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‘Episodios en la vida de una esclava’, de Harriet Jacobs

PILAR M. MANZANARES.

Linda Brent fue el seudónimo bajo el que se escondió la escritora y abolicionista Harriet Ann Jacobs. De este modo firmaría en 1861 «Episodios en la vida de una esclava». Un testimonio hecho memoria que quizá parezca lineal, sí, y también minuciosa y extremadamente descriptivo, pero que se torna con presteza y fluidez en un relato envolvente y tremendamente visual. Te conduce con pasión y detalle no solo a una época, la América de los Estados no todos libres, sino también un motivo de vital importancia (y nunca mejor dicho): hacerse con la ansiada libertad que el dinero, blanco o negro, no pueda comprar.

Al igual que hiciesen Harriet Tubman, Sojourner Truth o Ida Wells, Jacobs es uno de los pilares más fundamentales del feminismo racializado y antiesclavista. Además, forma parte de un momento histórico insoslayable que constituye toda una genealogía: cuando Rosa Parks, aquel 1 de diciembre de 1955, decidió quedarse quieta y no moverse de su asiento en el autobús. Nadie le había pedido que se moviese, y aún con todo, hubo quien la señaló para cuestionar su experiencia, su historia. Con todo, su vida.

Gracias a la estupenda traducción de Carla Fonte, conocemos la historia verdadera de Harriet Ann Jacobs. Tras una vida abocada a la esclavitud desde la cuna, la joven Harriet decide, desde lo más profundo de un corazón helado por el maltrato moral y sexual de su amo el señor Flint, emprender el camino de la libertad, cueste lo que cueste ¡Aunque ello implique la renuncia a sus propios hijos y, en ocasiones, a la privación de ver la luz del sol en años! Es en ese momento cuando Harriet comprende la importancia de tener aliados no solo entre los negros, sino también entre los blancos, de los que muchas veces confía, aunque su intuición le dicte lo contrario. Con todo, se compone ante los ojos del lector o, más bien, la lectora (pues es a ella o a ellas a quien Jacobs se dirige en todo momento, al esperar que su historia llegue a las manos de todas aquellas mujeres que, como ella, tras una travesía por el desierto hayan encontrado su libertad) una narración en la que se cuestiona la fe, se afianzan los lazos de sangre y se vislumbra el nuevo tejido social que Estados Unidos comenzaba a pensar, a mediados del siglo XIX.

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