El imaginario de lo decadente reaparece entre las paredes de Gotham
En los siglos XVIII y XIX se produjeron unas grandes transformaciones sociales. Una de ellas estuvo relacionada con la conformación de los Estados-Nación (las cuales, a su vez, se relacionan con el imperialismo) y la otra estuvo relacionada con la industrialización. En este sentido, Arthur Herman en su La idea de decadencia en la historia occidental nos muestra como los ideales de cultura, nación o civilización, entre otros, abren las puertas a una visión negativa del mundo, cuando estos ideales dejan de materializarse o se ven en peligro. Friedrich Nietzsche, Oswald Spengler o Arnold Toynbee fueron algunos escritores que expresaron, de un modo u otro, esta visión decadente del mundo o de parte de él. Esta visión podemos resumirla en una especie de incumplimiento de nuestras esperanzas. Pensemos por un momento en nuestra historia reciente. Sabemos que el mundo occidental ha concatenado diversos fracasos que han dejado una huella imborrable en la cultura. Uno de ellos han sido las dos Grandes Guerras (Guerras Mundiales) y, en el caso estadounidense, la Guerra del Vietnam. También se podrían mencionar a las dictaduras que hemos encontrado en el pasado siglo y en el actual. A su vez, en el mundo actual, podríamos hablar del 11S y de los diversos desastres ecológicos como manifestaciones de la decadencia social y humana. Un conjunto de fenómenos que nos hacen perder la esperanza en la humanidad y en los valores.
La decadencia ha formado parte de la cultura en numerosas obras tales como: la obra 1984 de George Orwell, en los trabajos existencialistas como podría ser Homo Viator de Gabriel Marcel o El ser y la nada de Jean Paul Sartre, así como en la poco conocida Por os vieiros da saudade de Otero Pedrayo, entre muchos otros. También veremos esta perspectiva en películas como La dolce vita de Federico Fellini, American Psycho de Mary Harron, Dracula de Francis Ford Coppola, El abuelo de José Luis Garci o Los lunes al sol de Fernando León de Aranoa. Así mismo, pintores como Ramón Casas y Carbó, es un buen ejemplo, aunque Picasso, Dalí o Antonio López también muestran relación con esta perspectiva decadentista.
En el mundo del cómic ya mencionamos, en otra ocasión, la importancia que tiene la ciudad de Gotham en esta visión negativa del mundo. Sin ninguna duda, el universo creado alrededor de Batman es el mejor ejemplo de esta perspectiva cultural. Una perspectiva que presenta cierto aire conservador (de un modo u otro), ya que se busca revertir o evitar alguna modificación considerada como negativa. Diversos estudiosos del noveno arte han mostrado que Batman es un personaje que materializa los valores modernos y, en cierto aspecto, ilustrados. Un burgués adinerado e individualista que lucha contra todo aquello que altere el bienestar de la ciudad de Gotham. Evidentemente, todos los enemigos de esta urbe son perversos, horribles y manifiestan claramente la maldad. Por lo que nos es más sencillo posicionarnos del lado del enmascarado. En el caso de Gotham, la conformación narrativa se estructura entorno a una urbe que termina siendo el paradigma de las perversiones humanas. Evidentemente, en la cultura puritana estadounidense, solamente se ve insinuada la corrupción sexual y sí es manifiesta la violencia, la corrupción, así como la realización de numerosas actividades delictivas. No obstante, en otras obras se ha expresado claramente la igualadad entre la ciudad de Gotham y el mundo. De ahí que parezca bastante claro que estamos ante una confrontación cultural y de carácter universal.
Pues bien, dejando a un lado la contextualización y yendo ahora a obras concretas, seguimos de enhorabuena porque ECC sigue apostando por la colección Batman saga, donde se va recopilando los últimos números de las series principales del personaje. En la colección Batman saga seguimos viendo diversas historias sobre esta visión decadente. De hecho, a finales del pasado año pudimos leer Batman vol. 01: sus oscuros designios donde compilan diversas historias surgidas a raíz de la época liderada por Tom King. En la etapa de King, Bane emergía como una especie de dictador dispuesto a eliminar los valores modernos representados por Batman. Pues bien, tras esto se comienzan a reestructurar los enemigos de Gotham y Batman. Por otro lado, en la línea de Detective Comics se ha publicado, recientemente, Batman: Detective Comics vol. 13 – Mal corazón firmada por Peter J. Tomasi. En ella nos encontramos con la manifestación de la decadencia de las sectas. La iglesia de los dos golpes será la representación de estas manifestaciones pseudorreligiosas que también hacen peligran la vida y los valores de la cultura representada por el enmascarado.
En este mundo imaginario creado en Gotham, nada parece ser positivo. De hecho, la boda entre Bruce Wayme y Selina Kyle también se verá afectada por los elementos decadentes de la cultura: Tommy Elliot (la envidia), El Acertijo (el azar), Ra’s al Ghul (el ecologismo extremo), etc. Esto lo veremos en el futuro volumen que verá la luz el próximo mes titulado Batman vol. 09: preludio a la boda. A su vez, el propio Batman, en Batman: Detective Comics vol. 04 – Espejo oscuro, se verá afectado, de nuevo, por la corrupción generada en la Casa de los Espejos, donde un personaje llamado Tratante vende objetos que eran propiedad de los personajes más perversos de este universo. Por otro lado, el comisario Gordon se verán afectado por la perversión a través de su propio hijo. Al fin y al cabo, Gordon, como elemento ético, no puede quedar al margen de esta confrontación decadente y, en ocasiones, perversa de la cultura y los valores modernos. Esta obra, que será publicada en marzo, está firmada por Scott Snyder y Francesco Francavilla y Jock.
Seguiremos los pasos de este universo decadentista a través de las diferentes representaciones de la degeneración humana. Todo ello, de un modo u otro, nos va a ir mostrando diferentes elementos hipertrofiados de nuestra propia sociedad y de los valores occidentales.
Por Juan R. Coca