El arte de la ventriloquía en un espectáculo musical creado por Jaime Figueroa
Horacio Otheguy Riveira.
Los ventrílocuos (del latín: hablar con el vientre) sorprendieron muy gratamente a las más variadas poblaciones. Al principio en el ambiente de los artistas trashumantes, rumbo a los grandes circos y teatros o canales de televisión de hoy día. Desde las más lejanas culturas en los ambientes más populares de India, China, Egipto, África… hasta recalar en Francia en el siglo XVI con Louis Brabant, el primer europeo registrado en los anales del arte de la ventriloquía en nuestro continente.
Ahora, con un gran sentido del humor y notable visión de un espectáculo integral, unido a músicos en directo, Jaime Figueroa trae al Teatro Circo Price, por solo 4 días, El ventrílocuo. Será el primer ventrílocuo en pisar la pista de la emblemática sala desde los tiempos del ya legendario Felipe Moreno, allá por finales de los años 50. Más adelante el género adquirió enorme popularidad, sobre todo en las décadas del 70 y 80. Si bien, Figueroa ya debutó en la pista en el año 2020, en colaboración de Pepe Viyuela en Mil Novecientos Setenta Sombreros del Price, esta es la primera vez que lo hace como protagonista, centro absoluto de atención.
“¿Sois capaces de pillarme moviendo los labios?”, así nos desafía el último representante de un arte desaparecido de la escena española, que vivió una edad dorada con José Luis Moreno y Mari Carmen y sus muñecos, entre otros ventrílocuos “que tanto hicieron reír a nuestros padres”. Durante la primera mitad del siglo les precedieron los salmantinos hermanos Moreno, Felipe (1888-1966) y Wenceslao (1896-1999), considerados de los mejores de la historia.
El Señor Wences trabajó hasta los 100 años y triunfó en los teatros más importantes de EE.UU. Dos calles de Broadway y Las Vegas llevan su nombre. Debutó en el Price en 1924. Felipe, escritor, músico y pintor, elegante y bohemio, un dandi de la época, rechazó muchas ofertas del extranjero, pero inmortalizó desde la pista central al locuaz y mordaz loro Kiko, antecesor en pico y alma del cuervo Rockefeller que su sobrino José Luis convirtió en estrella de la TV.
Jaime Figueroa, que lleva años estudiando el arte de hacer reír mediante la ventriloquía, se ha propuesto actualizar esta técnica ancestral para acercarla al gusto y a la sensibilidad contemporáneas, sin renunciar por ello al rigor y la maestría. Y todo ello aderezado con su peculiar sentido del humor. Un espectáculo para la vista, pero sobre todo para los oídos, con canciones y música en directo de piano y violín.
Mago y performer licenciado en Bellas Artes y Comunicación Audiovisual, investigador y difusor de la ventriloquía en Francia, Alemania y Finlandia, acerca al gusto contemporáneo una técnica ancestral “rodeada de misterio”: “La ventriloquía procede de los oráculos griegos, que hablaban con el vientre para desvelarte tu destino”, explica.
Entre otras novedades, recrea a través de la ventriloquía el antaño popular circo de pulgas. Gracias a sus dotes mágicas y vocales, estos diminutos insectos cobran vida ante el asombro del público. Una muestra más de un espíritu transgresor y polifacético que le ha llevado a destacar en el monólogo y el clown, y a diseñar sus propios ‘muppets’ articulados.
DIRECCIÓN E INTERPRETACIÓN: Jaime Figueroa
VIOLÍN : Violeta Veinte
PIANO: Gonzalo García Baz
MÚSICA: Gonzalo García Baz
LETRA: Rafael Boeta
DRAMATURGIA: Jaime Figueroa, Rafael Boeta y Gonzalo García Baz
TEXTO: Rafael Boeta y Jaime Figueroa
COREOGRAFÍA: Sonia Dorado
MIRADA EXTERNA: Rafael Boeta y Miguel Muñoz
ESCENOGRAFÍA Y DISEÑO DE PERSONAJES: Jaime Figueroa
FABRICACIÓN DE MAGIAS Y MUÑECOS ARTICULADOS: Alex Idealex
IMAGEN: María La Cartelera
FOTOGRAFÍA: Pelayo Diaz
VESTUARIO: Patricia Figueroa
PRODUCCIÓN: Naka Márquez
VÍDEO : Guille Martínez y Cristian Gómez Sáez.
Agradecimientos: Maria Petri, Consuelo Abril, Emilio Figueroa, Alberto Sierra, Héctor Mancha, Mario López, Pilar Serrano, Ricardo Barrul y Teatro Circo Price.
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