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‘¿De quién es esta historia?’, de Rebecca Solnit

¿De quién es esta historia?

Rebecca Solnit

Traducción de Antonia Martín

Lumen

Barcelona, 2023

222 páginas

 

Por Ricardo Martínez Llorca / @rimllorca

«No nos distinguimos demasiado por contar historias sobre cien personas que actúan ni por pensar que las cualidades decisivas para salvar un valle o cambiar el mundo no son en general el arrojo físico y la violencia atlética, sino por la capacidad de animar a otras muchas personas y conectar y coordinarse con ellas para crear historias sobre lo que es posible y cómo conseguirlo».

Así se expresa Rebecca Solnit (Connecticut, 1961) en el artículo Un héroe es una catástrofe. Estereotipos frente a la unión hace la fuerza. A lo largo del mismo, va mostrando su confianza en la sociedad civil, en tanto que está compuesta de personas que podrán mostrar humanidad, a la hora de recomponernos y plantar cara a las emociones que gestan desigualdad. El libro está compuesto por diecinueve artículos en los que se denuncia, con intención de concluir en un diagnóstico, la falta de igualdad en el mismo estrato social, que generalmente se traduce en temas raciales o de género, y será a estos segundos a los que más atienda nuestra autora. El diagnóstico de Solnit contiene, a su vez, una intención, que no es la de exponer el mal para que nos sintamos culpables, sino relacionar los puntos en los que debemos proponer cambios. Y estos cambios comienzan por el relato y la esencia del relato, que son las creencias. A lo largo de buena parte del libro nos va trasladando a un Estados Unidos al que catalogaremos, sirviéndonos del apelativo y su intención peyorativa, de profundo. Allí muchos hombres imponen el voto a las mujeres, a sus esposas, con violencia. Y con el estilo que requiere la actualidad, que es próximo al periodismo, la autora de obras maestras del pensamiento como Un paraíso en el infierno o El arte de perderse, nos recuerda que no tenemos bastante presente el promover la voz del desfavorecido, que dejamos demasiado tiempo que quien promulga relatos agresivos permanezca hablando sin contestación. Y su inmoralidad afecta demasiado a la gente, pues atiende a dar respuestas concretas, imprecisas pero fáciles, acerca de temas que creen que son los que generan el malestar. Y lo creen porque son, precisamente, los asuntos sobre los que hablan quienes deciden sobre qué se habla.

«Así aprendí que la cultura es importante, que constituye la infraestructura de creencias que determinan la política, que el cambio comienza en los márgenes y entre las sombras y se expande hacia el centro (…). Sin embargo, hoy en día me doy cuenta de que lo más importante no son los márgenes, el sitio donde se empieza, ni el centro, el lugar de llegada, sino la generalización.»

Hay que conseguir que todo el mundo entienda la voz del sensato.

Solnit mencionará la polarización de los relatos y la resistencia que siente tanta gente a cambiar paradigmas, que es tanto como decir al odio. Nos hablará acerca de la integridad, de el sentido de los valores morales que se saltan los poderosos y oligarcas, del respeto y de la empatía. Expondrá que la mentira es poder, y una herramienta para el poder en manos de quien pretende ser totalitario. Vinculará prejuicios y desigualdad. Indagará en el machismo doméstico, que es agresivo, que es una cárcel. Comentará la relaciones entre los que se llaman provida y las promentiras acerca de la soberanía corporal. Unirá las justificaciones y las consecuencias del maltrato con la credibilidad de víctimas y victimarios, sobre todo en lo referido a temas de violencia sexual. Defenderá la creación de una sociedad en donde se cuente la historia de todo el mundo. Denunciará la falta de compasión e imaginación de los inceles (célibes involuntarios), mientras aboga por amar como cura. Considerará el trabajo del escritor como una amable entrega por la liberación de los seres. Identificará la ira como una enfermedad y el maltrato como consecuencia. Defenderá ser libres. Reclamará comprensión hacia el inmigrante y la mayor presencia de modelos femeninos en los que puedan consolarse y refugiarse las mujeres. Solnit volverá a ser, en definitiva, la inteligencia y la voz que estamos necesitando para dar savia a los movimientos que intentan mejorar el mundo.

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