Entrevista a Enrique Cordobés
HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.
Enrique Cordobés (1983) antes de los diez años ya había devorado buena parte del cine de terror. Ha estudiado guion cinematográfico, aunque es en la literatura donde ha encontrado la oportunidad de plasmar sus historias. Ha publicado siete relatos con la editorial zaragozana Saco de huesos: dos en el certamen Polidori y cinco en la colección Calabazas en el trastero, donde el cuento titulado El fondo del saco fue galardonado con el premio Nosferatu. En 2015 fue finalista del certamen madrileño La mano, con el relato Amantis, y en 2018 publicó la antología de cuentos de terror Relatos desenterrados, de nuevo con Saco de huesos. Con la editorial malagueña Dimensiones Ocultas publicó en 2021 el relato Mata a Sergei Glamulov. En 2023 publicó Horror Star, su primera novela en solitario. Y fue finalista del I premio Lestat, junto a Óscar Muñoz, con la novela Oqqshï.
- Buenos días, Enrique. El miedo, la emoción más fuerte y antigua de la humanidad que diría Lovecraft. Para romper el hielo querría hacerte una pregunta directa. ¿Por qué escribir literatura de terror?
Buenos días, Héctor, y muchas gracias por esta entrevista.
Para contar una historia cualquier género es tan bueno como otro. En mi caso, el culpable de que en mi infancia se despertara mi imaginación y algo dentro de mí me instara a crear mis propias historias fue el género de terror. Primero fueron las películas de miedo y más tarde la literatura de terror. Aunque sé que no estaré toda mi vida escribiendo terror, este es el género que amo.
Además, una de las ventajas que tiene escribir terror es que te permite camuflar muy bien el auténtico mensaje de la historia. Cuando un libro trata sobre un asesino en serie que persigue a un grupo de jóvenes en un campamento, en realidad te está hablando de la madurez alcanzando a los muchachos, mientras el protagonista es el eterno Peter Pan que trata de huir de esa responsabilidad. Cuando lees sobre alguien que está atrapado en una casa, incapaz de escapar del espíritu, asesino o monstruo, quizá te están hablando de alguien que soporta algún tipo de maltrato o relación tóxica y que necesita ayuda para darle la espalda al acosador o acosadora y empezar una nueva vida. El terror es solo esa capa de pintura con la que eliges tapar tu mensaje.
- Siempre que hablo de literatura de género me reconcome el mismo mal. En España sigue siendo un género menor, a pesar de la influencia de autores como Barker o King. ¿Cuál crees que es el camino para convertirse en un género popular?
Para convertirnos en un género popular deberíamos tener el apoyo de los medios de comunicación o aparecer más en las finales de los premios de las grandes editoriales. ¿Cuánto hace que una novela de ciencia ficción, fantasía o terror no se lleva el premio Planeta? Al final, a Stephen King lo compran muchos lectores a los que el único acercamiento que tienen al género de terror es a través de King, y eso es por un trabajo de márquetin brutal que les dice que, si leen al rey, ya pueden considerarse lectores de terror y encima molarán mucho.
Hoy por hoy, para encontrar más variedad de literatura de género en las librerías deben pasar dos cosas: o que hagan una película de tu libro como pasó con el escritor sevillano Juan de Dios Garduño y que encima esa película sea un éxito; o que se ponga de moda un subgénero en concreto, como ocurrió con el boom de las novelas de zombis gracias a la serie The walking dead o a la fantasía medieval a raíz de la serie de Juego de Tronos.
- Hay algo en tu trayectoria, Enrique, que me recuerda mucho a la de los célebres del género. ¿Crees que el relato es un género menor a la novela, a pesar de que la mayoría de los lectores «lo que busca es una buena historia, y por eso compra una novela»? Mi postura, adelanto, es que no, pero…
Creo que saber escribir relatos es imprescindible para lanzarte a crear novelas. Es el entreno necesario para antes del gran combate. Si hablamos de un único relato, es indiscutible que no es lo mismo escribir un cuento de 20 páginas que mantener el nivel contando una historia de 250 páginas. Ahora bien, un autor con poco talento podría coger un tema y estirarlo durante toda una novela, engañando al lector con un buen principio y un trepidante final, pero con mucho relleno de por medio. Sin embargo, para crear una antología de relatos tienes que tener mucho talento para contar diez, o quince, o veinte historias, todas ellas lo más originales posibles y que enganchen al lector de principio a fin. Y en este sentido no hay margen para camuflar tus carencias. O eres bueno, o el lector se dará cuenta enseguida de que tus historias le dejan indiferente.
Lo que ocurre con el relato es que se lee en un espacio corto de tiempo, mientras una novela te puede acompañar durante días, o semanas. Al final la conexión con el autor o autora y la historia es más profunda y duradera cuando se lee novela. Y quizá por ello se le dé más importancia.
- ¿Cuáles han sido tus grandes referentes literarios y cinematográficos?
El corazón condenado, de Clive Barker es una biblia para mí. Soy leyenda, de Richard Matheson hizo que me planteara darles una vuelta de tuerca a los monstruos más clásicos y me quedó muy claro que el vampiro que teme a las cruces y al agua bendita pasaba a la lista de las cosas que no quiero hacer en una novela. Misery de Stephen King me parece una de sus mejores obras. Y el trabajo de George Orwell me fascina. Es el claro ejemplo de cómo construir obras maestras sin necesidad de enrollarse en páginas llenas de paja.
Con el cine me fijo mucho en cómo están contadas películas que me encantan como Noche de miedo, Regreso al futuro, Una historia de Violencia o Rocky. Pero si tuviera que quedarme con una película que me hubiera encantado escribir, sería Evil dead de Sam Raimi.
Y si me lo permites, una historia que adoro y suele releer es el cómic From Hell, de Alan Moore.
- Horror Star me parece que tiene una premisa muy original. ¿Qué crees que debe conocer un lector sobre la novela antes de lanzarse a ella?
Con Horror Star el lector más curtido en historias de terror se encontrará una mezcla de lo viejo con lo nuevo. Reconocerá muchos momentos y puede que al principio crea que es una historia más sobre casas en las que suceden cosas extrañas, pero creo que le sorprenderá a medida que vaya avanzando en la trama. Si por el contrario, el lector es poco dado al terror, se encontrará con unos personajes y un argumento del que estoy seguro que querrá seguir leyendo hasta llegar al final.
- Tras Horror Star, te has erigido como finalista en el I premio Lestat con Oqqshï, junto a Óscar Muñoz. ¿Cómo ha sido el cambio de trabajar en solitario a colaborar con otro escritor?
La verdad es que lo más duro de escribir a cuatro manos era esperar a que me tocase el turno para escribir. Y eso era gracias a que Óscar y yo estábamos en sintonía con lo que queríamos contar. Si ambos hubiéramos tenido ideas diferentes en cuanto al desarrollo de la novela la experiencia podría haber sido traumática.
A Óscar Muñoz lo conocí en la web de OcioZero. Fue una especie de mentor junto a otros autores del foro y compañero en publicaciones con Saco de huesos. De no ser por él, Oqqshï o no hubiera existido o sería muy diferente a lo que es hoy, pues la idea original se alejaba bastante del resultado final. Hemos llenado la memoria de nuestros móviles con audios hablando sobre los personajes, la trama, los giros, el desenlace… Y cuando creíamos que lo teníamos todo atado, nuevos audios cambiando personajes, partes de la trama, pequeños detalles. Ha sido un proceso largo, pero del cual he disfrutado y aprendido muchísimo.
- Pregunta trampa. ¿Qué nos puedes adelantar sobre Oqqshï? Tiene nombre de horror cósmico, pero podría ser cualquier cosa…
Oqqshï es un tren de la bruja para adultos. Nació de la idea de mezclar esas películas y esos libros de terror que nos encantan en una sola historia. Hay varias tramas. Por un lado tenemos a unos personajes que viajan en metro y terminan en una estación fantasma llena de peligros. Por otro lado está la historia del Pintor Blasfemo, un asesino en serie que recibe la visita de un ser cósmico (no ibas mal encaminado) y le invita a visitar su planeta, un lugar donde veneran a los asesinos. A medida que se avanza en estas dos tramas se revelará qué es Oqqshï.
- ¿Dónde te gustaría ver tu carrera literaria de aquí a diez años?
Me gustaría seguir publicando y que ni nombre sea conocido dentro del género de terror de nuestro país.
- Un pajarito me ha chivado que te fascina el tema de la sensibilidad sensorial. Lo has trabajado en Sed de miedo y en Horror Star. ¿Por qué crees que este tema está tan vinculado al terror?
Creo que las energías que emana nuestro cuerpo están muy vinculadas al alma. Estoy convencido de que, al fallecer, las energías positivas ayudarán o guiarán a nuestra alma a que sigua su evolución natural en el más allá. Mientras que las energías negativas pueden distorsionar o esconder ese camino, provocando que el espíritu se quede en una dimensión que pertenece a los vivos. De ahí vienen las experiencias paranormales. No son espíritus esperando a que alguien descubra la verdad de sus muertes, son solo almas que no consiguen encontrar la salida al otro lado porque están infectadas de esa sustancia negativa que, como aves bañadas en petróleo, no les permiten emprender el vuelo. Por ello, el cóctel de malas vibraciones con la muerte puede dar como resultado esas historias de terror que nos fascinan y atemorizan.
- Muchas gracias, Enrique, por tu tiempo. Siempre se nos quedan preguntas en el tintero. Además de Horror Star y la cercana Oqqshï, tienes más, y más, proyectos sobre la mesa. ¿Qué crees que deberían conocer los lectores de ti como escritor para que te acompañen en este viaje?
Creo que los proyectos con los que estoy trabajando o tengo en lista de espera les sorprenderán. Encontrarán similitudes con lo clásico, pero dándoles una vuelta de tuerca a lo ya visto o leído cientos de veces. Verán que varío entre novelas de un terror más suave, como es Horror Star, con otras no aptas para todas las sensibilidades. Y por último, siempre me han gustado esos autores que cuentan la verdad, aunque estemos hablando de historias de ficción. Que no se casan con finales felices ni salvan in extremis a sus personajes favoritos para ahorrarle el mal trago al lector. Y esa es una regla que me esfuerzo en cumplir desde que empecé a escribir.
Muchas gracias de nuevo por la entrevista.