“Teoría”, de Vicente Luis Mora

Una teoría sobre el libro de Vicente Luis Mora: «Teoría».

Por Pablo Llanos Urraca.

Tenía muchas ganas de leer Teoría, un libro de Vicente Luis Mora, que pasa por ser uno de los escritores más originales, vanguardistas y preocupados por encontrar nuevos espacios narrativos dentro de la actual literatura hispanoamericana y que cuenta con el aliciente de haber sido editado por el poeta Jesús Aguado y de que el propio autor lo defina como «Un libro raro hasta para mí».

Después de leer varias veces Teoría de Vicente Luis Mora, tengo que reconocer que los párrafos que vienen a continuación no son una reseña al uso si no, más bien, una crónica de mi experiencia como lector de este interesante texto.

Un libro que podría definirse como de aforismos encadenados o de ensayo teórico distribuido en aforismos o sentencias. No lo sé bien, ya que, aunque con apariencia de libro de poesía, Teoría exhibe un formato híbrido, o transgénero, incluso anfibio (u ornitorrinco): «Este libro no es poesía, pero es teoría con método, una especie de anfibio».

Aún así, no es su género diluido lo que más me ha llamado la atención si no el hecho de que, aunque su temática sea ensayística, con reflexiones entrelazadas sobre el lenguaje, los marcos de pensamiento, la escritura, las figuras retóricas o la identidad. Teoría da la sensación de haber sido creado en un proceso de escritura automática.

Una pista de que esto puede ser así la da Vicente Luis Mora al final del libro: «Este libro se escribió por entero –salvo alguna cosa– el 20 de Octubre de 2018 en el inclinado pueblo de Pampaneira».

El libro se desgrana como una bomba de racimo en párrafos cortos que a menudo pueden considerarse aforismos pero que a veces se transforman en apotegmas, sentencias, greguerías, juegos de palabras e incluso versos. Y esto depara ciertas sorpresas para el lector atento.

Mi primera sospecha (o quise decir sorpresa) mientras avanzaba en la lectura fue pensar que estaba leyendo era un ensayo (género eminentemente racional) escrito mediante escritura automática (algo irracional). Me vi reflejado en la forma de pensar del autor, porque me dio la sensación de que Vicente dejaba ver la forma de actuar de su cerebro, y que incluso me lo decía: «El papel escrito es un electroencefalograma».

El siguiente extrañamiento me lo produjo el encontrarme cada cierto número de páginas (19, 30, 47, 52, 62, 75, 81) un alivio cómico, un juego de palabras, una gracia, casi un chiste, con los que parece que el cerebro del escritor alivie la tensión sinóptica y a partir de ahí, seguir teorizando.

Una válvula que se abre en su mente, suelta presión, antes de que las máquinas del pensamiento vuelvan al trabajo.

«Si ya se ha escrito es un afomismo. »

Por último, es la sensación de que en algún momento de la lectura empezaba a seguir los mismos procesos que los del escritor. La división del texto en aforismos anidados hace que tenga sentido leer un segmento de ellos en orden o del último al primero. Esto me pasó inconscientemente al dar la vuelta a la página 73:

Teorrizar el rizo.

Un diccionario es como el yo,
un algarabía de voces.


Ahí se ve la excepción filosófica de nuevo:
la filosofía del lenguaje es lo opuesto
a un diccionario.


Un diccionario es una teoría de la lengua.
 

Los aforismos anteriores están originalmente en sentido opuesto al del libro. Al darme cuenta de que esto funcionaba, repetí el experimento con igual resultado en otros fragmentos del libro. Pensé que estaba jugueteando con el libro de Vicente Luis Mora hasta que poco después, en la pagina 81 me encuentro otro mensaje suyo: «Pero es al revés. Hay que leerlo al revés».

Y una página después:  «En serio, leerlo al revés».

¿Qué ha ocurrido? La explicación más sencilla es que, quizás, con este estilo de escritura ensayística automática Vicente Luis Mora ha conseguido que el cerebro del lector se sincronice con el del escritor, como en ese momento de clímax en las películas de terror o de catástrofes naturales en las que todas las agujas de un medidor de energía espectral, de radioactividad o un sismógrafo bailan al unísono sobre un papel en el que todas las agujas bailan al unísono: «El papel también es un sismógrafo».

Teoría

Vicente Luis Mora

Mixtura

88 páginas, 2022

 

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