‘Corazones perdidos’, de Celeste NG
CATALINA LEÓN.
Entre los muchos lectores de Celeste Ng (Pittsburgh, Pensilvania, 1980) había expectación ante su tercera novela. La primera, de título Todo lo que no te conté obtuvo premios y reconocimientos importantes. La segunda es Pequeños fuegos por todas partes; la tercera es esta, Corazones perdidos, que salió en español en el invierno de 2022, traducida por Laura Vidal. Las tres novelas de Celeste Ng han sido publicadas por Alba Editorial en su colección Contemporánea.
Además de sus novelas, la escritora ha publicado relatos y artículos en prestigiosas revistas como One Story, TriQuarterly, Bellevue Literary Review, la Kenyon Review Online y lleva escribiendo muchos años. La aceptación de sus novelas se ha traducido también en su adaptación al formato audiovisual, ya que Pequeños fuegos por todas partes se convirtió en 2020 en una miniserie de ocho capítulos con un importante reparto (Reese Witherspoon, Kerry Washington, Joshua Jackson, Rosemarie Dewitt, Jordan Elsass, Gavin Lewis, Jaime Ray Newman, Jade Pettyjohn, Anika Noni Rose, Lexi Underwood). La miniserie obtuvo una gran acogida entre el público y la crítica que consideraron muy ajustada su versión de la historia de Ng.
Entre los premios logrados por esta escritora hay que citar el Premio Pushcart, el Massachusetts Book Award, el Asian/Pacific American Award for Literature, el ALA’s Alex Award, y el Medici Book Club Prize, y fue finalista de otros muchos premios incluido el Ohioana Award, el John Creasey (New Blood) Dagger Award, y el VCU Cabell First Novelist Award.
Corazones perdidos es una distopía y es, a la vez, una novela de afectos, donde la relación imaginada entre un niño y su madre perdida tiene gran importancia. En un universo dominado por la tiranía y la violencia, los afectos entre ambos parecen ser el único elemento de esperanza. Contra la maldad, la belleza de la palabra, parece decirnos las escritora. La sociedad que presenta en su novela ha abominado de todo lo bueno y hay muchos libros prohibidos, una señal inequívoca de tiranía. Entre esos libros prohibidos están los de la madre de Bird Gard. El niño tiene doce años y vive con su padre, bibliotecario de Harvard y una persona melancólica y extraña, mientras que su madre lo abandonó hace ya tres años y forma parte de un sueño por alcanzar para el muchacho. La madre es una persona especial porque escribe poesía aunque sus libros están prohibidos. La búsqueda de la madre es también la de la belleza que la poesía representa y ambas confluyen para luchar contra un modo de vida inquisitorial y negativo. Esa existencia terrible, vigilada, con continuos toques de sirena, disparos y huidas, es la que refleja la autora en esta narración tan especial y llena de simbología filosófica.