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Lo demoníaco puede ser divertido y gamberro

Portada de Lucky Devil

Cullen Bunn nos plantea un trabajo entretenido centrado en el mundo de los satánico.

Stanley es un personaje con un trabajo poco gratificante y un puesto insatisfactorio. Se ocupa de llevar el café a sus compañeros y estos lo tratan con desprecio. Un comienzo convencional de muchas obras artísticas que buscan un desarrollo contrapuesto. Si logramos mostrar una vida que cualquier lector pudiera despreciada, entonces podrá ser más sencillo atrapar al lector con elementos narrativos atractivos. Una estrategia convencional, frecuente. Por suerte, Bunn, para evitar que su trabajo resulte anodino y convencional, introduce elementos retrospectivos sumamente impactantes para sortear los convencionalismos y llamar la atención del lector.

Todos estos artefactos narrativos están centrados en lo demoníaco. Imágenes, sucesos y confesiones que aportan una sensación oscura al cómic y que logran que la obra logre circunvalar, en parte, esos convencionalismos de los que hemos hablado. A partir de ahí la acción principal comienza a cobrar fuerza dejando atrás este comienzo tétrico para irse encaminando a lo cómico e irónico. En este sentido, aunque solamente en esto, la obra recuerda a Hellboy de Mike Mignola, a Head Looper de Andrew Maclean, o muchas de las obras de Javier Marquina como, por ejemplo, Alien Albion. Al fin y al cabo, esta conjunción entre el humor, más o menos sarcástico, y el terror o los elementos vinculados a él, no son algo novedoso.

Teniendo en cuenta todo lo que acabamos de decir ¿qué aportación ofrece Lucky Devil? Francamente, poca. Ahora bien, pese a las carencias creativas en la narración escrita. La obra tiene la virtud de ser comercial, entretenida y sencilla de leer. Es una obra sin aspiraciones y sin profundidad. No es profunda, ni lo pretende. El elemento que más me ha llamado la atención (aunque tampoco es nuevo) está relacionado con la confluencia entre lo satánico y lo comercial.

El trabajo de Fran Galán, en cambio, es sugerente e interesante. Sus figuras tienen ciertas deformaciones que hacen que resulten atractivas. Sus viñetas son dinámicas y emocionantes. Juega entre el uso de detalles y el uso de elementos incompletos. Resulta especialmente sugerente los cambios entre viñetas ralladas y aquellas más limpias. Esto hace que la narración visual logre traspasar el papel y tocarte. Por otro lado, las escenas con mayor carga de acción son impactantes. Ahora bien, algunas viñetas también resultan chocantes por su carácter un tanto insulso. Me pregunto si Galán ha sentido la necesidad de contenerse y limitar sus capacidades para intentar mantener la narración humorística.

Lucky Devil es una obra comercial y divertida, sin ninguna duda. Un trabajo que centra su interés en el gamberrismo, algo que ya han realizado otros autores con obras memorables. Lo que no acabo de comprender es la razón de plantear una narración tan poco novedosa. Pero bueno… En definitiva, una obra que no pasará a la historia, pero te hará pasar un buen rato.

 

Por Juan R. Coca

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