No hay sitio en el arca
Alan Moorehead
No hay sitio en el arca
Traducción de J. Ferrer Aleu
LA LÍNEA DEL HORIZONTE
«Los cocodrilos tienen buen cuidado en permanecer en las aguas mansas de arriba, y, aunque se les ve pocas veces, están siempre presentes. Un aviso plantado en la orilla reza con sencillo énfasis: “Nadar aquí es suicidarse”».
Alan Moorehead
Se dice que al visitar África el principal peligro está dentro de uno mismo. El viajero debe asimilar tal cantidad de estímulos que, si no toma un descanso, le puede resultar difícil recuperar la tranquilidad. Durante la década de 1950, Alan Moorehead realizó cuatro viajes por dicho continente. No hay sitio en el arca es el resultado de todas sus experiencias, que configuran, en buena medida, un libro de aventuras.
En estas páginas, descubrimos un mundo tan complejo como fascinante. Conocemos, por ejemplo, a los masai, poderosos cazadores que viven de sangre y leche; o a los turkanas, quienes, a pesar de su trato amable y respetuoso, acostumbran a expulsar fuera del pueblo a los enfermos y ancianos para dejarlos morir. Así, cada capítulo desmitifica la relación de los africanos con su entorno. Comprendemos, además, que la mejor manera de acercarnos a este mundo en un auténtico estado salvaje es eliminar el factor humano y observar a los animales interactuando entre ellos y con la naturaleza.
Alan Moorehead nos ofrece, sin duda, mucho más que un libro de viajes. Estamos ante el registro de costumbres tan antiguas como la humanidad misma, que se irán perdiendo con el tiempo. En suma, No hay sitio en el arca brinda una visión reveladora y nos permite comprender las profundas contradicciones entre el hombre y la naturaleza. Sumergirse en sus páginas requiere algo de atrevimiento, pues «incluso en las mejores circunstancias, se necesita bastante valor para viajar por África».