El hombre más fuerte del mundo. Aforismos de Jesús Cotta sobre el padre

Foto de José Luis Trullo

 

Jesús Cotta (Cártama, 1967) es un poeta, latinista, pensador, traductor, aforista y profesor andaluz con una larga trayectoria literaria a sus espaldas, en la cual se incluyen ensayos, novelas, poemarios y libros de aforismos. Además, comparte su sapiencia literaria en el canal de YouTube Magister Calvus, donde aconseja a los jóvenes poetas acerca del mejor modo de escribir de manera eficaz y consciente. En fin: un hombre del Renacimiento, un humanista de los pies a la cabeza. Con motivo del Día del Padre, publicamos algunos de sus aforismos acerca de dicha figura, tanto inéditos como extraídos de sus libros publicados.

 

INÉDITOS

 

Nace, niño, tranquilo de tu madre, que ahí fuera en la luz te espera tu padre con los brazos abiertos para siempre.

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El padre no es imprescindible; sólo es insustituible.

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Quienes hemos tenido padre queremos que todos tengan uno.

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De la orfandad no nos libramos nunca; de un mal padre, sí.

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En el semen está un hombre más de cien millones de veces repetido; es en todo el universo lo menos anónimo que existe. Hay más de cien millones de razones para que un hombre sea  padre y no un donante anónimo.

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Nacer del amor, el placer y el compromiso de un hombre y una mujer es un origen tan alto, que marca también nuestro destino.

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Nacer de un donante y no de un padre estaría bien si lo nacido no fuera un hijo del donante.

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Igual que las mujeres no se quedan embarazadas de fetos sino de hijos, los hombres tienen gónadas no para fecundar a una hembra, sino para ser padres. ¡Ni que fuéramos cobayas!

 

 

De MOTAS DE POLEN

 

Mi vida está iluminada por las palabras de mi padre en su última hora de oscuridad.

 

 

De HOMO MYSTICUS

 

Padre, tú que no has dado la sangre y el pecho a tu hijo, dale tu aliento y tus principios.

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Llevar niños al hombro, echar carreras con ellos, enseñarles el nombre de las estrellas y a no tener miedo a los perros y a devolver lo robado. Poner los puntos sobre las íes  y besos en la frente. En fin, ser padre.

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El hombre con hijos es más vulnerable. Por eso tiene que ser más fuerte.

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Ahora que mi padre ha muerto, temo más que nunca avergonzarle.

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Mi padre sigue siendo el hombre más fuerte del mundo.

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Mi padre ya no me lleva al colegio de la mano. Ahora lo llevo yo en el corazón a mi trabajo.

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Mi padre murió en el lecho donde me concibió, pero con más ángeles.

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Padre, ama como un príncipe, lucha como un león, muere como un patriarca.

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La felicidad no estaba en el arte, el éxito o los músculos, sino cuando yo tocaba las constelaciones desde los hombros de mi padre.

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Yo era feliz cuando no lo sabía, más o menos por la época en que las piernas de mi padre eran un árbol y yo una ardilla.

 

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