Estreno mundial en Barcelona de “Il racconto di Şahmeran”, con Francesco Libetta y la actriz Serena Vergano, la musa de la gauche divine
Por Francesc Sotorra.
El Teatre Akadèmia de Barcelona estrena “Il racconto di Şahmeran”, producción propia de un melólogo de nueva creación con Serena Vergano y Francesco Libetta, que vuelven al espacio con la escenificación de una de las cumbres de la oralidad turca: la popular leyenda de la reina serpiente. Con esta pieza el teatro rinde homenaje a Elsa Peretti, su mecenas, durante la semana de su cumpleaños.
Il Racconto di Şahmeran (El cuento de Şahmeran) es un melólogo inédito a partir de un mito oral que se ha transmitido a lo largo de los tiempos y que, ahora, por primera vez, se reproduce por escrito y musicado por el compositor italiano Francesco Libetta. La pieza incluye composiciones musicales creadas especialmente para la ocasión por Libetta, que se suman a primera Ballata (op. 23) de Chopin, que recrea la atmósfera épica y legendaria del poeta polaco Adam Mickiewicz.
La actriz Serena Vergano, musa de la gauche divine barcelonesa, acompaña a Libetta y da voz a la leyenda leyendo las palabras escritas por el músico. La actriz vuelve al Teatre Akadèmia después del éxito de Lèxic familiar (2018-19 y 2019-20) y Maestro Fellini (2019-20), en una de sus exclusivas apariciones en los escenarios. Se trata de un estreno mundial en el Teatre Akadèmia (producción propia con el apoyo del Instituto Italiano de Cultura de Barcelona) que se podrá ver en dos únicas funciones (en italiano con sobretítulos en catalán): 5 y 6 de mayo.
Sinopsis
La leyenda de la bella reina serpiente continúa siendo muy popular en Turquía, en Irán y en Siria. Todavía hoy, los artesanos dibujan retratos de la encantadora y sabia reina de las serpientes. Şahmeran es una mujer que se abre al amor del joven Cemsab, que ha llegado de manera temeraria a tan particular reino. Una serie de acontecimientos la llevarán a ser víctima de los soldados del emir local mientras que Cemsab sobrevivirá y se convertirá en sabio y en el médico más famoso de su tiempo. La historia de la reina reflexiona sobre el dilema de la necesidad ancestral y fatalista de aceptar estos males (que no perdonan a nadie) entre las personas que se quieren. Cuando el amor es incondicional, los amantes son más fuertes, más felices y se sienten más realizados, pero, al mismo tiempo, bajan la guardia y se abre una brecha desde la cual también puede llegar el mal, que surge de pequeñas raíces venenosas que germinan en la distracción (teatral y a la vez extraña), anunciada por la ruidosa amenaza del enemigo.
Un melólogo escénico
El melólogo (del griego antiguo μέλος, mélos = melodía, y λόγος, lógos = palabra) es un subgénero musical y teatral unipersonal, es decir, protagonizado por una sola persona, que consiste en el desarrollo de un monólogo en el cual los pasajes culminantes o emotivos son subrayados por un acompañamiento musical. Esta música sirve también de transición entre un pasaje del monólogo y el siguiente. La primera Ballata (op. 23) de Chopin recrea la atmósfera épica y legendaria del poeta polaco Adam Mickiewicz. Fue escrita entre Viena y París, durante unos años políticamente turbulentos, que llevaron a Chopin a no volver nunca a Varsovia. Chopin afirmó haber pensado en las obras del poeta, a pesar de que no tenemos constancia de qué historia o texto concreto, presumiblemente de carácter patriótico, subyace en la música de la Ballata.
“A quell’epoca, viaggiare significava non poter fare avere più notizie di sé. Quando due innamorati si dividevano, non potevano più sapere che cosa stesse accadendo all’altro, per giorni, settimane, mesi, e a volte anni. Dovevano fidarsi, essere leali, responsabili, e… avere pazienza. E così la saggia e potente regina dei serpenti non poteva sapere che cosa stava avvenendo in quei giorni al suo amato, che era tornato al suo paese…”.
“En aquella época, viajar significaba no poder volver a saber el uno del otro. Cuando dos amantes se separaban, ya no podían saber lo que le ocurría al otro, durante días, semanas, meses o, a veces, años. Tenían que confiar, ser leales, responsables y ser pacientes. Y así, la sabia y poderosa reina serpiente no podía saber lo que le ocurría en aquellos días a su amado, que había vuelto a su país…”.
Serena Vergano
Hija del pintor y escritor Alessandro Maggiora Vergano, nació en Milán, Italia. Estudió arte dramático en Roma. Después de trabajar en media docena de películas italianas como Il brigante (1961) de Renato Castellani, llegó a España para filmar El Conde Sandorf (1963), una producción italo-española dirigida por Georges Lampin, y decidió instalarse.
Aconteció la musa de la Escuela de Cine de Barcelona, interpretando papeles destacados en muchas producciones de este movimiento cinematográfico, incluyendo: Brilante porvenir (1963), dirigida por Vicente Aranda; Noche de vino tinto (1966), dirigida por José María Nunes; Una historia de amor (1966) e Historia de una chica sola (1969), dirigidas por Jordi Grau, Dante no es únicamente severo (1967), de Jacinto Esteva y Joaquim Jordana; Palabras de amor, con Joan Manuel Serrat (1968), dirigida por Antoni Ribas o Esquizo (1970), dirigida por Ricardo Bofill. También rodó algunas películas a Madrid: dos con el cantante Raphael, dirigidas por Mario Camus y Carta de amor de un asesino (1972), de Francisco Regueiro.
Se retiró a principios de los setenta, volviendo a actuar solo de forma esporádica durante la década de 1980.
Recientemente, la hemos podido ver en Lèxic familiar (2018-19 i 2019-20), su autobiografía teatralizada, y Maestro Fellini (2019-20). También dio voz a cartas de Beethoven durante un recital de música clásica al festival Days of Wisdom de Cervià.
Francesco Libetta
Nacido en Galatone, en el sur de Italia, Francesco Libetta estudió música en Italia (piano con VittoriaDe Donno, contrapunto con Cosimo Colazzo y Igino Ettorre, composición con Gino Marinuzzi, dirección de orquesta con Alberto Maria Giuri) y en Francia (composición con Jacques Castérède). Se trasladó a Lecce, donde ha enseñado música de cámara al Conservatorio T. Schipa.
Descrito como un “poeta-aristócrata del teclado con el perfil y el ademán de un príncipe renacentista” (M. Gurewitsch, New York Times), Libetta es un artista multidisciplinario que se mueve con virtuosismo y elegancia dentro de esta disciplina. El músico italiano destaca por una depurada técnica instrumental y un estilo libre y peculiar. Su repertorio comprende una gran diversidad de piezas, entre las cuales destacan las de Beethoven, Mozart, Handel, Chopin, Schubert, Schumann, Debussy y Ravel.
Además de pianista, es también compositor. Ha creado conciertos para piano, piezas sinfónicas, música electrónica, música para ballets y películas, y ha dado forma a la ópera Ottocento (sobre las 800 víctimas de la guerra religiosa que se produjo en el sur de Italia en 1480).
Ha conseguido un importante reconocimiento por parte de la crítica, que lo ha alabado con comentarios como por ejemplo: “elegancia y encanto, […] con un indicio, un toque de frivolidad aristocrática que pensábamos que nunca más volveríamos a ver” (Corriere della Sera); “…una amplitud de conocimiento que va mucho más allá del mundo de la música y el repertorio de piano” (PianoTime); “…un virtuosismo tan milagroso y una sensación tan delicada para la melodía que no se puede evitar pensar si algún otro artista de su generación –ya esté en Italia o en otro lugar– se le puede comparar” (Corriere della Sera).
Ejerce como director de orquesta (en el repertorio sinfónico, además de colaborar con el Balletto del Sur en los principales ballets de Chaikovski). También es compositor. Entre sus obras figuran tres conciertos para piano, piezas sinfónicas, música electrónica y partituras para ballet y cine. Sus escritos incluyen ensayos históricos y estéticos.
Fotografía Serena Vergano © David Ruano
Fotografía Francesco Libetta © Àlex Domènech