Por Àngels S. Amorós
Mónica Rodríguez (texto) y (ilustraciones). El hotel. Madrid: Editorial SM (Barco de vapor), 2017. 150 pp. A partir de los 10 años de edad.
Tengo que reconocer que he pasado algunas noches en pensiones, paradores y hoteles, pero ninguno como el que describe Mónica Rodríguez en este libro. No puedo esconder que siento algo parecido a la envidia y eso me estimula a seguir probando, ¿por qué no?
De pequeña viví en un hotel. Fue cuando murió mi padre. Mi madre hizo las maletas y nos subimos a un tren. Salimos de la ciudad que era triste y sin poetas, y el tren la envolvió en una bocanada de humo. Mis hermanos y yo jugábamos por los vagones.Después, el tren se detuvo y vimos al abuelo Aquilino en la estación, tan alto que nos gustó
Así empieza una maravillosa historia llena de delicadeza, bondad y sentido del humor para narrar la historia de una familia desde los ojos vivaces de una niña que no deja pasar una. El dolor por la pérdida del padre se transforma en un reto y en una lección de vida para todos los lectores. Un viejo hotel familiar es el escenario perfecto para representar un micromundo que retrata de forma socarrona y valiente de lo que va esto que llamamos vivir y convivir. En el entrañable hotel del abuelo se dan cita varios personajes de lo más variopintos. Desde el perro Nicanor hasta los clientes fijos y algunos parientes. La viuda que vive en la ilusión de un viaje en un crucero espectacular podría tratarse de mi vecina del quinto. La pareja que viene del lejano Canadá los veo como mis amigos de toda la vida y la peculiar forense, yo misma.
Es tan grande la complicidad y tan poderosa la ternura que un acontecimiento trágico como la posible clausura del hotel se torna en algo positivo. La unión de toda la familia y la confianza de los clientes consiguen que no pierdan la esperanza en ningún momento. Una historia que desborda felicidad y risas a manos llenas. Todo salpicado de historias verdaderas y otras que se disfrazan de verosimilitud, pero que no son más que mentiras, para ofrecernos lo mejor de nosotros mismos. Recuerdos que hablan de viajes, de barcos y trenes. Y de muchas cosas más, como que nada es lo que parece.
En este enlace podemos conocer mucho mejor a Mónica gracias a la entrevista que le hicieron en la revista de literatura infantil y juvenil de la Fundación Cuatrogatos: “Escribir es un trabajo que requiere paciencia, constancia y oficio”.
Aquí se puede leer una segunda entrevista a la autora, donde destacamos:
Escribo mirando hacia afuera, por supuesto, pero también hacia adentro, a todo lo que me conmueve. Si a mí me conmueve y soy capaz de ponerlo en palabras, seré capaz de conmover a otros. Son cosas que me llegan. Escribir es hacerse preguntas. No sé si encontrar respuestas, pero es hacerse preguntas. De la realidad vienen muchas, de las tragedias que nos rodean también, y cuando chocan dentro de mí las tomo, para intentar entenderlas… no sé por qué, quizá porque necesito escribir sobre ellas. La exploración es sobre todo eso que de alguna manera a mí me afecta, y trato de convertirlo en literatura.
Mónica Rodríguez es una escritora asturiana de formación profesional y laboral en Ciencias Físicas. Ha trabajado en el Centro de Investigaciones Ciemat, pero su pasión por las letras es tan fuerte que en la actualidad se dedica por completo a la literatura y los muchos premios y publicaciones que está cosechando le confirman que ha tomado una buena decisión.
Paula Blumen o Paula Flores Munsó es una ilustradora barcelonesa. Podemos saber más sobre ella accediendo a su
página web. Algunas de las ilustraciones que ha realizado para libros infantiles y juveniles:
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