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‘El gran día de la señorita Pettigrew’, de Winifred Watson

CATY LEÓN.

Cuando Winifred Watson (1905-2002) entregó a su editor El gran día de la señorita Pettigrew, su nueva novela, quedó muy sorprendida por su negativa a publicarla. Hasta entonces la editorial estaba contenta con ella y con su éxito. Sus dos novelas anteriores, bastante dramáticas y ambientadas en el campo inglés, habían sido bien acogidas. Quizá por eso el editor pensó que no estaba bien cambiar de escenario con esta novela urbana y casi cómica. Pero Winifred insistió y llegaron a un acuerdo, de modo que al publicarse en 1938 nos proporcionó a nosotros la posibilidad de leerla ahora en la colección Rara Avis de la Alba Editorial, con la traducción de Isabel Murillo Fort y las ilustraciones de Mary Thompson. La colección Rara Avis contiene maravillas inclasificables. Darte una vuelta por su catálogo es encontrar pequeñas joyas desconocidas de autores de los que no habías oído antes hablar o rarezas de autores conocidos. Y entre ellos hay muchas escritoras, lo cual es una bondad añadida. En todo caso, cualquier Rara Avis puede darte la sorpresa y convertirse en uno de tus libros favoritos.

La señorita Pettigrew tiene cuarenta años, es pobre, va mal vestida, está paliducha y no tiene expectativas ninguna en esta vida. Busca trabajo para subsistir y va de un lado a otro como alma en pena. El único consuelo de su vida ha sido el cine y ver películas su ocupación más gozosa. Por eso su forma de ver los acontecimientos es un poco cinematográfica. Hasta que un golpe de suerte de esos que la vida guarda para nosotros sin que lo sepamos la lleva a presentarse para un empleo en la casa de la señorita LaFosse, que no tiene nada que ver con ella porque es joven, guapísima, con glamour y una cabeza un poco a pájaros. Y, sobre todo, alguien de quien se enamoran todos. Por obra y gracia de los acontecimientos, en los que figuran tres hombres (Phil, Nick y Michael) a cual más interesante, ambas van a compartir una aventura que hará a la señorita LaFosse un poco más sensata y a la señorita Pettigrew una mujer lanzada y capaz de todo.

Aunque la novela es de los años treinta del siglo pasado llama la atención la forma desenvuelta con la que la autora comenta los pormenores sexuales y sensuales que le suceden a la joven y la manera en que los vive y observa la mayor. Las relaciones amorosas, no siempre positivas, pero, en todo caso, llenas de emoción y de una gran parte de juego, son el elemento fundamental de la novela, a lo que se añade la preciosa relación entre ambas, una relación casi de madre e hija, de amigas que se respetan y, sobre todo, de mujeres perdidas que  han de ayudarse a restablecer lo que son y lo que deciden ser. Ese pequeño toque feminista le viene muy bien al libro y lo sitúa en una órbita distinta a la moraleja fácil. Y el sentido del humor hace su aparición en toda la historia, dotándola de una mezcla de ternura y atrevimiento que resulta, cómo no decirlo, encantadora. Como ellas mismas, las protagonistas.

La novela se volvió a editar en el año 2000 y en 2008 fue adaptada al cine, dirigida por Bharat Nalluri con su título original. La actriz Amy Adams hizo de señorita LaFosse y la gran Frances McDormand fue una extraordinaria y convincente señorita Pettigrew.  La crítica calificó la adaptación de “elegante” y la película conserva la chispa de las escenas de vodevil que forman la trama.

Aunque solo escribió seis novelas porque su vida no fue nada fácil, esta constituyó su gran éxito y  ha convertido a Winifred Watson en una escritora que merece la pena conocer.

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