La prostitución desde la perspectiva del consumidor
El cómic underground tiene la particularidad de tratar temas espinosos sin las cortapisas que vemos en los trabajos más comerciales. Los creadores de este tipo de cómics buscan provocar, divertir, provocar y, por supuesto, polemizar con situaciones sociales complejas. Esto último es, precisamente, uno de los aspectos que motivaron el cómic Pagando por ello firmado por Chester Brown. En esta obra, desde una perspectiva autobiográfica, el autor realiza una obra de carácter antropológico o etnográfico que puede ser considerada como polémica o como muestra de las vivencias del creador. Como siempre, estas consideraciones interpretativas dependerán de cada lector y de sus propias percepciones.
Hablar de prostitución es, sin duda alguna, un tema complicado, puesto que, actualmente, no existe un contexto social al respecto. Como bien sabemos existen tres marcadas posturas: los prohibicionistas, los abolicionistas y los legalistas. Los primeros defienden la prohibición normativa de esta práctica. Los abolicionistas apuestan por su erradicación. Mientras que los últimos defienden, como es evidente, su legalización. Con independencia de la postura, los estudios sociológicos que hay sobre este tema nos muestra que la sociedad, en buena parte, acepta este tipo de prácticas (con independencia de su considera que debiera ser legalizada o no). También sabemos que esta práctica es algo más de varones. Ellos la aceptan en mayor medida que las mujeres y también son ellos lo que más realizan prácticas vinculadas a la prostitución.
Otros trabajos que se han venido realizando en los últimos años, también muestran que la prostitución está vinculada a fenómenos de trata y que la amplia mayoría de las mujeres prostitutas son víctimas de redes y mafias de prostitución. En este sentido, diversas asociaciones (como por ejemplo Médicos del Mundo) están desarrollando acciones de sensibilización contra la prostitución y la trata. No podemos olvidar estas cuestiones, ya que estamos hablando de un tema que también implica sufrimiento en las personas que comercializan con su cuerpo.
Pues bien, en todo este entresijo de visiones, problemas, realidades, etc. Chester Brown crea un cómic especial y descriptivo para mostrar como pago por tener sexo en repetidas ocasiones. El enfoque del cómic es enormemente racional. Todo esta medido. Además, la narración es sumamente fría y reflexiva. Por suerte, el creador sabe manejar el tempo y la obra no resulta, en absoluto, aburrida. El autor describe sus dudas, sus inicios dubitativos, sus primeras prácticas, sus sorpresas y su paulatina naturalización de la actividad. Se nos va a ir mostrando como el personaje principal tiene comportamiento un tanto analítico y como va funcionando la consabida supuesta separación entre la sexualidad y la afectividad. Digo supuesta, ya que, con el paso de las páginas, iremos viendo que tal separación no es tal.
El texto, levemente, también nos insinúa cierta sordidez en esta realidad. Ahora bien, es un elemento que queda al margen y apenas forma parte de la narración. A medida que avanzábamos en el texto teníamos una doble sensación. En primer lugar, sorprende la frialdad que muestra el autor a lo largo del texto. Evidentemente no sabemos si tal frialdad es parte de la ficción o se corresponde con el carácter del autor. En segundo lugar, también no cupo la duda si la práctica termina, de un modo u otro, convirtiéndose en un elemento justificatorio de la misma. De ahí que el creador terminó teniendo una visión particular de sus propias decisiones que, antes o después, fueron justificadas por su mente. De ahí la visión positiva de la prostitución y su edulcoración en esta obra. Ahora bien, siempre rondó en nuestra mente la realidad social despersonalizadora de la prostitución. Por lo que es posible que muchas de las personas que lean la obra sientan algo semejante.
De cualquier modo, esta obra es un gran trabajo que merece la pena y que ha sido publicada por la editorial La Cúpula. Al fin y al cabo, se ocupa de un problema social con valentía y honestidad. Esto, sin ninguna duda, es un gran valor. Además, animaría a que las personas que están frontalmente en contra de la prostitución que lean este texto para que puedan entrever la perspectiva del “putero”.
Por Juan R. Coca