‘Ergo Sum’, el mundo por encima de la tapia
MANUELA VICENTE FERNÁNDEZ.
Ergo sum es el primer libro en solitario de la traductora en lengua inglesa Elizabeth de la Teja Bosch, escritora cubana que cuenta en su haber con dos libros publicados en coautoría con el también escritor cubano y periodista, Yansulier Álvarez, (Soplavientos I y Soplavientos II).
Ergo sum es un libro autobiográfico de autoedición en el que De la Teja recoge sus vivencias por cuatro países. El libro arranca en la infancia de la autora, una infancia mágica y añorada, por más que esta transcurra en una cuba asolada por el hambre, con la vista puesta en la emigración. A lo largo de sus páginas asistimos a un viaje vital de su protagonista que, desde la isla, partirá a otros continentes en busca de un lugar en el que poder labrarse un futuro mejor.
Ergo sum se compone de quince capítulos; los tres primeros («Éxodo y diluvio», «Familia» y «Arca. Casa madre») abarcan la primera infancia de Elizabeth, donde los horizontes son ampliados a través de la imaginación; son años de conquistar la libertad indómita de la espesura del patio familiar, de jugar con amigos imaginarios como ese peregrino raro que me va a acompañar un largo tramo. A través de sus ojos de niña, descubrimos su entorno inmediato, la casa familiar y sus raíces, desde las que se reafirma, porque solo desde la seguridad y la certeza del amor de los suyos toma conciencia de sí misma: Me aman, luego existo. Es desde esa conciencia lúcida que su mirada comienza a expandirse hacia el entorno próximo en el capítulo «El barrio», donde tiene la sensación de ser el único punto fijo del universo, porque la gente siempre iba y venía, atareada en pos de algo.
En «Sultana del mar», «El país I» y «El país II», asistimos a la adolescencia y primera juventud de la autora. Son los tiempos de su graduación universitaria y la toma de contacto con el gran retroceso y atraso que sufre la isla ante la carencia de industrialización. El deseo de partir para labrarse un porvenir y ayudar a los que la rodean se afianza hasta llegar a concretarse.
En «Mon pays, c’est l’hiver» y «Mon pays, c’est grand à se taire», asistimos a su llegada a Montreal como primer destino; son años de lucha y cambios, que se acentúan en «El año del dragón», año en el que conocerá al padre de su hijo y partirá rumbo a España, donde la esperarán otros acontecimientos vitales que narrará en «Nací en el mediterráneo».
Los penúltimos capítulos, «Paraíso recobrado» y «Estatuas de sal», abarcan un nuevo destino de mejora profesional y personal, Miami, que es descrito por Elizabeth como un auténtico paraíso terrenal, con una sinfonía de flores, en un fondo verde y celeste. A la estabilidad familiar se une la pasión por la escritura de la autora, que termina este viaje circular por las edades y lugares de su vida volviendo al punto de partida del libro: la imaginación, hogar primero de su infancia, recobrado ahora en su actividad, junto al recuerdo de su querida Cuba.
Ergo Sum se cierra con el capítulo «Revelación y génesis», desde el que Elizabeth de la Teja asomada por encima de la tapia de su hogar en Miami, en contraposición con el lejano patio de su niñez, vuelve la vista a sus primeros juegos, despidiéndose simbólicamente del peregrino imaginario que la acompañó.
La autora cierra la obra con unas palabras alentadoras para su hijo, palabras para un mañana con más futuro, un futuro siempre en proceso de cambio, ante el que no cabe amilanarse volviendo la vista atrás, ya que:
No hay tristeza real en las partidas, porque esa es la única belleza: levantar el vuelo. Las aguas estancadas se pudren; no existe magia en los pantanos del miedo. Vivir plenamente es un perpetuo despegar.
Ergo Sum, de Elizabeth de la Teja, una historia de raíces y vuelos, desde la reafirmación de la propia identidad.