“Falsestuff. La muerte de las musas”: caída libre de Albet-Borrás con una gran actriz

Horacio Otheguy Riveira.

Tercer montaje en Madrid de Nao Albet y Marcel Borràs, alegres y a menudo ingeniosos catalanes que aterrizan en la capital del reino munidos de idiomas varios con sobretítulos en castellano, y actores de muy diverso estilo y no menos variados en etnias y lenguas. De arranque, todo bien. Hasta que empiezan a repetir aburridas constantes de otras funciones.

Si en los Teatro del Canal —reduciendo butacas de la Sala Verde— ofrecieron Mammón, una impactante “tragicomedia de las buenas intenciones”, en su salto al María Guerrero del Centro Dramático Nacional encontré un batiburrillo de ideas mal hilvanadas. Se tituló Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach, y al respecto, entre otras reflexiones, escribí: “Desde luego está muy bien que se le hagan cosquillas al considerado gran teatro con un invento burlón y pendenciero, hay muchos ejemplos divertidísimos desde que Aristófanes se tomó a chacota las muy admiradas tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides. Lo que resulta penoso es que gente con tantas aptitudes y con tantos medios no se haya esmerado en descubrir sus propios talentos, en un constante burlarse de muchas cosas insustanciales a lo largo de dos horas que no brindan más que, siendo generoso, media hora divertida”.

Ahora, en Falsestuff. La muerte de las musas, más de lo mismo en su declive: plena caída libre con mucho sobretítulo interesante al comienzo, pues se habla en chino, ruso, alemán, y mucho inglés, hasta que el asunto se vuelve muy reiterativo, lleno de rictus del anterior espectáculo, pero con muchas ínfulas de andar profundizando en las falsificaciones, los originales y las copias.

El larguísimo primer acto da lugar a una segunda parte que empieza con un falso coloquio del que hay que tolerar una cansina conferencia del presunto moderador sobre el tema como si no existieran libros, piezas teatrales y películas maravillosas al respecto [por ejemplo, la historia del falsificador Elmyr de Hory por su biógrafo, Clifford Irving, llevada al cine en un glorioso documental de Orson Welles, Fraude, 1973; o la novela: El amigo americano, de Patricia Highsmith (una de las más inquietantes del encantador asesino Tom Ripley), y en teatro, obras del tenor de Arte, de Yasmina Reza]… Sobre todo porque con semejantes antecedentes lo que aquí se cuenta es confuso e insustancial… pero, eso sí, da lugar a un segundo acto sumamente divertido en el que nada tiene que ver el planteamiento que se quiere muy profundo o muy profundamente alucinado o… (aquello que al espectador se le antoje).

Esta segunda parte organiza una fanfarria con balacera incluida y mucho birlibirloque, aprovechando la gran dimensión del escenario del Valle Inclán con sus espectaculares recursos.

Un enjambre de situaciones simpáticas, entrecruzadas y bien coreografiadas, con un elenco que da mucho de sí para adaptarse al intrincado despropósito de los autores-directores que también funcionan como actores-clowns en desiguales apariciones. Y en todo esto, de pronto, cuando menos se lo espera surge un texto formidable en torno al recorrido de una actriz en Francia, a quien un prestigioso director le pide que copie en todo detalle la interpretación de una muy admirada diva de la escena y el cine (Isabelle Huppert, nada menos) en Maria Estuardo. Este texto lo interpreta una de las tres actrices de esta Compañía y lo hace en una autoficción con fantástica calidad; se trata de la lituana-francesa Diana Sakalauskaité, quien mágicamente baja muchas escaleras con impoluto traje blanco, y una vez en escena nos habla en perfecto francés (en esa lengua llevó a cabo su principal carrera actoral), tras encender un cigarrillo: cada movimiento corporal, cada entonación de voz —acompañada por unos sobretítulos en correcto castellano—, e incluso su modélica respiración conforman una clase magistral de interpretación con ráfagas de humor y secreto dramatismo, ya que cuanto narra está empapado de las contradicciones, disparates, egocentrismos y supuestos prestigios del mundo del teatro y sus obsesivos directores…

Este Falsestuff ampuloso que intenta unir ambiciones intelectuales, humor con escaso vuelo y mucho ajetreo escénico, vale la pena para disfrutar de 45 minutos finales donde la imaginación y el brío del equipo dan lugar al asombro y buena diversión autocrítica sobre la condición humana, teatral y social, con el protagonismo de una actriz extraordinaria que debuta en España con esta intervención.

 

Texto y dirección Nao Albet y Marcel Borràs
Reparto (por orden alfabético)
Nao Albet
Marcel Borràs
Naby Dakhli
Thomas Kasebacher
Joe Manjón
Johnny Melville
Diana Sakalauskaité
Laura Weissmahr
Sau-Ching Wong
Moderador coloquio Pedro Azara
Voz en off Benjamin Bridson

Escenografía Adrià Pinar
Iluminación Cube BZ (María de la Cámara y Gabriel Paré)
Vestuario Vera Moles
Vídeo y subtítulos Oslo Albet
Composición musical y espacio sonoro Nao Albet
Caracterización Johny Dean
Coreografía Nao Albet, Marcel Borràs y Sau-Ching Wong
Diseño de sonido Edu Ruiz “Chini”
Fotos Geraldine LeloutreCDN
Diseño de cartel Equipo SOPA

TEATRO VALLE INCLÁN. CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL. HASTA EL 25 DE JUNIO 2023

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *