormentoso, relacionado con los hombres que se cruzaron en su vida y la convirtieron en una pesadilla, vuelve una y otra vez, se convierte en presente, el vaso se desborda y ella reacciona como una fiera herida, mordiendo. Cansada de recibir golpes, la protagonista, que ama la poesía y el teatro y practica las artes marciales, se convierte en un ángel vengador y orquesta una pavorosa venganza contra todos aquellos que la maltrataron y la siguen maltratando.
Escrita en primera persona, con diálogos lacónicos y bien construidos, y dominio del ritmo narrativo, la autora se decanta por el tono naturalista para meternos en el horror de una violación en las primeras páginas de la novela: No podía respirar. Sus brazos se estrechaban bajo mis pechos con la tenacidad de un oso hambriento. Su lengua me babeaba el cuello y empezaba a sentir mis costillas hincándose en los pulmones… Notaba al bicho asquerosamente empalmado y el roce de su sexo me violaba a través de la ropa. Yo intentaba gritar, pero el pánico no me permitía emitir ningún sonido mientras él me susurraba asquerosidades.
No te tiembla el pulso a Esther Abellán a la hora de describir con detalle un asesinato, uno de los que comete la protagonista de su novela, harta de ser el saco de boxeo al que van a parar todos los golpes, tan cinematográfico como impactante: Entonces saqué la navaja de su cuello con el filo hacia arriba y un chorro de sangre salió por el orificio. Me quedé mirándole unos segundos y reflexioné sobre lo que iba a costar limpiar el mármol blanco. Era cuestión de tiempo que se desangrara.
Echa la autora alicantina mano de ironía y sarcasmo en algunos de los tramos más sanguinarios de la trama: Sabía que para quitar el rastro de sangre de aquella tapicería iba a tener que usar alguno de los mejores trucos de mi madre: remojar la mancha con agua fría, frotar efusivamente con jabón puro ( tintineó su voz en mi mente), y enjuagar hasta que todo haya desaparecido.
Es la heroína de Fue suficiente una mujer tan dura y despiadada como la Uma Thurman, la novia de Kill Bill de Quentin Tarantino, katana incluida, y es que la forma de narrar de Esther Abellán le debe mucho al séptimo arte: Las huellas de mi pasado empezaron a zumbarme en los oídos: la vez que fui capaz de desaparecer para huir del malnacido que me pegaba; la paz que había sentido cuando le hinqué las llaves en el cuello al monstruo baboso que me violó en el parking; el poder, la felicidad de saber defenderme, la autoridad de conocer la verdad… No. Quiero seguir viva.
Y no falta en la novela cierto lirismo, hijo de la poeta que es Esther Abellán: Los días transitan como un sicario sin color, duermen las farolas y las aves saben más de nuestros zapatos que nosotros mismos.
Completa Fue suficiente una serie de relatos encuadrados en Cuaderno V. Cierto olor a sangre, breves pero contundentes, algunos de los cuales le han servido a Esther Abellán para escenificarlos en su vertiente de actriz y directora teatral.
Suele decirse que el hardboiled, la parte más violenta y oscura del género negro, es un patrimonio masculino. Esther Abellán desmonta ese estereotipo con su ópera prima. Fue suficiente, finalista del concurso internacional de novela policial Puerto Negro, celebrado en Valparaíso, Chile, es un ajuste de cuentas poético por esas mujeres despreciadas, violadas y asesinadas que aparecen en los telediarios día sí y otro también, una venganza literaria escrita con rabia y crudeza que no deja indiferente al lector. Una buena novela de un género en el que se estrena la autora y en el que se siente muy cómoda. A por la segunda.