Hoy analizamos en detalle “Batman: Tres Jokers”
Los grandes universos comiqueros de DC y Marvel tienen enormes dificultades para poder hilar las numerosas historias que se crean alrededor de sus principales personajes. El ejemplo más palpable de esto lo encontramos en Joker, uno de los enemigos icónicos de Batman. Como sabemos, la historia de este personaje siempre ha estado enmarcada en el misterio, en la contradicción e, incluso, en el sinsentido. Este hecho ha sido planteado como uno de los principales atractivos de este icónico personaje. Dejemos esta idea un poco apartada, de momento, para seguir con ella más adelante.
Un segundo elemento que está condicionando notablemente al mundo del cómic proviene de que se ha convertido en fuente de significación para otras artes. Es decir, el mundo del cine o de la pintura, por ejemplo, obtienen ideas de este mundo que, hace año, era poco frecuentado por la sociedad. Este hecho ha generado que muchos de los personajes icónicos de la industria del noveno arte aparezcan en grandes producciones cinematográficas. En principio, esto no tendría que ser un problema ¿verdad? El conflicto se genera cuando el cine y el cómic están desajustados.
Pues bien… La película ‘Joker’ supuso un éxito sin precedentes. Este producto cinematográfico aportaba una visión racional a la historia del personaje. Una interpretación que, incluso, lo acercaba más a un personaje depauperado, marginal y fruto de una sociedad inhumana. Ello hizo que muchos espectadores sintieran cariño y afecto por ese enfermo, por ese personaje que había sido marginado por una sociedad que lo rechazaba (precisamente por ser enfermo). Ante esto, el personaje optaba por una actitud rebelde y vengativa frente a esa sociedad inhumana.
El personaje del noveno arte no es alguien tan adorable. Al contrario. Está más cerca, simbólicamente, de un ser depravado y casi demoníaco. Una expresión del mayor desprecio por cualquiera -sociopatía- unido a un marcado carácter sadomasoquismo. Además, la configuración del personaje -como es bien conocido- nos retrotrae al mundo del Medioevo. Nos conduce a ese personaje que generaba a los reyes y que gozaba de cierta situación de privilegio social. Al fin y al cabo, los bufones de la corte podían, a través del humor, hablar de la realidad con cierta libertad, al contrario que muchos de los cortesanos. Este es, precisamente, el carácter primario de un personaje que ha sido mostrado como un asesino despiadado en obras tan clásicas como Los cinco caminos de la venganza del Joker, La broma asesina, Batman: RIP o Batman: Una muerte en la familia. Mientras que también se le ha mostrado desde su lado más siniestramente “risueño” en trabajos como Quien ríe el último, Batman: intercambio, Final del juego o, incluso, en la reciente La guerra del Joker. Hay una tercera vía, posiblemente la más sugerente, en la que se muestra al personaje como origen de maldad y enfermedad. Los ejemplos tradicionales serían Amor loco, Batman: Arkham asylum, Batman: Arkham asylum locura, Joker: sonrisa asesina, entre otros. Es, por lo tanto, un personaje sumamente complejo, repleto de matices y vertientes interpretativas diferentes, al contrario que la versión cinematográfica más lineal.
Geoff Johns, entonces, se atreve a intentar hilar todas estas vertientes, pretendiendo darles sentido en una misma historia. Para ello opta por una cuarta significación muy importante para el personaje más moderno: el Joker como agente contagioso. Esta misma idea ya fue utilizada por Snyder o por Tynion con mayor o menos éxito. En ella, el personaje, de un modo u otro, logra controlar la mente de las personas convirtiéndolos en seres semejantes a él. Si lo pensamos por un momento es el mismo elemento narrativo que subyace a las obras clásicas de miedo vinculadas, por ejemplo, al mundo zombi o a Drácula. Gracias a esta idea fuerza, Johns plantea una visión innovadora del universo relacionado con el Joker. Además, logra de un modo relativamente verosímil dar sentido a todo esto. Ahora bien, la cuestión no estaría tanto ahí, sino en si esta idea hace que el personaje pierda algo de fuerza simbólica. No tengo respuesta para ello.
Por otro lado, tal y como dijimos antes, Batman: Tres Jokers opta por la racionalidad como elemento narrativo. En este sentido, la estructura de las páginas es de 3×3 en su mayor parte. Esto aporta contención a la narración y le otorga mayor verosimilitud a la obra ya que se aleja de efectismos y una perspectiva comercial. Además, este juego narrativo también la acerca al prestigioso trabajo de Alan Moore. Por otro lado, Johns parece que también se acerca al estilo de Tom King por esa estructuración racionalista y por centrarse en los elementos emocionales de los personajes principales de la obra. Esto lo logra Geoff Johns alejándose de su modo de narrar, próximo a la obra coral y repleta de personajes, presente en obras como Crisis infinita, Green Lantern: Rebirth, Flashpoint, entre otras. En esta ocasión el trabajo se aproxima a una película donde la historia debe estar más acotada y ser más clara. De ahí que, aunque recuerde a King o a Moore en algún aspecto estructural de la obra, Johns es un autor mucho más comercial que los anteriores, por lo que no deberíamos esperar un trabajo realmente profundo o con capacidad para conmocionar. Sin ninguna duda es una obra bien construida para llegar al público, tal y como nos muestra su éxito de ventas. Pero, repito, no es un trabajo profundo y de calado.
El guionista pretende aportar realismo a las historias de este personaje usando una estrategia que resulta identificable para el lector y enlaza así tres hitos en la historia del personaje: La broma asesina, Una muerte en la familia y cuando Batman se entera que Joe Chill fue quien mató a sus padres (Batman, número 47). Tres momentos conflictivos para tres personajes importantes con los que Joker mantiene una relación especial. Esta tríada de significaciones, de personajes y de conflictos internos han recorrido el magma de significaciones del universo de Batman. La pregunta que nos viene a la cabeza ahora es si esta obra soluciona algo en estos conflictos, aclara y matiza lo que ha sucedido o, simplemente, es un aporte más al universo jokeriano. Como habréis imaginado, os dejo la respuesta a cada uno de vosotros.
No podemos terminar este análisis sin repasar el apartado gráfico de la obra. La narración visual, firmada por Jason Fabok (dibujo) y por Brad Anderson (color), es realmente interesante. Ello es debido a que logran combinar una narración con aire tradicional con una narración más actual. Además, también aportan multitud de detalles a las viñetas. En sus viñetas encontraremos emoción, ojos que transmiten mensajes por sí mismos, acción, etc. Un trabajo excelente, sin ningún lugar a dudas. Además, la narración visual, como ya dijimos, es contenida y está restringida al espacio imaginario 3×3 que no se mantiene en todas las páginas. Ahora bien, esta contención permite que las emociones tengan más peso y que la credibilidad de la narración se incremente sustancialmente.
Por Juan R. Coca