‘El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes’, de Tatiana Țîbuleac
ÁNGELA M. RAMS
La novela de Tatiana Țîbuleac fue mi última lectura al final de un verano convulso, que sin duda tardaré en olvidar. No pude haber elegido un mejor momento; ésta es la historia de dos vidas en un cruce de caminos.
Aleksy detesta a su madre.
No soporta su voz, su aspecto, ni las decisiones que la han convertido en la mujer que es, mediocre y desagradable. La historia está narrada por él en primera persona, de manera descarnada, rabiosa y violenta, y sin embargo, es de una belleza inolvidable. Aleksy es un Holden Caulfield moderno, un adolescente dañado que vive angustiado ante lo terrible y lo miserable, avergonzado de sí mismo y, sobre todo, avergonzado de ser hijo de su madre.
Aleksy está roto y sus recuerdos también. A lo largo de su narración, los pedazos de su memoria se van recomponiendo, en un mosaico que reconstruye el lector. Las pérdidas, los abandonos, la violencia y la vergüenza de Aleksy durante muchos años forman un borrón, un apretado ovillo del que trata de huir con drogas, violencia, y despreciando a su madre por encima de todas las cosas, pues ella es testigo y a la vez causante de su miseria compartida.
Tal vez, el mayor síntoma de que hemos dejado atrás la infancia sea cuando nos damos cuenta, un día fatídico, de que nuestros padres son seres humanos, tan falibles e incompletos como nosotros mismos. A veces, incluso más. En este sentido, esta es también una novela de maduración, de tránsito a la edad adulta. El odio de Aleksy es el de un niño asustado, que no perdona los errores de quienes debían haberle protegido. La reconciliación es la de un hombre que ha aprendido a perdonar, también a sí mismo.
En su último verano juntos, que pasarán en un pequeño pueblo de Francia, su madre vuelve a tener los ojos verdes. Aleksy es capaz de reconocer y recuperar en su madre la belleza que le había estado negando, ahogado en su ira y encerrado en sí mismo. Es una obra cruel, sincera, asombrosamente bien escrita. Construye unos personajes tan precisos y humanos, tan asustados y vulnerables, como nosotros mismos.
Desde luego, una de mis mejores lecturas de este pasado año 2022.
Que artículo tan genial! Es muy interesante tu contenido