“The Playlist”: Buena serie y buen debate
Por Gerardo Gonzalo.
Netflix ha estrenado recientemente la miniserie sueca The Playlist. En ella se narra la historia de la creación y lanzamiento de la plataforma de música por streaming más importante del mundo, Spotify, y de cómo esta compañía cambió para siempre la industria de la música y la forma de consumirla.
Esta serie, compuesta por seis episodios, desarrolla en cada capítulo, de forma muy original, el punto de vista particular de cada uno de los personajes relevantes afectados por esta historia. Estos son Daniel Ek, el dueño y fundador (La visión), el representante de una gran discográfica (La industria), la abogada de la compañía (La ley) el ingeniero que ideó el sistema (El codificador) el socio comercial, Martin Lorentzon (El socio) y una cantante (El artista). Una estructura donde se nos muestra la visión de cada uno, en relación a su posición en el contexto de esta revolución tecnológica y musical que aquí se desarrolla.
Esta decisión narrativa, lejos de restarle vigor a la historia, la deja bien resuelta. Muy ágil, la trama no pierde ritmo ni continuidad, al gravitar sobre el eje estable de sus dos personajes principales, transversalmente presentes en todo momento. Se trata de Ek y Lorentzon, insertados siempre en el núcleo de la historia, en un contexto de coherencia argumental y sobre la base de unos hechos que se ajustan al tempo y al desarrollo de una acción y que lejos de compartimentar en exceso, le dan a cada capítulo un interesante punto y seguido. Una especie de seis pequeñas vueltas de tuerca, que de forma indisimulada pretenden provocar el debate en un espectador activo, que valore cada uno de los razonamientos.
Una ficción muy bien acabada en sus aspectos formales, con ese sello de calidad que casi siempre encontramos en series y películas nórdicas, y solventemente interpretada, en sus principales papeles. Aquí el peso principal de esta miniserie se sustenta sobre el fundador y dueño de Spotify, el introvertido Daniel Ek, al que da vida un contenido Edvin Endre y por otro lado su socio, el expansivo y excesivo Martin Lorentzon, al que interpreta un espídico Christian Hillborg.
Todos estos ingredientes, le dan una agilidad y una viveza a esta ficción, que no solo entretiene e interesa, sino que además aporta una amalgama de visiones, que lejos de lo que pudiera parecer de inicio, no son siempre complacientes con Spotify. Se ponen encima de la mesa todas las perspectivas posibles, en una especie de debate que complementa la trama y que integra al espectador en un diálogo abierto y enriquecedor. Todo esto, por forma y fondo, la convierten en una serie muy recomendable, que está varios escalones de calidad por encima de lo que suele ofrecernos habitualmente el catálogo de Netflix.
Una ficción que en algunos aspectos me recuerda a la notabilísima miniserie alemana El código que valía millones (2021). Una serie, de tono algo más clásico y menos audaz, aunque con mayor carga emotiva, que nos mostraba, al igual que esta, ese momento emocionante de efervescencia y desarrollo tecnológico al amparo de la era de internet, donde pequeños y audaces genios visionarios, plantaban cara a las grandes corporaciones. La cuestión aquí, en el caso de Spotify, es que ese David inicial, se ha acabado convirtiendo en Goliath, con una evolución que va de una génesis voluntarista y casi libertaria, hasta el momento actual de la compañía, en la que ha alcanzado tal estatus y dimensión, que se ha acabado convirtiendo en el propio centro de un sistema, con aliados que inicialmente parecían querer combatir. Pero esto ya es otra historia y otro debate que trasciende la crítica seriéfila y que debéis completar cada uno de vosotros …, yo por mi parte, os recomiendo que la veáis.