40 Festival de Otoño “expandido”: el arte escénico de 18 países en 31 espacios
Horacio Otheguy Riveira.
La vida del teatro, dentro y alrededor, en una expansión inusual para festejar el 40 aniversario del Festival Internacional de Otoño de Madrid, también con una decena de representaciones en otras ciudades españolas, abarcando nada menos que 31 municipios. Un esfuerzo titánico para exhibir funciones atípicas, creaciones que indagan en expresiones artísticas comprometidas con nuevas formas de integrarse en las cada vez más profundas grietas de la sociedad actual internacional.
El dramaturgo y director de escena, a su vez director artístico del Festival, Alberto Conejero nos escribe con la cercanía habitual en todas sus apariciones, y sus palabras bien sirven de “oberture” para el fabuloso despliegue de propuestas en estreno absoluto en nuestro país .
«Es un orgullo para mí y para todo el equipo poder presentaros la programación de una edición tan especial y queremos desde ya agradeceros el cariño con el que nos habéis acompañado estos años.
Para conmemorar el 40 aniversario del Festival, presentamos una edición “expandida”: por el número y diversidad de las propuestas, por el origen de éstas (18 países), por los múltiples espacios en que se desarrolla (31 espacios en toda la Comunidad de Madrid, de administración regional, estatal y municipal), con una decena de estrenos en España y una veintena en Madrid, y por ser la edición con más programación en municipios de las últimas décadas (13 municipios).
Es una programación que, por un lado, sirve de homenaje a la propia historia del Festival con la presencia de algunos de sus creadores “históricos” más celebrados y, por otro, nuevos nombres para el presente y futuro de nuestro Festival. No quiero destacar aquí ningún espectáculo ni compañía porque cada una de las creadoras y cada uno de los creadores que forman parte de esta edición configuran una constelación tan heterogénea como única. Durante las tres semanas de duración del Festival asistiremos sin solución de continuidad a un crisol de poéticas, lenguas, lenguajes, procedencias, etc. Es en la suma de lo diverso que el Festival de Otoño se hace único.
Queremos agradecer una vez más a todos los espacios y entidades que han colaborado de un modo u otro con nosotros, así como a todos los organismos, instituciones, colaboradores, embajadas, centros y amigos del Festival. Desde la Dirección Artística agradezco a todo el equipo del Festival su entrega y entusiasmo.
Confiamos en que disfrutéis de las 40 propuestas que os presentamos para celebrar nuestro 40 aniversario. ¡Buen Festival y por muchos años más!».
A Continuación, una breve selección para abrir boca:
FALAISE. Baro d’evel.
Falaise es una ceremonia inclasificable con la que sus creadores, Mateu y Decourtye, quieren “llevar al espectador por un laberinto interior, por un sueño lúcido”. Para ello trabajaron con el escenógrafo Lluc Castells con el fin de construir un espacio donde se abriesen diversos planos y los personajes pudieran dar saltos en el tiempo por distintos lugares de la historia. Como en Là, las paredes abren grietas por las que se entra y se sale, por las que se nace y se muere y se vuelve a renacer. Han vuelto a trabajar, una vez más, con María Muñoz y Pep Ramis, de la compañía Mal Pelo, para la puesta en escena, y han encontrado dos nuevos aliados que ahora, ya dentro, pareciera que estaban predestinados a habitar desde siempre esta troupe: Oriol Pla y Guillermo Weickert. Y ahí están esas palomas blancas y Txapakan, el caballo blanco que juega, trota y se tiende en torno a Camille. Y en el apartado dramatúrgico han vuelto a contar con Barbara Métais-Chastanier, que habla así de Falaise: “En la oscuridad de las cavernas, para los hombres el sonido era una brújula, la luz que les guiaba en la ceguera, el canto que iluminaba los muros. Para ubicarse, había que gritar. Para iluminar la oscuridad, había que cantar. Aquí también es así: gritan, buscan, andan a tientas. Avanzan lo mejor que pueden por el túnel de la época. Es difícil saber si están a los pies de la pared o en la cumbre del mundo, si la vida muere allí o si renace. Quieren salir adelante. Cueste lo que cueste. Son muchos. Es un rebaño. Es una multitud. Casi una familia. Y en los intersticios de un mundo en ruinas, inventan algo nuevo”.
Duración aproximada: 1 h 45 min (sin intermedio)
Año de producción: 2019
Idioma: francés, inglés y español (sin sobretítulos)
A partir de 8 años
*** *** ***
Fuck Me. Marina Otero
Duración aproximada: 1 h 10 min (sin intermedio)
Idioma: español
Año de producción: 2020
Público adulto
«Mi nombre es Marina Otero, soy la directora de este proyecto, pero esencialmente soy bailarina. Antes de empezar me gustaría contarles que recién salgo de un quirófano y todavía no sé bien cómo estoy acá hoy». Así empieza Fuck Me. Así vamos a conocer en Madrid y en España a esta funambulista que vive y trabaja en la misma cuerda floja y nunca sabes cuándo cae del lado de la realidad y cuándo de la ficción. Nacida en Buenos Aires en 1984, su trabajo se enmarca en un gran proyecto que ella bautizó como Recordar para vivir, con el que quiere construir una obra inacabable sobre su propia vida. La primera de las piezas del tablero se llamó Andrea, el nombre de una prostituta cuya biografía okupó -con k- Marina Otero. Luego vino Recordar 30 años para vivir 65 minutos. En esas dos obras la creadora se expresaba con la fiereza propia de una joven bestia de la danza, una danza extrema, violenta, brutal. Verla caer su cuerpo contra el suelo y estremecerse era un sobresalto que fascinaba y asustaba a partes iguales. Hasta que su cuerpo dijo basta. Una hernia discal múltiple la llevó al quirófano. Se quedó tiesa.Mientras se recuperaba tuvo que terminar la nueva pieza en la que estaba trabajando. Esa pieza era Fuck Me, año 2019. Lo que empezó siendo un solo, terminó entregándose a un grupo de seis hombres. Marina trabajaba a distancia, postrada en la cama, escribiendo como podía, mandando vídeos de las coreografías que hacía con sus primas y sus compañeras de cole en los 90 (“Me obsesiona la infancia, los 90, aquella estética, quería que los chicos se aprendieran esas coreografías, cuando lo de la coreografía a estas alturas es una cosa como ‘vintage’ en la danza contemporánea”), grabándose en audio, creando con todos los elementos en contra. Pero llegó al estreno, apenas 10 días después de salir del hospital, hizo tres funciones en el Festival de Teatro de Buenos Aires y llegó la pandemia que nos mandó a todos a casa y cerró todos los teatros. Han pasado dos años y de aquellas tres funciones, milagrosamente, salieron contratos para traer la función a Europa. Como ella misma reconoce, “la obra mejoró mucho, sin duda, el tiempo hace que lo sutil se vuelva más preciso, y yo represento ese estado del pasado, porque el dolor sigue en mi cuerpo, está tan dentro de mí que entro a escena casi sintiendo el mismo dolor que entonces”.
Bob o Nunca nadie: La questione del consenso. Quemar las Naves
Duración aproximada: 1 h 15 min (sin intermedio)
Idioma: español
Año de producción: 2022
El espectáculo hace uso de luces estroboscópicas
Colaboración Surge Madrid – Festival de Otoño
Ana contra la muerte. Gabriel Calderón
Duración aproximada: 1 h 15 min (sin intermedio)
Idioma: español
Año de producción: 2019
No sé si es posible generalizar en esto, pero a muchas personas les pasa: tener hijos es vivir con una sombra de temor constante, o dicho con mayor claridad, miedo a que se mueran. Y luego, cuando ocurre, nos sigue pareciendo tan antinatural que ni siquiera usamos una palabra concreta para referirnos al padre o la madre que ha perdido un hijo, no hay un ‘viudo’ o una ‘huérfana’ que lo nombre. Nombrar, ya lo sabemos, es convocar. Y esta obra, desde su título, convoca a la innombrable para echarle un pulso y se convierte, como ha dicho alguien en la prensa uruguaya, en una experiencia tan devastadora como imprescindible. Una obra de resistencia frente a lo inevitable escrita por un hombre que acaba de perder a su hermana de 35 años. Gabriel Calderón es ese hombre. En una entrevista dijo: “necesitaba distraerme en la teatralidad para no hundirme en el dolor”. Y escribió su obra dramatúrgicamente más convencional, a base de diálogos entre tres mujeres, sobre el calvario de una de ellas, Ana, que ve cómo su hijo se apaga enfermo de cáncer. Un desplazamiento poético para transformar el dolor en arte sin tener que contar directamente la historia propia.
La obra se escribió, se ensayó y se estrenó en 2019 en el Espacio Palermo de Montevideo. Otro periodista de allá escribía en aquel entonces que Ana contra la muerte “conmueve hasta la médula por su riqueza literaria, su madurez creativa, su síntesis conceptual y su contundencia emotiva. Estamos ante el estreno de una obra que, ni bien ceda la pandemia, seguramente recorrerá el mundo”. Pues bien, aquí está, en su recorrido por el mundo, haciendo parada en Madrid. Lo hubiera hecho igual, quizás, sin pandemia, pues Gabriel Calderón es ya, con el permiso de su amigo y compañero Sergio Blanco, un puntal del teatro uruguayo. Y no menos lo son las tres actrices que ponen voz y carne a esta obra: Gabriela Iribarren, Marisa Betancur y María Mendive, un dream team de la escena uruguaya que, juntas, cuajan un trabajo absolutamente conmovedor.
40 FESTIVAL DE OTOÑO: DEL 10 AL 27 DE NOVIEMBRE 2022
PROGRAMACIÓN COMPLETA EN LA FORMIDABLE WEB DEL FESTIVAL