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Locke and Key se reactualiza en su edad dorada

Portada de Locke and Key The Golden Age.

Joe Hill y Gabriel Rodríguez nos vuelven a llevar a un mundo creativo e imaginativo.

Solamente los grandes maestros son capaces de crear obras repletas de imaginación y que funcionen narrativamente sin fisuras. Ahora mismo pueden venir a la cabeza nombres tan relevantes como el prestigioso Alan Moore con Promethea, Neil Gaiman con Sandman o Joe Hill con Locke and Key. Sin ninguna duda, estas obras han transformado, en cierto modo, el mundo del cómic fantástico. Por eso no resulta demasiado sorprendente que, antes o después, nos topemos con fusiones entre ambas (tal y como se suele hacer en la industria estadounidense en los denominados crossover).

Locke and Key The Golden Age (Panini) es una interesante fusión entre el mundo imaginario de Sandman y el de Locke and Key. Seguramente muchos de vosotros ya conocéis la famosa obra de Hill. Estamos hablando del desarrollo de unas ideas sobre la conformación de la imaginación humana, tanto en su aspecto formal como emocional. Digo esto, puesto que Hill nos muestra un conjunto de llaves que abren las puertas a cualquier mundo imaginario posible. Ahora bien, este creador nos había dejado una pregunta en el aire. ¿De dónde provienen esas llaves?

En The Golden Age se nos intenta mostrar los puntos originales de la historia. Efectivamente se nos aclaran algunos aspectos, pero todavía la historia no termina de estar completamente cerrada. Sin ninguna duda resulta complejo cerrar una narración que está tan pegada a nuestra propia naturaleza. Es decir, la narración de Hill resulta creíble por su carácter a medio camino entre lo realista y lo fantástico. Por esta razón, si se llegase a plantear un comienzo ¿dónde estaría el origen de la creatividad y la imaginación?

Página interior de la obra

El ser humano es eminentemente creativo e imaginativo. Gracias a ello busca soluciones a los problemas y es capaz de ir hasta el infierno para salvar a un ser querido. Además, la capacidad de creación e imaginación también está asentada en los miedos, en los terrores, en las posibilidades de destrucción más horribles. Esto somos nosotros, deidades y demonios, capaces de lo mejor y lo peor. Y, claro, esto es, precisamente, lo que se nos vuelve a mostrar en este trabajo. Un recorrido por diferentes elementos a los que se incorpora, en este caso, el mundo onírico y demoníaco de Sandman. Esto justifica algunos elementos narrativos planteados en la obra y converge con este otro mundo tan prestigiado.

En este trabajo, la narración visual sigue dependiendo de Gabriel Rodríguez. Esto otorga continuidad en relación con la obra central. Además, el trabajo está estructurado en viñetas amplias que permiten disfrutar del magnífico trabajo de este creador. El planteamiento de las páginas no es constante y se va adaptando a las necesidades de la narración escrita. De ahí que, si se necesita transmitir emociones en los rostros, las viñetas son algo más pequeñas. En cambio, cuando estamos ante momentos de acción o impacto, el tamaño se agranda. Además, precisamente en este tipo de viñetas más impactantes, se optan por composiciones más impactantes. En algunos casos vemos composiciones más verticales, mientras que, en otros, están ladeadas. Esto aporta un dinamismo especial al trabajo de Rodríguez unido a las capacidades imaginarias de la narración.

El trasfondo simbólico de la obra nos conduce entre lo trágico y lo dulce, entre el gore y la hermosura. Un juego de impactos de significaciones contrapuestas que atrapan y sorprenden al lector. The Golden Age es una obra sugerente y estimulante, pero carece del impacto de la primera. En la obra principal, la perversidad narrada, la sorpresa y la dulzura son tan grandes y están tan bien estructuradas que maravillan. En este caso, se juegan con los mismos elementos, pero no resultan tan llamativos. Mi sospecha es que, en esta ocasión, le falta ciertos elementos perversos al trabajo. No obstante, estamos ante una obra sumamente interesante y sobresaliente en su narración visual y notable en su narración escrita. De cualquier manera, si te gusta el cómic fantástico no deberías dejar pasar este trabajo.

 

Por Juan R. Coca

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