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«Isómero de sol-inocuo», de Rosa María Vilarroig

Por Isabel Alamar.

Dentro de la prestigiosa colección Nigredo, que tiene para los poetas de renombre la editorial valenciana Olé Libros (que dirige con esmero Toni Alcolea), ha salido a la luz, con un título muy original, Isómero de sol-inocuo de Rosa María Vilarroig, un poemario que sin duda apuesta por lo sorprendente y lo arriesgado en la vida.

Ya desde el título la autora emplea una palabra como es isómero que alude a la química orgánica (dado que los isómeros son moléculas con la misma fórmula molecular, pero que tienen geometrías diferentes) estableciendo así un claro paralelismo entre ese tipo de moléculas y las diferentes mudanzas o cambios a los que se ve sometido el yo para sobrevivir y transitar, de manera valiente, por diferentes cauces, pero sin renunciar nunca a su esencia.

El amor (“De pronto, tú llegabas / por el huerto colmenar y el camino de duraznos / se extendía”), el desamor (“Abandonas en jarcha de lágrimas / los desvelos”) y la poesía serán los principales ejes temáticos de estos poemas. Y gracias a ello accederemos sin trampa ni cartón a un universo muy personal, extremadamente meditado y elaborado, insólito allí donde los haya, que es rico, además, en emociones absolutas y desbordadas, y que se caracteriza por el uso de un sorprendente y vanguardista lenguaje.

Y es que la elección que hace de los términos y vocablos la poeta podemos definirla como muy culturalista y sibarita, y por si esto no fuera suficiente Vilarroig va concatenando, con un ritmo frenético, unos términos con otros hasta crear todo un universo muy personal, pletórico de magia y misticismo (“Cultivamos / en el diccionario la suma de todas las palabas, / el fragor de la batalla”).

Y en ese universo creado por la autora desde la nada cada verso resonará con el fragor de mil batallas, alabanzas o conjuros que buscan afianzar el yo y salvarlo y protegerlo de todo mal conectando a su vez con lo más sagrado y mágico que habita en nosotros y en la naturaleza (“Mi corazón en insólita plegaria / se derrama”). Versos que nos empujan con su potente energía a encontrar y reconocer lo mejor de nosotros y todo aquello que nos hace bien (“Me redime la claridad del rocío, / el devenir / en el recuerdo más antiguo…. El Sol reverbera la carne / en su paso por las estaciones”).

Poemas que se mueven constantemente entre la realidad y los sueños y los deseos para enfrentarse a cualquier silencio (o invisibilidad) y erigirse como armas cargadas de futuro y esperanza (“El viento dirigirá la travesía / hacia el territorio de las aves”; “Recala la esperanza en almiar de ortigas / o en la yema profunda de los árboles”), y es que Vilarroig tiene la convicción de que el sujeto poético puede con todo, en parte porque su fuerza radica en el lenguaje.

En definitiva, este poemario nos seducirá con su aluvión de símbolos, metáforas y alegorías con las que la autora ha sabido crear y recrear todo un cosmos, en el que no falta nunca ni el ritmo torrencial ni la lucha entre contrarios. Una autora singular y un libro que nos seducirá y estremecerá con su música onírica hasta dejarnos sin palabras y preguntándonos dónde ha sido el fuego. Y está claro dónde ha sido, la respuesta es en nosotros mismos y esperemos que no se apague nunca, y que tampoco dejen de arder esas llamas en Rosa María para que siga, entre otras cosas, escribiendo versos como estos:

…Quédate
colmada de luciérnagas, de grandes estribillos
por narrar.
(…)

Cuando finaliza el llanto
de las buganvillas,
   el Sol entronca iconos de primavera.
(…)

Ahora, traspasado el clamor,
queda un escenario, un libro de poemas,
un discurso demasiado extraño
sobre mi almohada.

Isómero de sol-inocuo

Rosa María Vilarroig

Olé Libros, 2022

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