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«Morfología de la Sangre», de Pilar Cámara

Por Pablo Llanos.

Después de haber releído unas cuantas veces los poemas de Morfología de la Sangre (Ed. Cántico, 2022), crudeza es el termino con el que necesito definirlo. Este libro de poemas aborda el tema de la maternidad y si Pilar Cámara tiene un mérito plausible es el de escribir sobre un tema poco tocado y empaparse de él, mancharse las manos de sangre, o de tinta, como si fueran cosas distintas.

Pilar Cámara es una asidua usuaria de Twitter, red social en la que se le puede ver confesando cosas como:

«Ayer, después de seis días sin vernos, mi hija me colocó la mano encima del pecho cuando nos metimos en la cama, porque «quiero dormir sintiendo tu corazón». Y ya está. Ese es el tuit. Eso es el amor. Esa es la vida.»

Con este despliegue público de ternura uno espera, al empezar a leer Morfología de la Sangre, que se va a enfrenar a una bella oda al amor materno filial. La sorpresa no tarda en llegar.

«En ese equilibrio feroz sostengo mi infancia y la infancia de mi hija, obcecada en que jamás lleguen siquiera a rozarse»

La escritora madrileña explora en este, su tercer poemario, su relación con la maternidad reflejándose en su madre y en su hija. No es un poemario fácil. Podríamos imaginar a Pilar con un ramo de azucenas en la mano cantando loas a su madre y a su hija. Nada más lejos de la realidad, Pilar Cámara sostiene con una mano el cordón umbilical que le unía con su hija y con la otra el que le unió con su madre, y los estruja para exprimirles todas las células madre, todas las palabras madre. Saca de ellas el líquido amniótico y lo convierte en el caldo de sus poemas: «En la matriz permanece / vivo / el germen de esta genealogía, un escalofrío que me atraviesa».

Tuve la ocasión de coincidir con la madre de Pilar Cámara y no tuve más remedio que preguntarle qué le había parecido el libro de su hija. Me contestó como solo puede responder una madre, a la vez orgullosa y a la vez decepcionada.

«Aborrecer a mi madre / es otra manera / de odiarme, / ahora que somos la misma». Supongo que su madre esperaba el ramo de azucenas, pero sentía todo el amor que, pese a todo, se percibe en los versos del libro Morfología de la sangre dista mucho de ser algo así y precisamente de esa decepción amorosa surge el valor literario de esta obra.

«Cuando fui madre se transformó mi forma de ser hija», afirma Pilar Cámara en una entrevista. Dicen que la deuda que tenemos con nuestros padres la saldamos con nuestros hijos y Pilar Cámara apuesta por saldar todas sus deudas. Los versos de su Morfología de la sangre necesitan tanto de su madre como de su hija para sostenerse. Pero no son esas las únicas deudas que paga Pilar, las referencias a Sharon Olds, Sylvia Plath, Herta Muller, Anne Sexton o Azahara Alonso, entre otras, dejan entrever quienes han sido sus «madres» literarias.

En definitiva, esta obra es un poemario que hay que abrir con cuidado. Una escritura que puede herir nuestra sensibilidad o ponerla a flor de piel. Sharon Olds escribió que toda mujer camina con su propia madre colgada al cuello, arrastrándola. Durante la lectura de Morfología de la sangre caminaremos arrastrando tres mujeres colgadas al cuello: nuestra madre, nuestra hija y a la propia Pilar Cámara.

 

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