Calle Corso de Budapest, “Las cárceles del alma” de Lajos Zilahy
UNA CALLE, UN LIBRO
Ese paseo que bordea el Danubio es el Corso, el pasillo interior de Budapest, el paseo intimo por donde iban todos los días los habituales de la ciudad, el paseo para sentir de verdad el río y la vibración de Budapest a través de los años. Aparece así en la novela “Las cárceles del alma” de Lajos Zilahy, Por allí iba la protagonista cuando se sentía sola y quería conectar con la ciudad, por allí se paseó haciéndose la encontradiza una vez que su amor la citó.
El hombre se enamora de una mujer por su caligrafía al ver su letra en un cuaderno. Después lo envían a Rusia en la guerra mundial, pasa por mil calamidades, conoce a infinidad de individuos, sufre por el alejamiento. Se acerca a una muchacha rusa en Siberia sin pronunciar la palabra amor. Su amada siente miedo a apoyar a una muchacha que rompe con la sociedad al buscarse un amante mayor que ella, se acuesta con un muchacho mutilado por compasión. Experimenta uno de esos amores inevitables que surgen sin que uno se dé cuenta, por un oficial. Los dos se ven arrastrados en un balneario en Suiza. Pero no pueden amarse, porque los dos están presos en las cárceles de su alma, sujetos a un compromiso que les impide vivir. Al final ella viaja a Siberia, encuentra su falsa tumba de su amado , se cruza con él sin saberlo.
Todo lo cuenta Zilahy con una delicadeza de observación, con una sensibilidad y lucidez al observar la pasión. Muestra la vida con una fuerza y una elegancia que cautivan. Es una novela de Budapest y en ella está el alma de Budapest. Un día yo sentí que era muy literario aquel paseo por el que circulaba la gente delante del Danubio, igual que Miett arrugando las manos inquieta en la novela. En la barandilla de hierro una princesita con un gorro de picos le daba aún más evocación.
ANTONIO COSTA GÓMEZ FOTO: CONSUELO DE ARCO
Me impresionó mucho ese libro. Lo
Leí hace años. Me gusta Lajos Zilahy. Viajaré pronto a Budapest. No dejaré de visitar esa estatua tan evocadora.