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La colección ‘Ephemera’, del Museo Reina Sofía

JESÚS MILLÁN MUÑOZ.

La colección que está en la Biblioteca del MNCARS esta formada por cárteles, postales, invitaciones, folletos, anuncios, prospectos, ex libris, pegatinas, chapas, etiquetas…

Se le denomina efímero porque se creó y distribuyó pensando que su vida útil sería muy pequeña, casi siempre sin coste, formados para publicidad o propaganda, en papel y en otros materiales, podríamos indicar que son el protodiseño industrial, con tintes en mayor o menor grado estético, pero siempre con una finalidad comercial o de representación. Aunque existen diversidad de tipos y clases de materiales efímeros, y, por tanto, de funciones y finalidades…

Algunos materiales impresos, están producidos o diseñados con firmas de  autores de nombradía en el mundo del arte, la publicidad o del diseño… Según la Wikipedia existen quinientos tipos de materiales que se consideran ephemera (ephemera de materiales impresos, ephemera de video y audio).

Podríamos destacar que existen entre otras las colecciones de Ephemera de la Biblioteca Nacional de España, la Colección Ephemera del Museo de la Ciudad de Murcia, la Colección Ephemera y ex libris de la UCM, Colección Ephemera de la Generalitat Valenciana, Colección Ephemera de la Biblioteca de la Comunidad de Madrid.

Fuera de España destacan la National Library of Australia Ephemera, Ephemera in the State Library of Victoria de Australia, Colecction of ephemera of the Bibliotheque Nationale de France, Epehemera Society of América, Eanian Colecction of Ephemera al the British Library, etc.

El concepto etimológico de ephemera, tiene en el mundo grecorromano, relación con los insectos y flores de duración de un día o de corta duración. Según la Wiki, -pienso, que según algunos academicistas de la columna personal literaria de opinión, no hay que citar a otros autores, pero según mi formación académica, pienso que es de justicia hacerlo, y, así mostrar, que uno, uno no sabe de todo, todo el mundo bebe en otros…-, el precursor de estos estudios es John Lewis, que en su obra Printed Ephemera planteó estas cuestiones, y, empezaron a conceptualizarse y valorarse y analizarse las colecciones privadas o públicas que existían sobre esos objetos –por ejemplo, en España, existe la obligación que los carteles tengan depósito legal, y, por tanto, varios ejemplares, sean catalogados en las entidades para dicho fin…-.

La filosofía de estos dos últimos siglos, el pensamiento y multitud de actividades culturales, incentivado por multitud de factores y variables y valores, se ha destacado la importancia de lo pequeño, lo nimio, lo que antes solo servía, para la vida rutinaria de unos días, y, todas esas actividades humanas tienen importancia, porque reflejan realidades y conceptos y experiencias y afectos y sentimientos… al final, no sabemos, exactamente, lo que es pequeño, ni lo que es grande, si lo grande está formado por multitud de elementos pequeños, si lo pequeño es una cosa grande que acontece en un tiempo pequeño. Qué más pequeño que una sonrisa y qué más grande que una sonrisa…

Todos esos productos o materiales, sea en papel o impresos, sean en audio o video, nos presentan y representan mucho de lo que somos y de cómo estamos, de lo que queremos ser y de lo que queremos entender y comprender… Una caja de cerillas o una vitola de una caja de puros, no solo es algo, que merezca borrarse de la faz de la tierra. Merecemos, aunque sea en imagen, ahora en digital, pueda permanecer para el futuro, porque un impreso, tiene factores o valores o variables estéticas, económicas, políticas, culturales, religiosas, afectivas, familiares…

Estas colecciones que se empezaron por muchos motivos, antes, casi todos los niños coleccionaban algo, desde chapas de botellas o cromos o cajetillas de cigarros… Muchas colecciones que pasaron de cosas de niños a cosas de adultos, y, además, los depósitos legales en las bibliotecas nacionales, de carteles, impresos, etc. Motivados, no solo por amor y amar al arte o la cultura o la conservación, sino también por el control social por los poderes públicos. Todo esto conforma una imagen importante y esencial del mundo.

Algo nos dice de nosotros mismos. No solo es importante las grandes batallas, las grandes entronamientos de monarcas y jefes de gobierno, los grandes cambios ministeriales, las guerras y las grandes fiestas, sino también, miles y miles de acontecimientos pequeños, que se materializan en miles de objetos, que quizás, los utilizamos, los cogemos, los tiramos, léase un pasquín de propaganda o de publicidad. Pero que también pueden tener otras connotaciones estéticas y artísticas y culturales e históricas…

[Si un objeto pequeño y rutinario tiene valor, digo yo y me pregunto, que quizás docenas de miles de artistas plásticos que están medio muriéndose de pena y de silencio por toda la geografía de Ibería, no podrían los museos, crear Webs o directorios virtuales, que recogiesen algo de su ficha y curriculum y algunos enlaces a sus publicaciones y algunas fotos… Al menos, esas pinturas o dibujos o esculturas, tendrían el mismo valor que una caja de cerillas de hace equis décadas…].

Cuándo a una persona se acerca a un objeto que ha conocido y utilizado, hace décadas, que ya no está en el comercio rutinario. Por ejemplo, una caja de metal de hace décadas de  Cola Cao, la persona le vienen recuerdos de antaño, de su casa, de sus padres, de sus hermanos, de mil cosas… los objetos pequeños o grandes tienen la capacidad de llevarnos al pasado, de llevarnos a lo profundo de nosotros mismos –lo mismo sea un cartel, sea un objeto industrial, sea una voz grabada de hace década

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