«Demonios», de Ben Clark
Un Diálogo con los Demonios de Ben Clark
Por Pablo Llanos.
En su TEDxTalk en Sant Antoni, Ben Clark cuenta que, cuando siendo niño descubrió los libros de poemas clásicos, pensó que quienes los habían escrito eran héroes. A partir de ahí quiso convertirse en uno de esos héroes. Se puede decir que lo consiguió al ganar el Loewe y el Hiperión, certámenes que premian al mejor poeta joven y lo convirtieron en una gran promesa de la poesía española.
Cuando se da un premio a un poeta joven queda la duda de si se está premiando al poeta o a la juventud y deja al poeta el trabajo de demostrar que sigue siendo poeta cuando ya no es joven. Ben Clark es ya un poeta experimentado, con oficio y, pese a que ya lo había demostrado, viene con Demonios a confirmarlo.
DEMONIO DEL PESIMISMO:
Pero algo ocurrirá – ya está ocurriendo –
y el funeral pequeño del poema
presagia mil finales para un día
manchado con los días que ya han muerto.
Supongo que no se es un héroe de verdad si no se atraviesa la noche oscura del alma, y a Ben Clark le había llegado el momento de demostrar que ya no es promesa y que es héroe. No encuentra mejor manera de hacerlo que enfrentándose a su peor enemigo, sus demonios.
Así la primera parte del libro, titulada también «Demonios», es un inventario de belcebús, ángeles caídos, miedos endiablados del poeta. Un bestiario de demonios personales, algunos de los cuales iré catalogando a lo largo de esta reseña.
DEMONIO DE LA VULGARIDAD:
porque seré el de siempre, el que no soy
en ese instante cuando escribo “coma”
DEMONIO DEL SILENCIO:
Pero voy a borrar este poema
Demonios no es un poemario largo -apenas 90 páginas y cuarenta poemas-, pero es un poemario lo suficientemente extenso en matices como para que, quizás, una sola reseña no baste para recorrerlo. Después de los poemas que componen la primera parte, “Demonios”, nos encontramos con otras zonas. En una de ellas habitan «Los ausentes», poemas que el autor dedica a aquellos que le faltan, tan personales, con tanta carga afectiva que uno no puede ni atreverse a juzgarlos; son poemas aforados en la emoción personal. Aún así se puede asegurar que dan cuenta de su intención poética porque ¿acaso no son las ausencias que se sienten uno de nuestros peores demonios?
DEMONIO DEL IMPOSTOR
Pero escribo con miedo y maldiciendo
en voz baja mis años de lecturas.
DEMONIO DE LA PÉRDIDA
Escribo en un archivo que almacena la nube
porque me aterroriza que se borre
A los poemas ausentes le sigue otro conjunto de poemas, «Obra Civil», en los que Ben Clark construye un estrecho puente entre la farsa y la melancolía, entre aquel poeta fingidor que decía Pessoa y el poeta que en tiempos de Google maps, chatGPT utiliza la tecnología para reencontrarse con el pasado. Toda analogía con la realidad es analógica.
DEMONIO DE LA TRASCENDENCIA:
Que este poema diga la verdad.
Que no me deje solo ante la muerte.
DEMONIO DEL ARREPENTIMIENTO:
Con un verso ligero de equipaje
que no mirara atrás, un verso libre
En mi opinión, es en el poema titulado «El Tremor (Poema Documental)», que ocupa él solo una de la cinco partes del libro, donde Ben Clark acaba por demostrar que ya no es la joven promesa y que tiene en su maletín de herramientas de poeta, la suficiente confianza y osadía como para atravesar géneros y llegar hasta uno no literario: el documental.
El Tremor es un texto en el que el poeta ibicenco relata la peor catástrofe ferroviaria de la historia de España, el accidente de Torre del Bierzo que se produjo el 3 de enero de 1944 cuando un tren correo de Madrid a La Coruña, una locomotora en maniobras y un tren de mercancías, chocaron dentro del túnel n.º 20 de la línea Palencia-La Coruña a la altura de la localidad de Torre del Bierzo en León.
En un estilo peculiar, Ben deja que dialoguen recortes de periódico de la época, noticias actuales sobre aquella tragedia o sobre el río, testimonios de quienes lo vivieron, con versos desde uno y otro tren. Consigue crear una atmósfera intensa y emocionante a la que no le cabía otro título que tremor.
DEMONIO DE LA CORRESPONDENCIA:
Que la suerte no existe para nadie
que no haya sido amado mientras ama.
DEMONIO PADRE:
porque es ley el puño de mi padre
DEMONIO MUERTE:
Qué fácil es vivir junto a los muertos
¿Parece poco? Aún hay más. Ben Clark deja para la última parte de su poemario, «Ceremonias del vivir», un compendio de pequeños aquelarres en torno a lo cotidiano, con su milagro, su perversión. Poemas que llevan entre líneas un ángel y un demonio que susurran desde cada hombro:
Y ahora estoy aquí,
delante del papel, extenuado
por tanta poesía y sin haber
escrito todavía un verso
Demonios
Ben clark
Palma de Mallorca, Sloper
2023