«Beef» o la cólera funesta de Aquiles
Por María Marín Jover.
Todos nos cabreamos, nos enfadamos y discutimos con seres queridos, compañeros, desconocidos. Nos chillamos e insultamos, incluso, dentro un equilibro permitido. Todo eso, diríamos, entra dentro de nuestra normalidad. De hecho, en un rápido ejercicio de “cordura” sabemos volver a nuestro estado pacífico natural.
Pero, todos, también, y esta idea, a priori, asusta, custodiamos una ira que va más allá de eso. Y digo custodiamos porque es precisamente lo que hacemos con ella: observarla, vigilarla e impedir que se escape. Por eso, todos, también, entendemos o confraternizamos, sentimos, quizá, el mismo impulso, al visualizar a alguien que está reventado un coche con un bate de béisbol, de hecho, es posible que todos queramos un bate en algún momento de nuestra vida.
Pues eso es lo que ocurre con Beef. Esta serie, que es aparentemente realista en su forma: describe el día a día de dos individuos que solo tienen en común un sentimiento de soledad y desolación que no comprenden al principio y que canalizan a través de la furia y la violencia; es, sin embargo, un alarde del género de la fantasía en tanto en cuanto recrea el espacio en el que se mueven las emociones más sombrías, desde el punto de vista del guion y de la interpretación de los protagonistas (Steven Yeun y Ali Wong).
Al igual que el formato de la animación permitía en Bojack el margen idóneo para tratar temas tan profundos y dolorosos, como la soledad, sin que el espectador se sintiera tan abrumado como lo estaría si fuese en life action. El guion que escribe para Beef Lee Sung Jin, cuyo tema principal gira en torno a las emociones humanas más primitivas -y no estamos hablando de amor- como la ira o la rabia, solo pueden abarcarse a partir de las escenas surrealistas o de fantasía que, a veces, experimenta la serie.
En definitiva, los seres humanos también somos capaces de albergar los sentimientos más oscuros. Y aunque estos no surjan en el plano de nuestra realidad, sí lo hacen en el de la inventiva o la imaginación, como expone Sung Jin en Beef, o como ya apareció en los primeros versos de la Ilíada «μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω Ἀχιλῆος»: Canta oh, diosa la cólera funesta del pélida Aquiles.
Próxima serie para ver.