“Las niñas zombi”, una creación de Celso Giménez en torno a los ecos de las guerras
Horacio Otheguy Riveira.
Nuestra guerra civil y cualquier otra de las muchas que han sido y siguen siendo. Tres jóvenes en un salón en penumbras o con luces variadas, nunca demasiado directas. Están bastante lejos del público en el gran escenario de la sala, pero sus voces siempre muy cercanas.
Chicas divertidas, hablan como si nadie las estuviera escuchando, de manera que no hay literatura dramática, ni crescendo en conflicto. Estos elementos propios del arte escénico los emplea el autor, Celso Giménez, como narrador, micrófono en mano, en un largo prólogo de cuya riqueza podría abrirse un debate, ya que quizás su original espectáculo ganaría sin esa referencia a los zombis en el origen de religiones antiguas como el Vudú, no ya en lo popularizado por novelas gráficas o series de televisión. Salvada esta situación, cuando ellas entran en acción y hablan muy relajadamente, se produce un anticlímax propio de un naturalismo muy distante, ya que una mampara transparente nos aleja de esos cuerpos que se mueven con soltura, que bailan, se abrazan, comen queso, un fuet, beben vino… Entretanto se preguntan por abuelos, por tumbas de la guerra, y lo hacen con la banalidad de la que todos somos capaces en una reunión amistosa mientras fuera llueve, y dentro nos damos el gusto de bailar a Beyoncé o escuchar discos de vinilo.
Ellas carecen de trascendencia y conflictos serios, hay quien se empareja y quien no sabe por qué trata tan bien a todo el mundo y tan mal a sus amantes… Pero ha circulado entre los espectadores la posible relación en 1939 entre el abuelo Celso y un tan Ángel Dubois… y ellas se ocuparán de ir a desentrañar el enigma, para lo cual cambia la escenografía, la iluminación, la narración teatral y se desarrolla, paso a paso, un teatro de misterio y revelación, de conflicto armado y resolución en un bosque: todas situaciones en las que cobra gran dimensión la iluminación de Alván Prado, y el cambio de registro de las actrices, ahora sin juerga juvenil, con voces blancas, dueñas de escasos matices porque deben actuar en otro registro, y narrar la resolución del caso, a la manera de una resolución policiaca.
Un estupendo desenlace que conmina a conmovernos con la búsqueda de nuestra memoria histórica, y el descubrimiento de acciones solidarias impensadas, en gestos inesperados que la maldición de cualquier guerra también provee. El lado oculto de la luna, el lado inquietantemente bello del horror cuando adversarios políticos de pronto se tienden la mano… Solo algunos de los muy interesantes aspectos de la función.
Condeduque produce Las niñas zombi, la primera pieza de Celso Giménez como creador en solitario, al margen de su trabajo como miembro de La Tristura y de otras colaboraciones como las que ha realizado con La Veronal, El conde de Torrefiel o Mucha Muchacha. Esta pieza, sin embargo, no está lejos de los presupuestos temáticos y formales de obras como Renacimiento o CINE, de La Tristura, pues como en ellas, la voluntad aquí es abordar episodios de nuestra historia política reciente proponiendo una profunda investigación del lenguaje escénico, en busca de los puntos que conectan íntimamente el presente pero alejándose de las estéticas tradicionalmente asociadas a estas cuestiones.
Creación: Celso Giménez
En escena: Natalia Fernandes, Teresa Garzón, Belén Martí Lluch
Coordinación técnica: Roberto Baldinelli
Ayudantía de dirección: Iván Mozetich
Escenografía y vestuario: Marcos Morau
Iluminación: Alván Prado
Vídeo y cachivaches: Albert Coma
Espacio sonoro: Adolfo García
Producción: Ana Botía, Alicia Calôt y Elena Barrera
Realización de escenografía: David Pascual
Construcción de escenografía: Ou
Realización mobiliario: Mundo Prieto
Narrador: Celso Giménez
Voz teléfono: Nacho Sánchez
Distribución y comunicación: Art Republic (Iva Horvat y Élise Garriga)
Prensa: Paloma Fidalgo
Fotografía y diseño gráfico: Mario Zamora
Cómplices en el crimen: Itsaso Arana y Violeta Gil
Una producción del Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque, Festival Grec, Grand Theatre de Groningen, Noorderzon Festival, MA Scène Nationale de Montbéliard y La tristura.
CENTRO DE CULTURA CONTEMPORÁNEA CONDEDUQUE HASTA EL 11 DE JUNIO 2023