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Héctor Peña Manterola, autor de ‘Cabárceno’: «Si eres un escritor poco conocido, no te puedes permitir aburrir al lector»

PILAR M. MANZANARES.

Tras graduarse en Historia por la Universidad de Cantabria, Héctor Peña Manterola se mudó a Madrid donde comenzó a desempeñar su carrera literaria. De esta etapa surgieron dos novelas independientes y varios relatos y cuentos publicados en diversas antologías. Recientemente ha regresado a su ciudad de origen y es alumno del Máster en Edición y Gestión Editorial con Grupo Planeta por la Universidad Internacional de Valencia. Influenciado por autores como Stephen King, Michael Crichton o J. R. R. Tolkien su escritura se caracteriza por una simbiosis perfecta entre el terror y el humor. Algo que pone de manifiesto en su nueva obra Cabárceno.

  • ¿De dónde nace Cabárceno?

Cuando comencé a trabajar en Cabárceno vivía en Madrid. Añoraba el norte, el hogar. Y sumando conversaciones con seres queridos y mis propios gustos, decidí que mi siguiente obra iba a ser una historia de supervivencia. En Cantabria no tenemos un zoológico dedicado a la bioingeniería, cierto; pero tenemos Cabárceno. Y tratándose de un lugar real, palpable, me daba la opción de jugar con personajes corrientes, gente normal que se enfrenta a circunstancias extraordinarias y esto moldea su carácter.

  • ¿Por qué un thriller?

Quería escribir una historia con un ritmo narrativo ágil. Cuando eres un autor poco conocido no te puedes permitir aburrir al lector, y el thriller es todo menos aburrimiento. Además, para reflejar todos los estamentos de la sociedad, necesitaba un elenco enorme de personajes. El thriller me permitía situarlos rápido en los primeros capítulos y después, cuando se cierra el círculo y es necesario profundizar en los elegidos, mantener el pulso ágil hasta el final.

Además, se salía del clásico terror psicológico que muchas veces se acerca (actualidad) al género policiaco.

  • ¿Qué tiene de especial este libro para enganchar al lector?

En primer lugar diría que la ambientación. Es un lugar conocido en todo el país. Mucha gente ha ido. En lo personal, si se me da a elegir entre una historia que ocurra cerca o en la Conchinchina, me quedo con lo conocido. Después, el ritmo y la facilidad para empatizar con los personajes. Es difícil no verse identificado con alguno. Y no paran de suceder cosas.

  • Los animales son en parte grandes protagonistas de esta novela ¿Por qué dotarles de tanta importancia en el relato?

Con uno de los personajes, el rinoceronte de la cubierta, quería limpiar un poco la imagen de villanos que tienen los animales. No lo son. El Mal, con mayúscula, lo cometen los humanos. Pero los animales son el motor de toda la acción, y su presencia y ataque es lo que permite agilizar el ritmo narrativo. Son un elemento impredecible que mantiene una tensión constante a lo largo de toda la novela.

Y dan que pensar respecto a las diferencias/similitudes entre sus comportamientos y los de los humanos. A cada cual…

  • ¿Somos tan diferentes a los animales como algunos creen o cada vez sale más ese instinto primario que compartimos?

Siempre me ha parecido interesante El buen salvaje de Rousseau. Creo que el ser humano, en pañales, actuaría como cualquier animal: mataría para comer, cuidaría de sus crías y, de vez en cuando, procrearía. Esto lo hacemos, pero a diferencia de nuestros primos, la sociedad, la cultura, todo lo que nos caracteriza como humanos, mantiene a raya nuestros instintos más primarios. Pero uno de los temas que transmito con la novela es el que me planteas: ¿En una situación límite, actuaríamos como animales o mantendríamos nuestra humanidad? Teniendo en cuenta, claro, el intelecto más desarrollado. El ser humano puede actuar de forma cruel, regocijarse en el dolor ajeno. No sé hasta que punto eso es una conducta aprendida, que la ciencia me ilumine. Pero cuando se trata de morir o matar, de satisfacer deseos que la moral impuesta a la sociedad opaca… el ser humano podría dividirse en dos bandos, y solo uno es como nos gustaría.

  • ¿Qué ha sido lo más complicado? ¿El proceso creativo o el de publicación?

En este caso ninguna de las dos. Verás, conocí a mi editor a raíz de otra obra no publicada, una novela negra paranormal. La retocaré en el futuro. En esto pusimos sobre la mesa otros trabajos en curso. Cabárceno estaba bastante avanzado, y le iluminó los ojos. Le gustó la idea. Así que terminé la novela, se la envié y, una vez revisada, firmamos.

La publicación en una editorial tradicional siempre se prolonga muchos meses. Conmigo fueron bastante precisos, aunque esperar siempre es duro. Y muy contento.

El proceso creativo a fin de cuentas es constante. Yo desarrollo personajes e invento situaciones. A partir de ahí, todo es humo. Sé hacia dónde quiero llegar y el proceso de escritura del primer borrador es una aventura. Con Cabárceno, por el tipo de personajes escogidos, el ser una novela circadiana, y la estructura, salió bien. Otras veces es necesario reescribir la obra desde 0 usando el primer borrador como un guion al que introducir escenas, modificar la estructura, cambiar personajes…

  • ¿Qué te caracteriza como escritor que podemos ver en Cabárceno?

Creo que la combinación entre humor y terror. Me gusta mostrar las cosas como son, quizá demasiado decadentes. Al menos en las obras sobre gente normal. Las novelas de grandes aventureros, de espías, de científicos… son (o, mejor dicho, serán) otro cantar. Pero la gente normal, como yo, piensa mal, no siempre acierta, habla de aquella manera, bromea… Y no siempre les ocurren cosas buenas. Yo no me caso con ningún personaje, y a veces soy demasiado crudo. Pero en las metáforas está el ingenio. Escribo obras para el público general, para que disfruten del placer de leer. Y para que saquen sus propias conclusiones.

  • ¿Cuáles son tus referentes a la hora de escribir?

Tengo muchos. A nivel de estructuras me gusta mucho Michael Crichton, además de la seriedad con la que trata a los personajes. Stephen King es mi autor favorito por su manera de profundizar en los personajes, no pasando por algo ningún aspecto de la realidad: si un médico tiene X manías, él te las va a mostrar. No hablemos de ciertas enfermeras. Tolkien, aunque quizá algo menos narrativo que otros autores de fantasía contemporáneos, marcó un antes y un después: El Señor de los Anillos es una obra intemporal. J.K. Rowling escribe novelas juveniles con tal encanto que cualquier adulto puede disfrutarlas.

Dean Koontz tiene tramas muy buenas. En lo nacional, Reverte escribe bonito y conserva el espíritu de las grandes novelas de aventura. Gómez-Jurado tiene un ritmo envidiable y sus novelas son muy divertidas. Podría seguir y seguir, pero la lista es interminable. Así que suelo resumirlo en los tres primeros. Pero creo que cualquier autor debería de aprender constantemente de la infinidad de maestros que esculpe el tiempo.

  • ¿Cómo comenzaste en el mundo de la escritura?

Haciendo relatos en el colegio, de chiquitito. Algunos ilustrados. De pre-adolescente lo intenté con una novela, y después pasé largos años a vaivenes. Estudié Historia, y mató, en cierto modo, mi ansia de literatura creativa. Leía sobre todo libros de contenido académico y, por ocio, manuales y bestiarios. Me encanta la antropología, tanto real como de sociedades ficticias. Pero en esa época escribí algunos poemas e intentonas de historias. El primer giro de guion fue hacia el final de la carrera, que programé un videojuego casi entero: eso me permitió situar los elementos de una historia desde el apartado gráfico. Al poco comencé a desarrollar un profundo trasfondo de un mundo ficticio y, poco después, logré empezar y concluir mi primera gran novela de fantasía. Desde entonces está en un cajón, pero me dio el impulso y las herramientas.

A partir de ahí, publiqué El Ministro del Silencio, una novela de no-ficción. Le cogí el gustillo. Me abrí un blog donde fui publicando una novela de ciencia ficción fantástica, Magdalena, al tiempo que escribía relatos. Gané algún certamen. Y con Cabárceno me he consolidado como autor publicado, abriéndose un horizonte de posibilidades. Todo este proceso han sido unos dos, tres años. Lo importante es leer y escribir todos los días, recuperar los recuerdos, y fijarse en el mundo que nos rodea a todos.

  • Última pregunta ¿Nuevos proyectos en el horizonte que debamos conocer?

Ciertamente, hay tres más avanzados que el resto. Soy una pequeña fábrica.

El primero debería ver la luz a finales de este año, en otoño. Es una novela negra (¿o debería decir de terror?) bastante compleja en el apartado psicológico. Es un libro de estructura difícil. Pero la historia es muy emocionante. Más larga y dura que Cabárceno, pero bueno, escrita con otras pretensiones.

Después estoy trabajando en una antología de mis cuentos de terror y suspense. Queda pendiente qué pasará con ellos, pero quizá vean la luz en 2024. Algunos solo eran borradores escritos por practicar, otros fueron publicados en diferentes portales web o en mi propia página de autor. La mayoría son nuevos, incluida una novela breve, Mecánica de fluidos. Tiene bastante buena pinta. Son historias muy diversas, huyendo de los tópicos.

Por último, seré breve. Hay otra novela, tan larga como Cabárceno y la de este año juntas, cuyo pipeline sería finales de 2024. Está en escabeche. Es un proyecto ambicioso.

Hay algún otro borrador guardado y varias ideas que voy desarrollando a nivel conceptual, pero de momento, esto es lo que puedo ofrecer. Poco a poco pero sin detenerse.

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