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Entrevista con Carlos del Río, escritor y profesor de escritura creativa

HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.

Carlos del Río (Santander, 1979) es tanto escritor como profesor de escritura creativa y se usos aplicativos de la creatividad en la vida. Licenciado en Periodismo por la UPV y diplomado en Montaje Cinematográfico por la ECAM, Carlos vive en Soto de la Marina y es miembro de la Sociedad Cántabra de Escritores. En 2019 publicó El príncipe Eosh, novela de fantasía juvenil. Acompaña sus talleres con los libros La aventura de ser escritor y Atrévete a ser escritor, y por su blog han pasado autores como Rosa Montero, César Mallorquí o Maite Carranza.

  • Buenos días, Carlos. He realizado una introducción breve que, sin embargo, cuenta un montón de cosas. El árbol de actividades y virtudes tiene un dosel denso, pero todo comenzó con una semilla. ¿En qué momento de tu vida decidiste tu camino?

Dos momentos muy importantes fueron 2009, cuando decidí formarme como novelista, y al menos intentarlo (está claro que me encantó), y 2015, cuando comencé a impartir clases de escritura creativa y dejé la productora donde trabajaba de montador.

  • Hay un tema que me gusta tratar con todos los escritores: ¿Cuáles han sido tus referentes literarios?

Estos son mis referentes más importantes:

Stephen King. Con él comencé a leer literatura para adultos de chaval, y ahí sigo. Soy lector constante. Me gusta el terror, y me gusta mucho cómo crea personajes. Su Mientras escribo es muy bueno. Las novelas que le quedan bien son maravillosas: te metes en ese mundo, vives con esos personajes y no quieres que acabe.

Dean Koontz. Este posiblemente sea mi mayor influencia. Llevo más de diez años leyéndolo. Le pasa como a King, que es tan prolífico que es muy irregular, pero cuando da en el clavo, es genial. Crea muy buenos personajes, que te importan, y momentos geniales de terror, tensión, suspense y acción. Sus protagonistas las pasan canutas, pero al final siempre hay una nota de optimismo y las historias tienen un trasfondo de ternura y esperanza, y eso me gusta. Con él aprendí, aparte de a crear tramas dinámicas y buenos personajes y a estirar momentos tensos, a jugar con el lenguaje para tocar las emociones del lector.

Ray Bradbury. Me gustaba cómo me tocaba de forma emocional, gracias al lenguaje, aunque a veces no supiera qué estaba pasando. Ahora entiendo todo: historia y estilo. Fahrenheit 451 y El árbol de las brujas son dos de mis obras favoritas. Este me toca mucho el corazón. Con él empecé a plantearme los juegos del lenguaje en la narrativa.

Estos tres escritores también me ayudaron a sentirme bien escribiendo los géneros que escribo, y que me diera igual lo que pensara el resto. Esto es algo fundamental para tener una carrera literaria. Escribes lo que te gusta, ya encontrarás a tu público.

  • Un punto clave en la vida del escritor es su formación. Esto determina tanto un corpus de habilidades en sus etapas más tempranas, como la red de contactos. Hay autores (muchos americanos) que esto no lo cumplen, pero en España, la realidad es que ciertas carreras facilitan el desempeño de la profesión. Periodismo es una de ellas, pero la competición debe ser despiadada. ¿Consideras que te ayudó en tus primeros pasos como escritor? Y ¿por qué?

Solo la parte de la gramática. Nunca me sentí cómodo en esa carrera. No tengo espíritu de periodista. Me ayudó a reconocer qué no quería ser. De todo se aprende.

Donde sí aprendí fue en la Escuela de Cine de Madrid (ECAM). Disfruté muchísimo y aprendí a ver cómo estaban construidas las películas. Lo que aprendí lo apliqué, con cambios, a escribir relatos y novelas.

Me ayudó infinitamente más la ECAM que Periodismo. Es lo que les enseño a mis alumnos, que se olviden un pelín de la gramática (solo un pelín) y que se pongan a construir historias con palabras escritas, que es lo que hacemos los novelistas. Además, del periodismo puedes llevarte muchísimos vicios que son trabas en las novelas: querer dar tu opinión a toda costa, demasiado ego, una presencia demasiado obvia del autor, ceñirte demasiado a la realidad…

Para lo de los contactos fui muy gañán, y no me di cuenta de su importancia hasta que no llevaba unos cuantos años de escritor. Es fundamental. Los que hice —y sigo haciendo— no me vinieron de mi paso por la universidad.

Pero vamos, yo pienso como los escritores americanos: no hace falta ninguna carrera para ser escritor. Una buena formación te va a ayudar ir más rápido, a que no te tires años dando palos de ciego, pero no tiene por qué ser una carrera universitaria.

No tengo muy claro qué universidad te enseña a moverte por la vida, si es que lo hace alguna.

Yo a ser novelista aprendí con manuales en inglés y cursos online de Estados Unidos, porque no había casi nada en España. Y leí y analicé un montón de novelas y relatos, y analicé un montón de películas, y me puse a escribir mis propios relatos y novelas, y me daba cuenta de errores y aciertos (o me los indicaban), para enmendar los primeros y sacarles partido a los segundos. No tengo ninguna formación reglada como novelista. No creo que sea indispensable.

Es fundamental, para empezar, que te encante leer y tengas ganas de escribir. El resto viene luego, y tienes que estar dispuesto a aprender cosas nuevas y a hacer cosas que al principio no te gustan o no te atreves a hacer, si quieres tener una carrera literaria.

  • Llegados a este punto, hay algo que me parece importante remarcar. Por un lado tenemos al Carlos Escritor y por otra al Carlos Profesor. ¿Cómo encajan entre ellos?

Son dos facetas que me gustan mucho. Me gusta escribir historias de ficción y enseñarle a la gente a hacer lo que yo hago, y que lo haga a su manera. Contento de poder vivir haciendo lo que me gusta, la verdad.

  • Además de novela has publicado un libro de relatos. ¿Crees que un aspirante a escritor debe hacerlo desde el relato breve, o directamente liarse el pañuelo a la cabeza y comenzar a escribir novelas? Creo que muchos lectores que piensen iniciar su curso agradecerán este ‘Sprint 0’.

Depende de cada uno, aunque yo sí recomiendo comenzar con relatos, porque son infinitamente más fáciles de escribir y así vas practicando los elementos narrativos. A mis alumnos les pongo un límite de palabras, y eso les fuerza a quitar lo superfluo y quedarse con lo fundamental. Es un ejercicio magnífico para no irse por las ramas y evitar llenar de paja y de frases huecas y floridas la narración.

Yo cuando comencé me veía incapaz de escribir novelas, aunque era lo que deseaba, así que lo que hice fue escribir relatos cada vez más largos, hasta que me vi capaz de escribir novelas. Mis alumnos gradualmente también escriben relatos más largos, hasta que se lanzan con la novela.

  • Como profesor de escritura creativa… ¿Crees que el nivel de los aspirantes en España ha subido los últimos años?

No te puedo contestar, porque no sé cómo era el nivel de hace unos años, y solo puedo hablarte de mi experiencia con mis alumnos. Llevo ochos años, yo no he notado cambios. Hay gente que tiene claro que quiere ser escritor, otros van a probar, otros se enamoran de la escritura a lo largo del curso, otros tiran la toalla porque descubren que es difícil… Cada caso es distinto.

  • En otros países existen formaciones oficiales para dedicarse a la escritura, cosa de la que carecemos o, en otra vertiente, son privadas (con todo lo que ello implica de cara a doctorar, por ejemplo). ¿Cómo crees que afecta esto a nuestra literatura?

No lo sé. Como indiqué más arriba, no creo que sea fundamental tener título reglado ni una formación reglada para ser novelista. O escribes o no escribes, o te promocionas o no te promocionas, o leer o no lees. Quien algo quiere, algo le cuesta. Así de sencillo.

  • Hay un tema que he dejado para el final pero creo que es fundamental. La creatividad, como leve resplandor que todos llevamos dentro, es capaz de dar sentido a nuestras vidas. ¿Cómo surgió en ti la necesidad de ayudar a la gente a descubrirse a sí misma desde espectro, y qué buscas lograr en una persona que decida participar en tu Curso de creatividad para la vida?

No creo que la creatividad per se pueda dar sentido a nuestras vidas, a menos que el trabajo que te da de comer sea una disciplina artística, claro; necesitas más elementos.  Pero sí creo que nos ayuda a lograr muchísimas más cosas, y a llevar una vida más serena y satisfactoria.

Mi interés por la creatividad surgió cuando comencé a formarme como novelista en 2009. Una de las primeras cosas de las que me percaté era que tenía la creatividad bloqueada, y que si no la desbloqueaba, jamás sería capaz de escribir novelas, que era mi sueño. Así que al tiempo de formarme como novelista, me puse a averiguar cómo funcionaba la creatividad, también a través de cursos y libros.

Descubrí que la creatividad se puede despertar y que es un músculo: cuanto más la prácticas, mejor funciona; también descubrí que en cuanto entrenas la mente, esta te da infinidad de ideas para lograr tus objetivos, pero tienes que decirle que te dé ideas para un objetivo concreto, de lo contrario es como una lavadora en el centrifugado.

Todo lo que aprendí de creatividad me ayudó a desbloquearme para ser capaz de escribir novelas. Entonces me pregunté si eso serviría también para lograr mis objetivos vitales, probé y resultó que sí.

Lo que quiero enseñarles a mis alumnos es que comprueben que con creatividad, o imaginación, se amplía nuestra amplitud de miras, que somos capaces de verle muchas más alternativas a la vida cuando sufrimos un revés o queremos lograr algo. También que recuerden cuando fueron creativos en el pasado o lo son en la actualidad. No hay que ser artista para ser creativo: no es cuestión de crear obras de arte, sino de ser flexibles en la vida. Y que no olviden los recursos que tienen para vivir la vida. A veces se nos olvida todo lo que hemos logrado en el pasado para hacer frente al presente y el futuro. También veremos qué actividades y personas fomentan la creatividad y cuáles la frenan.

En definitiva, espero que sean muchísimo más flexibles y resilientes para vivir la vida, que vean la realidad de una forma mucho más transparente, y que sepan en qué momento hay que abandonar, o cuando es necesario perseverar; que sepan qué cosas concretas tienen que hacer para alcanzar sus objetivos. Sin acciones en el mundo real, no hay logros. Eso les va a permitir conseguir muchas más cosas y no frustrarse.

  • Una pregunta muy rápida. ¿Escritor se nace o se hace?

No lo sé. Puede que haya un componente innato, que sería el gusto por la lectura y las ganas de escribir. Pero como pasa con muchos aspectos de la vida, no sabemos si eso es realmente innato o un condicionamiento del ambiente en el que creciste, o una mezcla de ambas cosas.

Lo que tengo claro es que tienes que hacerte escritor. No conozco a ningún bebé que sepa escribir novelas. No vale solo con las ganas. Escribir novelas es un oficio que tiene reglas, como la artesanía, y tienes que aprender esas reglas y practicarlas y practicarlas y practicarlas hasta que te salgan solas.

  • He cotilleado un poco (soy así, lo siento) y he podido ver que tus perfiles de alumnos son muy variados. Desde jóvenes cuyas influencias principales pueden ser el cine o los videojuegos, hasta gente de determinada edad amante de la Alta Literatura. ¿Cómo crees que afectan las influencias al modo de expresarse de cada autor novel?

Eso lo tienen que descubrir ellos. Les digo que tienen que leer muchísimas novelas, y que si leen solo clásicos, que saquen tiempo para novelas actuales porque van a escribir para lectores del XXI, no para lectores que murieron hace siglos. Hay que escribir para los vivos, no para los muertos. Narramos de forma distinta a lo que se hacía hace siglos simplemente porque vivimos en una sociedad distinta.

Luego tienen carta blanca para tirar de las influencias que quieran; de hecho, no tienen que rechazar las influencias que les gustan y les ayudan a construir historias.

  • Muchas gracias por tu tiempo, Carlos. Siempre es un placer entrevistar a personas cuyo trabajo consiste en ayudar y enseñar a los demás. ¿Te gustaría añadir algo más, algo que se nos haya quedado en el tintero y que los lectores deberían saber?

No. Mucha gracias por la entrevista.

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