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«Ser raíz», de Begoña Regueiro Salgado

Por Alberto García-Teresa.

Un registro confesional es el que siempre ha ido conduciendo la poesía de Begoña Regueiro Salgado (Madrid, 1981), que ofrece en esta obra un recorrido amplio tanto en lo temporal como en lo emocional. Tono fluido, conducido por un léxico habitual, imágenes cercanas y el espacio emocional como lugar por donde circulan los versos son varios de los elementos más significativos de la escritura de Regueiro Salgado.

Ser raíz, con su expresivo título, nos marca un anhelo de arraigo que, frente a lo territorial, se sitúa en lo afectivo, en la voluntad de nutrir y de ser nutrida. Al mismo tiempo, nos abre a la imagen de exploración de lo subterráneo, de indagación en busca de sustento (filosófico y sentimental). Y, por último, el mismo título de igual manera nos remite a una materialidad que reitera la relevancia de los cuidados como fuente de existencia y de reproducción de vida.

En cualquiera de esas dimensiones, la autora explicita su afán de comunicación a través de la escritura, que mana de una búsqueda de vínculos y de gratitud, tensionada con cierto tono de consuelo o de salvación incluso: “busco esa frase que abrace a todo el mundo y / que acaricie / a todos los que amo / cuando ya sea tarde”.

El libro, bien estructurado, se abre con la constatación de las raíces que se desvanecen con la pérdida de seres queridos. Precisamente, la elegía y la expresión de ese dolor centraron algunas páginas memorables en los poemarios anteriores de la autora. En esa ocasión, sin embargo, la muerte se reconduce como una necesidad de hacer brotar otras nuevas raíces con las que continuar y ensanchar el amor: “los pedazos de vida que, a veces, / es preciso dejar atrás / para seguir adelante”. Destaca la enunciación angustiosa del dolor de la ausencia, que intenta sortear puntualmente un atisbo de nostalgia en el recuerdo dichoso. Las pesadillas son recurrentes y subrayan lo traumático de la experiencia: “Los hogares caen / cuando las raíces mueren”. De ahí su ímpetu es labrar, con paciencia, nuevas raíces que consolidan relaciones y descendencias. Algunos poemas funcionan como retazos, quizá por insertarse dentro de un texto más extenso que se construye con la lectura lineal de todas las páginas o, quizá, porque pretenden presentarse como fogonazos, en el sentido de recuerdos e impresiones. La insistencia en la memoria, entonces (“solo existe lo que se recuerda”, nos explica), cobra una perspectiva existencial.

No se trata de un poemario complaciente: está escrito desde un dolor que parece que aún no ha podido cicatrizar. El “yo” reconoce los golpes y la dureza de la vida (“la vida pocas veces es compasiva”). Pero esa conciencia lo que hace es reiterar el deseo y la necesidad de continuar adelante; de caminar por la senda del vitalismo. La celebración del amor de la pareja irrumpe como punto de inflexión y termina por llevar el júbilo hasta la maternidad. Cambian el tono los poemas, en ese momento. Pierden la pesadumbre y las dudas y la incertidumbre para construir, en su lugar, pasajes luminosos que son empujados por la esperanza.

Por todo ello, ¿podría suponer, en ese sentido, este Ser raíz un nuevo recorrido sobre los hitos biográficos plasmados en las obras anteriores de Begoña Regueiro Salgado? Posiblemente, pero, en esta ocasión, se colocan dentro de una visión panorámica que reinterpreta el conjunto en busca de un sentido.

De hecho, la búsqueda del sentido de la vida, o desbrozar su complejidad, constituye el punto de fuga que mueve esta serie de poemas. No en vano, abundan los textos cuyos versos finales ofrecen una sentencia sobre la naturaleza de la vida a partir de anécdotas o de recuerdos.

Por último, hay que señalar que los poemas están intercalados por numerosas fotografías de Ariel Cannizzo. Además de dialogar con los textos, establecen un curioso juego donde la poeta puede salir del libro y acceder a él como observadora de lo que en él acontece. Precisamente, para poder evaluar, entonces, toda su trayectoria vital con la perspectiva de la felicidad presente.

Ser raíz

Begoña Regueiro Salgado

Lastura, 2022

108 páginas

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