30 Festival de Cine Español de Cáceres
Por Francisco Collado.
Sara Escudero ejerció magistralmente de maestra de ceremonias en el 30 Festival de Cine Español de Cáceres. La abulense derrochó espontaneidad y un saludable (y necesario) sarcasmo en unos monólogos inteligentes y divertidos. No es la primera vez que pisa el escenario del Gran Teatro de Cáceres, ya en el 2018 fue la conductora de la 25ª Gala, siendo felicitada por Pedro Almodóvar por su buen hacer y profesionalidad.
En estos primeros instantes, un recuerdo en la pantalla del cine español en el año 2022, sirvió de obertura con el visionado de algunas de las mejores secuencias del cine patrio durante el año anterior.
El premio Reyes Abades, creado en memoria del Supervisor de Efectos Especiales nacido en Castilblanco; fue entregado por el actor Braso Coubaly (Luna de agosto, Aroma de Roma) y la actriz, directora y dramaturga Laura Heristone a la actriz morala Clara Alvarado, una actriz habitual de series como La Casa de Papel, Acacias 38 o Cristo y Rey. También pisó las piedras milenarias del Teatro Romano de Mérida bajo la égida de Ricard Reguant con Hércules. El musical. Como cantante regaló a los espectadores una interpretación potente, con amplio control del instrumento y delicados matices de dos canciones de Mecano con acompañamiento de piano del profesor del Conservatorio de Cáceres, José Luis Porras.
Una de las sorpresas del cine español (Cinco Lobitos), dirigida por Alauda Ruiz de Azúa fue el vehículo para entregar el Premio Revelación de la mano de José María Fernández de la Vega. Esta maravillosa ópera prima sobre la aventura y el riesgo de la maternidad primeriza, donde acompañamos a la protagonista en su camino inciático, está trazada con honestidad y sin imposturas. Quienes han pasado por esas vicisitudes se identifican en cada fotograma con la peripecia vital de Amaia (Laia Costa). El San Pancracio se une al ramillete de merecidos premios (Festival de Málaga) que ha cosechado la sensible, intimista y sincera propuesta de Alauda Ruiz de Azúa que recibió el Premio Revelación del certamen cacereño.
La banda Swing Ton Ni Son regaló a la platea aromas de dixieland y el más potente swing. Nacidos en 2015, los componentes tienen un amplio bagaje musical. El saxo aterciopelado de Juanlu González, contrapunteado por el contrabajo de Luis Sanz y la percusión de Rafa Huertas empastaban con la guitarra de Gonzalo Barrera. Aurora Samino recorrió todos los caminos vocales del género, transportando por unos instantes al público al escenario; pleno de humo; de un night club del Nueva Orleans en los años 30, con su amplio registro y hermosos recursos vocales.
La mejor dirección recayó en Félix Bizcarte por la película No mires a los ojos, una inquietante e incómoda propuesta, basada en una obra de Juan José Millás. Esta aventura fílmica que retrotrae al huis clos polanskiano, consigue provocar extrañeidad mediante la plasmación de la compleja psicología del protagonista-voyeur en una dualidad realidad-mente. Fue entregado por la productora de cine Cristina Huete, que explicó la trayectoria desde el momento en que conoció al director, hasta la realización del film.
El premio que lleva el nombre de la revista Versión Original, única revista monotemática de cine en el panorama nacional y de carácter solidario, fue entregado por José María Clemente. En esta ocasión el laureado fue el director David Trueba. José María Clemente es periodista especializado en cine. Ha dirigido programas como Cinexprés, Código Cine o Tentaciones.
Un interludio musical, donde el cacereño David de Rueda, habitual en las calles de la ciudad monumental, dedicó Lágrimas Negras a David Trueba. Un emocionante momento, de limpias falsetas en la guitarra y desgarro en la voz del cantante.
Para el mejor actor de series ocupó el atril Tinti Rebollo que rememoró nostálgicos y emocionantes momentos de la infancia y de su historia con el tándem Rebross. Luis Callejo recibió el premio por la serie Apagón. La historia de unos personajes que tratan de adaptarse a un mundo sin electricidad, ni medios de transporte y enfrentarse a sus miedos más básicos, le ha servido al fogueado actor para obtener el premio con sus vivencias en un mundo post-apocalíptico. Su alter ego de Ernesto le ha traído (de la mano de Rodrigo Sorogoyen) hasta el escenario del Gran Teatro para recibir el galardón.
La subdirectora de Versión Española, Paz Sufrategui, hizo entrega del San Pancracio a Mónica López, dentro del apartado de Mejor Actriz Series. Su personaje de guardia civil en un thriller gallego ha merecido este premio. Rapa es una serie de indiscutible solidez que invierte las reglas del whodunit, de potente ritmo, donde destaca la naturalidad de la actriz.
Ámame, interpretada por Leonardo Sbaraglia, es una de esas películas del director Leonardo Brzezicki donde nos habla de sus personajes rotos, plenos de contradicciones, complejos. Santiago, interpretado por Sbaraglia, permite al actor expresar un anhelo de amar no alcanzado. Un papel soberbio, donde el actor se entrega y nos habla de heridas no cauterizadas y de la búsqueda, equivocada, en los demás de la propia estima. La bajada a los infiernos de su personaje, ha regalado al actor este premio Mejor Actor de Cine que le llegó de las manos de la actriz Lola García (El Deseo).
En el apartado Mejor Actriz de Cine el premio se entregó a la mallorquina Vicky Luengo por su interpretación de Helena en la película Suro. Una incursión en el cine rural con el epicentro de un duelo personal. Una propuesta donde domina el sentido del espacio, arriesgada y que plantea diversos dilemas. El enfrentamiento íntimo es orquestado con pericia por el director (Mikel Gurrea) presentando las dinámicas tóxicas de la pareja protagonista, que se cuecen a fuego lento. Entre el baile inicial y el final, Vicky Luengo se empondera y atrapa al espectador. Y al jurado que la seleccionó para este premio que le fue entregado por la cacereña Cristina Gallego (El intermedio, Pasapalabra).
Otro actor cacereño, Alberto Lucero, a pie de escalera y con cenital iluminación, narró como tomo contacto con Rebross y dio paso al video que rememoraba los 30 años de Cine.
El epílogo aguardaba de la mano de Paco Rebollo para entregar el premio de honor a Fernando Trueba. Un fin de fiesta con un cineasta que ha tocado todos los palos. Documentales, thriller, animación, productor, series, cine coral. Un reivindicador de la risa y de la alta comedia. Un misturador de géneros. Un renovador.
La entrega de este galardón cerró esta edición de los Premios San Pancracio. Un broche de honor que fue sellado por Swing Ton ni Son.
Hasta la próxima edición.