Se publica la primera traducción del elogio de Valla a Santo Tomás
Redacción.- La revista digital HUMANISTAS acaba de publicar la traducción, la primera al castellano, de un curiosísimo Elogio de Santo Tomás de Aquino, escrito en 1457 por Lorenzo Valla para ser pronunciado en la Iglesia de Santa María sopra Minerva, ante un auditorio compuesto principalmente por frailes dominicos.
Conocida la animadversión del humanista italiano respecto a la escolástica medieval, resulta sorprendente que aceptase semejante encargo; de lo que no cabe duda es de que los asistentes tuvieron que quedarse estupefactos ante el ejercicio de irónica alabanza con que despachó el orador dicho compromiso, donde mezcla estrambóticos circulonquios con toda suerte de comparativas desfavorables hacia el aquinate, pasando por encomios que rozan la parodia: «Así fue, en verdad, Tomás de Aquino; abismo de ciencia y doblemente rico de ciencia y de virtud, ambas singulares e increíbles. Fue como un sol esplendidísimo por el fulgor de la doctrina y ardentísimo por el fervor de la virtud. Por el fulgor de la doctrina se ubica entre los querubines, por el fervor de la virtud entre los serafines».
Sin embargo, el autor no se priva de censurar a la teología de su tiempo (a la que considera heredera de la escolástica) su alambicada verbosidad y retorcido conceptismo: «Yo no admiro tanto estas cosas, la llamada metafísica, y los modos de significar y otras materias por el estilo, que los teólogos de nuestros días consideran como una novena esfera recién descubierta o admiran como los epiciclos de los planetas, ni creo que tenga demasiada importancia si se conocen o no: es más, tal vez sean lastres que sería mejor ignorar pues impiden el conocimiento de cosas mejores». Un auténtico zasca que retrata perfectamente el carácter indómito y vehemente del humanista, quien, no lo olvidemos, marcó un antes y un después en la historia de Occidente al demostrar, filológicamente, que la llamada Donación de Constantino, un decreto imperial apócrifo atribuido a Constantino I, según el cual, al tiempo que se reconocía como soberano al papa Silvestre I, se le donaba la ciudad de Roma las provincias de Italia y todo el resto del Imperio romano de Occidente, creándose así el llamado Patrimonio de San Pedro o los Estados Pontificios.
Con esta traducción, la revista HUMANISTAS prosigue con su tarea de ofrecer al público hispanohablante textos de la tradición occidental poco conocidos de autores de prestigio (así, por ejemplo, se han volcado al castellano una carta inédita de Savonarola o un fragmento del Libro del sabio de Charles de Bovelles), junto a diálogos con humanistas actuales, avances editoriales y artículos de opinión acerca de la temática de la publicación.