Veinticinco aniversario de la mayor obra teatral española de humor negro: 666, de Yllana
Horacio Otheguy Riveira.
En su momento fue una osadía muy original en la que se parodiaba todo lo que conocíamos de la violencia criminal y la respuesta, no menos bárbara, de la pena de muerte en Estados Unidos, con múltiples referencias cinematográficas de fondo. Hoy, con otro elenco y un ajuste general de la misma pieza, 666 se erige como un mosaico de escenas donde variopintos horrores se exhiben sin tapujos, sin autocensura, a tal punto que nada importa caer en lo políticamente incorrecto.
Escatológicos, bestiales, machistas, lujuriosos… y hasta tiernos si se trata de una bella joven del público con la que ansían jugar un buen rato… A punto de pasarse, ponen el freno de mano, la chica luce simpatía a raudales (en cada función será alguien diferente pillada al azar) y los bárbaros que irán a la pena de muerte dan muestras varias de cachondeo a la hora de dormir, de soñar, de electrocutarse o de entrar en el más allá portadores de pene más grande de todo lo soñado. Así las cosas, brillante escena en silla eléctrica, y otra en una ráfaga histórica con tremebunda guillotina, pero ya aplicados a un ballet clásico regido por Tchaikovsky entre carcajadas imparables.
El humor es negrísimo, por un cuarteto de intérpretes que aúnan todas las necesidades de la casa Yllana con la eficaz dirección de David Ottone junto a un gran elenco de profesionales. Los cuatro actores son mimos formidables aupados en rápidas transiciones, bajo un diseño de sonido de gran precisión y un guion que depara vaivenes como muñecas rusas universalmente tan negras como jocosas.
Ayer y hoy entrelazados para burlarse de la muerte de los enemigos de cada día, de esos cretinos espantosos que no son más que pobres tipos en manos de carceleros desalmados que, a su vez, de pronto… uno es capaz de besar la mano de la señorita y enviarla delicadamente a su butaca.
El ángel de la muerte bate sus alas, Yllana ha vuelto con el número satánico del 666, número a su vez de la suerte, pues fue el primer espectáculo de la Compañía que abrió puertas internacionales que generaron una pléyade de éxitos que todavía siguen dando vueltas dentro y fuera del país, a la par que habilitan flamantes estrenos, siempre con la realidad disparatada… para entenderla, bailarla, reírla mejor…
Cuatro temibles convictos llegan al corredor de la muerte para ser ejecutados. La adaptación de estos convictos a su nueva situación, la irritante convivencia entre ellos, sus relaciones con los guardianes y las desastrosas ejecuciones a las que son sometidos desencadenarán una serie de escenas dantescas, incontrolables y disparatadas, convirtiendo el corredor de la muerte en un improvisado infierno.
En 666, Yllana imprime una dosis más elevada de humor negro, absurdo y mordaz a su habitual trabajo cómico visual para mostrar, sin palabras, el lado más oscuro y siniestro del ser humano. Entra en este macabro mundo, donde no habrá salvación alguna para nadie. Ni siquiera para el espectador.
Idea Original, Autor: Yllana
Dirección: David Ottone
Actores (en alternancia): Fidel Fernández, Raúl Cano Cano, Juanfran Dorado, Jony Elías, Juan Francisco Ramos
Escenografía: Juan F. Ramos, José M. Ramos, Manolo Molas
Diseño Iluminación: Juan Ramos
Diseño de sonido: José Armando Ruiz, Pelayo Gutiérrez
Vestuario: Teresa Rodrigo
Atrezzo: Pablo Pérez, Pablo Camuñas, Sebastián Sánchez, Fernando Andrés, José M. Ramos
Iluminación y Sonido: Miguel Ángel García Rosa
Regidor: Fran Álvarez